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San Cayetano en Río Gallegos: fe, pedidos de trabajo y esperanza colectiva

Este 7 de agosto, en una jornada marcada por la devoción, vecinos de Río Gallegos se congregaron en el Santuario de San Cayetano para agradecer y pedir por trabajo, paz y salud. La fe y la esperanza unieron a cientos de personas que participaron de las actividades religiosas, pese al contexto difícil que atraviesa el país.

Redacción Nuevo Día
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El aire frío del invierno no impidió que desde anoche comenzaran a llegar los primeros fieles al Santuario de San Cayetano en Río Gallegos. Como cada 7 de agosto, la comunidad se reunió para honrar al patrono del pan, la paz y el trabajo, en una jornada que combinó emoción, recogimiento y esperanza.

La noche previa al día central estuvo marcada por la procesión desde la Parroquia San José Obrero, donde numerosos vecinos caminaron rezando el rosario hasta llegar al templo. "El santuario estaba colmado", relató Ángel Murúa en el móvil de Radio Nuevo Día, describiendo una escena atravesada por la fe: "Algunos venían a agradecer, otros con la angustia de no tener empleo, pero todos con una profunda confianza en que no están solos".

Durante la jornada, se celebraron varias misas. La más convocante fue la de las 20 horas, presidida por el Obispo Ignacio Damián Medina, con la presencia de fieles de distintos barrios y localidades cercanas. Desde temprano, se ofrecieron bebidas calientes a los peregrinos y se recolectaron intenciones y agradecimientos que fueron depositados en un libro ubicado a la entrada del templo.

Historias como la de un hombre desempleado que, tras asistir a toda la novena, consiguió trabajo días antes del festejo, conmovieron a los presentes. "Dijo que iba a seguir viniendo, con o sin trabajo, porque confiaba en Dios", compartió Murúa.

También se escucharon testimonios de vecinos que viven la fe de forma cotidiana. Miriam, una mujer jubilada que asiste al santuario desde hace 20 años, dijo emocionada: "Vengo a agradecer, pero también a pedir por los jóvenes. Uno de mis hijos tuvo que irse a Chile a buscar trabajo. Es duro, pero no hay que perder la fe".

La jornada concluyó con un mensaje claro: más allá de las dificultades económicas y sociales, la fe sigue siendo un refugio para muchos vecinos. El Santuario de San Cayetano volvió a convertirse, una vez más, en un espacio de encuentro, consuelo y esperanza compartida. (Fuente: El Diario Nuevo Día)

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