Solidaridad sin fronteras

"¿Qué une a un pediatra de Caleta Olivia con niños de Ruanda? La historia que emociona"

El doctor Pedro Sabando, pediatra del Hospital de Caleta Olivia, repasó en diálogo con el programa Rock and Frío de Radio Nuevo Día su camino en la medicina, desde sus inicios en Mar del Plata hasta sus misiones humanitarias en África.

Redacción Nuevo Día
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El doctor Pedro Sabando, pediatra del Hospital de Caleta Olivia, repasó en diálogo con el programa Rock and Frío de Radio Nuevo Día su camino en la medicina, desde sus inicios en Mar del Plata hasta sus misiones humanitarias en África. Con experiencias en la lucha contra el  cólera en Salta y en hospitales de campaña en Ruanda, adoptó a dos niños sobrevivientes de la guerra y sostiene que la verdadera ayuda se da sin esperar nada a cambio.

Vocación nacida en la infancia

Pedro Sabando creció en un hogar donde la solidaridad no se anunciaba: se practicaba. "Mi papá era tornero mecánico, mi mamá almacenera, y siempre ayudaban a vecinos y familiares sin siquiera usar la palabra ‘ayudar'", recordó. 

Aunque su pasión por el básquet casi lo lleva por otro camino, una imagen lo marcó para siempre: a los siete años vio en televisión a niños de Biafra con vientres inflamados por la desnutrición. "Sin saberlo, ahí empezó a trazarse mi destino", confesó.

Tras formarse como pediatra en Mar del Plata y pasar por El Calafate, desde 2019 trabaja en Caleta Olivia, donde dirige la terapia intensiva pediátrica. Pero su historia va mucho más allá de la Patagonia.

"¿Qué une a un pediatra de Caleta Olivia con niños de Ruanda? La historia que emociona"

De Salta a Ruanda: la medicina como puente

Su primera misión fue en 1993, cuando una epidemia de cólera golpeó a pueblos originarios en Salta. "Trabajábamos a 45 grados de temperatura, con gente que moría por falta de agua potable", relató. Esa experiencia lo acercó a la ONG Médicos en Catástrofe, con la que años después llegaría a Ruanda.

Allí, en plena posguerra, enfrentó un problema inesperado: aunque Naciones Unidas enviaba agua clorada para evitar gastroenteritis y cólera, la población la usaba para lavar la ropa. "Decían que tenía olor y gusto feo, y que preferían presentarse limpios para honrar a sus muertos antes que beberla", explicó. Ese choque cultural le dejó una lección: "El cambio no llega con una ley, sino hablando, entendiendo y respetando las costumbres".

Historias que cruzan continentes

En Ruanda, Sabando adoptó a dos niños: uno, huérfano de guerra y desnutrido; el otro, rescatado de un campo de refugiados. Hoy, uno vive en Francia y es ingeniero; el otro creció en Argentina. "Mi hijo en Francia les enseña a sus hijos que disfrutar también es estudiar. Esa mentalidad viene del sacrificio", contó.

Entre anécdotas duras -como hermanos que recordaban con humor compartir pasto por falta de comida- y reflexiones sobre la amistad y la ayuda desinteresada, el pediatra dejó un mensaje claro: "Dar una mano no es esperar algo a cambio; es cumplir con lo que uno tiene que hacer".

Producción:@pabloeduardomouesca - (Diario Nuevo Día)

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