INTA en Santa Cruz: el rol clave de sus sedes en la provincia y los proyectos que peligran
El INTA tiene presencia activa en varias localidades de Santa Cruz, donde desarrolla trabajos clave en producción ovina, gestión del agua y economía agropecuaria. Las sedes de Río Gallegos, Puerto San Julián y Caleta Olivia son referentes regionales.
La reciente decisión del Gobierno Nacional de transformar al INTA en un organismo desconcentrado -a través del Decreto 462/2025- no solo implica una pérdida de autonomía institucional, sino que pone en riesgo el funcionamiento de sus sedes y proyectos en Santa Cruz, donde el organismo tiene una presencia histórica y cumple un rol fundamental en el desarrollo rural y productivo.
Actualmente, el INTA en Santa Cruz tiene tres bases operativas: la Estación Experimental Agropecuaria de Río Gallegos y las Agencias de Extensión Rural en Puerto San Julián y Caleta Olivia. Desde allí, sus equipos técnicos e investigadores trabajan con productores, cooperativas, universidades y gobiernos locales para dar soluciones concretas a los desafíos del territorio.
En Río Gallegos, se ubica la principal estación experimental de la provincia. Desde allí se lideran proyectos vinculados al manejo del agua en zonas áridas, tecnologías para la producción ganadera en la estepa, y asesoramiento a pequeños y medianos productores agropecuarios. Además, funciona como centro de formación para becarios. Uno de ellos trabaja actualmente en líneas de investigación relacionadas con el agua, un recurso estratégico para el desarrollo productivo de la región.
En Puerto San Julián, la agencia local del INTA es una referencia en producción ovina, actividad clave para la economía de la zona centro-sur de Santa Cruz. Desde allí se brinda asistencia técnica directa, investigación en pasturas y recomendaciones de manejo adaptadas a un entorno de secano. Un becario especializado trabaja en estas temáticas como parte de su formación profesional.
En Caleta Olivia, la agencia aborda temas relacionados con la economía agropecuaria. Allí se analizan y optimizan modelos de producción, se acompaña a productores urbanos y periurbanos, y se evalúa la viabilidad económica de diversos sistemas productivos. Una becaria técnica en administración y economía rural colabora actualmente en este espacio.
El director del INTA en Río Gallegos, Fabio Moscovich, explicó que estos equipos no actúan de manera aislada ni responden a decisiones políticas. "Nuestro trabajo está guiado por consejos directivos colegiados, donde participan representantes de las provincias, productores, universidades y asociaciones como la Sociedad Rural o Coninagro", afirmó en diálogo con La Otra Gestión, programa que se emite en Radio Nuevo Día. Además, cada sede cuenta con un consejo asesor local que orienta las prioridades de intervención.
El INTA también forma parte de la Región Patagonia Sur, que incluye a Chubut y Tierra del Fuego, donde articula políticas públicas de desarrollo agropecuario. Las decisiones se toman en conjunto, y los cargos de dirección se designan por concursos públicos y abiertos, según remarcó Moscovich.
Sin embargo, con los recortes ya vigentes y la falta de renovación de vacantes, la planta de personal se ha reducido en más de 300 personas en el último tiempo, a lo que se suman otras 300 bajas por retiros voluntarios. La incertidumbre es aún mayor para los becarios, que se forman profesionalmente con el objetivo de ingresar a planta, pero ahora no tienen garantía de continuidad.
"El INTA ha sido clave para el desarrollo de las comunidades rurales, que muchas veces dependen de estas herramientas para evitar la migración y sostener la producción. Hoy todo ese entramado está en riesgo", concluyó Moscovich.