Una cabaña sobre ruedas: la historia de Ericka, Darío y su viaje desde el fin del mundo

Desde hace poco más de un mes, Ericka y Darío recorren el país en una casa rodante que ellos mismos transformaron. El vehículo, un Mercedes-Benz 1618 que bautizaron como "la cabaña móvil", fue adaptado con esfuerzo, paciencia y mucho ingenio durante tres años en Ushuaia, soportando las inclemencias del clima fueguino y las limitaciones económicas de la pandemia.

En diálogo con Javier Seveso en Rock and Frío (Radio Nuevo Día 100.9), contaron que esta aventura se gestó en plena cuarentena, cuando la imposibilidad de salir encendió nuevas inquietudes. "Fue una mirada introspectiva que se transformó en acción. Dejamos el alquiler, vendimos el auto y empezamos a construir esta vida distinta", relató Ericka. Darío, por su parte, recordó los viajes con su padre camionero y su pasión por las motos como antecedentes de esta decisión vital.

El colectivo fue comprado en Buenos Aires por Darío, quien lo condujo solo hasta Ushuaia sin experiencia previa. "Nunca había manejado un colectivo, fue mi escuela rápida. Las avenidas de Buenos Aires fueron mi primer desafío", explicó entre risas.

Ya en ruta, su perrito Toretto -bautizado en honor al personaje de Rápido y Furioso- se ha convertido en parte esencial de esta nueva vida, aunque sufre algo de ansiedad cuando el vehículo se pone en marcha. "Llora mucho, pero es un santo cuando estamos quietos. Lo amamos así como es", contó Ericka, quien también reconoció que Toretto inspira los talleres de educación canina que Darío dicta como una de sus fuentes de ingreso durante el viaje.

La pareja se sustenta con una mezcla de artesanías, talleres de primeros auxilios y clases básicas de conducta animal. No contaron con un gran ahorro para lanzarse a la ruta, sino que apostaron al día a día y a la solidaridad de la comunidad viajera, que -según cuentan- es clave: "Si no te ofrecen una herramienta, te brindan un mate. Esa ayuda y compañía constante son todo".

En su paso por Río Gallegos, Ericka y Darío compartieron que ya atravesaron algunas dificultades mecánicas, como en Puerto Madryn, pero también momentos mágicos, como cruzar el Estrecho de Magallanes con su casa rodante ya acondicionada, en una mañana de mar calmo y amanecer inolvidable.

"Vivimos con menos, pero vivimos más", reflexionó Darío, y destacó que cada día despiertan frente a un paisaje nuevo. Aunque el viaje recién comienza, ya cosecharon amistades entrañables en estaciones de servicio, plazas y redes sociales, donde comparten su experiencia y construyen lazos con otros viajeros de todo el país.

"Estamos en nuestro bautismo viajero, conociendo, adaptándonos, y sobre todo, viviendo el presente", concluyó Ericka. La historia de esta pareja, su cabaña móvil y su compañero de cuatro patas es un recordatorio de que otra vida es posible, si se la elige con convicción.

Colaboración: Gracias Claudia Pérez Fernández. (Diario Nuevo Día)