Georgina Orellano: "Prohibieron las Casitas y los cabarets, pero las putas no dejamos de existir"

Así lo manifestó la activista por los derechos de las trabajadoras sexuales en Argentina. La Secretaria General Nacional de AMMAR estuvo en la provincia en el homenaje a las cinco mujeres que se negaron a acostarse con los oficiales asesinos de la Patagonia Trágica.

Hace cien años se producía en la Patagonia un hecho que marcó un quiebre: la Rebelión de las putas de San Julián. Cinco mujeres le dijeron que no a los soldados responsables de los fusilamientos a los obreros que participaron de las huelgas entre 1920 y 1922.



La Comisión por Las Putas de San Julián, un colectivo de militantes, organizaciones y áreas del Gobierno de Santa Cruz y de la municipalidad de San Julián comenzaron a reunirse hace un año para organizar este nuevo homenaje. Del mismo, participó Georgina Orellano, la activista por los derechos de las trabajadoras sexuales en Argentina y Secretaria General Nacional de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina).



Reivindicar la labor del trabajo sexual. Allí hace hincapié Orellano, quien dialogó con Radio Nuevo Día FM 100.9.



"Estuvimos en un nuevo acto recordando la valentía que atravesaron hace 101 años atrás las compañeras de San Julián. La idea es visibilizar que hace cien años atrás, las trabajadoras sexuales, con las pocas herramientas que tuvieron en su momento, pensaron la solidaridad como una respuesta a la represión", indicó.



En este acto, y a través de las diversas actividades que se generan, se destaca que la organización defiende los derechos e intereses de los trabajadores de la industria sexual, con especial énfasis en los derechos de las prostitutas, para quienes defienden la despenalización y regulación de su actividad. Está afiliada a la Central de los Trabajadores Argentinos.



"La mirada condenatoria hacia la profesión, contra eso luchamos y estamos organizadas. Somos parte de la CTA porque la lucha nuestra es de clases, por tener mejores condiciones laborales, salir de la clandestinidad, tener obra social, aporte jubilatorio. Nos hemos pensado como laburantes", aclaró Georgina.



Y con contundencia agregó: "La intención es poder dar la batalla cultural en los espacios donde se nos niega".



La activista, durante la entrevista, remarcó la libertad de poder elegir esta profesión, sin ser un estigma por la parte del cuerpo que está involucrada para ejercerla. "Son meramente cuestiones morales. Está bien que un trabajador explote sus manos, sus rodillas pero lo que hace ruido es la parte del cuerpo que la trabajadora sexual utiliza".



Trata y trabajo



Fácil o comúnmente, se asocia el trabajo sexual con la trata de personas. Sobre este punto Orellana aclaró: "Somos muy críticas como el estado, municipios y provincias pensaron políticas públicas para combatir la trata de personas. Nunca fueron escuchadas las compañeras que trabajaron en los cabarets, las whisquerías o Las Casitas. Cuando se les cerraron sus fuentes de trabajo, no se las escuchó. Ellas tienen sus historias. Siempre hay una idea y un imaginario de que nosotras somos víctimas. Mezclan lo que es trata de personas con el ejercicio sexual".



Y continuó: "Se piensa que cerrando el cabaret o prohibiendo La Casita, es la solución. Lo que potencia es la explotación. Cuando se cierra el cabaret o la casita, no es que nosotras desaparecemos, seguimos trabajando en la clandestinidad y mas vulnerabilidad".



Según Georgina "la prostitución es escuchar, contener, y además ofrecer un servicio sexual, pensado en el disfrute de manera diversa".



Elección consciente 



"Me reconozco como laburante. No creo que dándome una máquina de coser o una capacitación me van a modificar mi realidad. Yo quiero tener derechos laborales. Lo que a mí me pasó, fue por la clandestinidad de mi trabajo. Tienen que haber políticas públicas y escuchas del estado hacia quienes nos reconocemos como trabajadoras sexuales. La realidad es esa. Prohibieron las casitas, prohibieron los cabartes, pero las putas no dejamos de exisitir. No nos abolieron. El estado tiene una deuda con nosotras", remarcó La Secretaria General Nacional de AMMAR.



 


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