Vivían en Santa Cruz pero se mudaron a CABA por falta de clases
Cristina se instaló en Buenos Aires con los chicos, y su marido se quedó en Las Heras por trabajo. Enfocados en que ellos "puedan estudiar y tener un futuro", no lograron sostener el matrimonio a la distancia. "La educación es tan mediocre que te tenés que ir".
Cristina (45) vivía con su marido y sus dos hijos en Las Heras, Santa Cruz. Ella trabajaba en YPF, y él tenía su propia empresa de transporte vinculada al sector petrolero. Los cuatro no solo disfrutaban de un buen pasar económico, sino que, además, tenían un hermoso entorno familiar y de amigos que los hacía felices. Esa vida que lograron construir en el sur del país se destruyó por una razón completamente ajena a ellos: la falta de clases.
En 2017, cuando uno de los chicos empezó primer grado, apenas fue una semana a la escuela. Solo con lo que aprendió esos cinco días, comenzó el siguiente año, y eso significó un límite para la familia. Analizando cómo hacer para que "puedan estudiar y tener un futuro", tomaron una decisión tan difícil como definitiva: Cristina se instaló en Buenos Aires con sus dos hijos, y su esposo se quedó en el sur, para no perder su flota de camiones.
"No se lo deseo a nadie, la distancia no vuelve a reconstruir el matrimonio"
"Fue terrible para todos, pero más para mis hijos que eran chiquitos. Tuvimos la posibilidad de irnos para que puedan recibir educación, pero vivimos un duelo terrible, no se lo deseo a nadie, porque la distancia no vuelve a reconstruir el matrimonio", dijo Cristina.
Aseguró que no se arrepienten de haber decidido enfocarse en los estudios de los chicos, pero expresó su indignación por el drama psicológico y emocional que las familias patagónicas deben atravesar "por algo que corresponde por ley". "Estar los tres solos en Buenos Aires fue muy triste y muy difícil. Nos contuvimos un montón y tuve la fortaleza en su momento, pero no sé cómo lo hicimos", relató.
"La educación acá es tan mediocre que te tenés que ir, dejando a tus amigos y la vida que construiste. Las Heras, como otros puntos del sur, son lugares olvidados por el Estado que también se olvida de que la educación es un derecho del niño", consideró.
A pesar de que tuvieron la posibilidad de ir a la escuela en la Ciudad de Buenos Aires, no les fue fácil. Necesitaron tomar clases particulares "de casi todas las materias porque su base no servía para ningún progreso".
Sumado a la falta de clases por los reiterados paros de los docentes, otra situación complica el escenario: el estado edilicio de los establecimientos educativos. "Las escuelas se caen a pedazos, algunas ni siquiera tienen techos preparados para los vientos de la zona", contó Cristina.