Economia

Para paliar la crisis, Impsa apuesta a la energía nuclear

Ya se hizo cargo de la Central Embalse en Río Tercero y tomará el proyecto Carem en el sur. Ambos le reportarán U$S 229 millones.


Como una especie de luz al final del túnel que
no disipa del todo una crisis de más de un año y varias licitaciones nacionales
frustradas, Impsa se aferra ahora a proyectos de energía nuclear en Argentina.
Luego de hacerse cargo de renovar equipos para Central Embalse en Río Tercero,
con un contrato de U$S 151 millones, se prepara a dar otro paso con el proyecto
Carem, de la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) que, más incipiente y
en el Sur del país, promete reportarle otros U$S 78 millones.


El ensamblaje del primero de los 4 generadores
de vapor concesionados a Impsa para Embalse comenzó el 30 de abril y es parte
de la extensión de vida útil de la central que cumplió 25 años. De 600
megavatios netos (abastecen la demanda de 4 millones de personas entre
Cuyo, región Centro, Gran Buenos Aires, Litoral y NOA) aumentará su potencia
6%.


Tan importante es la apuesta a emprendimientos
de este tipo de energía renovable para la nave insignia de Enrique Pescarmona
que terminó de construir una planta en su predio de la zona industrial de Godoy
Cruz. De allí saldrán los módulos rumbo a Río Tercero, en Córdoba, cuyo
presupuesto total es de U$S 700 millones, casi 5 veces lo que cobrará la
multinacional mendocina.


En cualquier caso, se trata de una bocanada de
aire fresco para las finanzas de Impsa, ahogadas tanto por falta de trabajo en
el país como de fondos de megaproyectos hidroeléctricos que sigue sin cobrar al
Estado venezolano (Tocoma), y Brasil (Santa Catarina), donde terminó en
convocatoria de acreedores.


El negocio de los generadores


Técnicamente, Embalse produce energía por fisión
nuclear, con uranio como combustible y agua pesada como refrigerante del vapor
que sale de los generadores construidos por Impsa, producto de elevar la
temperatura del agua a 300º que, a partir del intercambio de calor, termina por
alimentar una turbina que transforma la energía nuclear en eléctrica. Cada uno
contiene 3.530 tubos en U, más de 7 mil contados en pares, es un minucioso
diseño de ingeniería que exige máxima precisión.


"Es tan difícil como tratar de enhebrar un
hilo en nueve agujas. Pero gracias a algunas mejoras tecnológicas, con este
desarrollo se va a incrementar la potencia actual de Embalse”, explicó Leonardo
Catinelli, responsable de Calidad Nuclear de Impsa, respecto del proceso de
ensamblado de generadores, en el que se utilizan tubos metálicos de fabricación
nacional (FAE) y un generador nuclear provisto por la firma canadiense Babcock
& Wilcox.


Por otra parte, Carem, un proyecto de 25
megavatios eléctricos, marca el nicho con el que quiere diferenciarse de sus
competidores a la hora de salir al mundo: el de pequeños generadores nucleares,
de hasta 100 megavatios, para facilitar este tipo de fuente energética a países
con escasez de agua y sin viento, como algunos del sudeste asiático.


Junio, un mes clave


En tal sentido, el gerente comercial de la
firma, Jerónimo Majorel, destacó que Carem, con un plazo de ejecución de 3 años
"está en la etapa inicial, pero con contrato firmado para proveer recipiente y
dispositivos bajo normativa de primer nivel mundial. La energía nuclear ya
equivale a una parte importante del negocio para Impsa”.


Todo suma para revertir la crisis. Entre Tocoma
y Santa Catarina, la multinacional mendocina llegó a acumular una acreencia
cercana a U$S 900 millones, aunque la situación en el vecino país la llevó al
default y a una convocatoria de acreedores que debe resolverse en junio.


"Vamos a tener en cuenta lo que piden los
acreedores. Pero la consigna para negociar es que la mayor prioridad tiene que
ver con mantener operativa a la empresa. Si no, se muere”, vociferaba ayer un
alto ejecutivo de la empresa en comunicación telefónica con
representantes en San Pablo, acerca de las instrucciones.


Alrededor de U$S 200 millones de la deuda
global que debe reestructurar Impsa corresponden a préstamos bancarios. Cabe
recordar que, a diferencia de lo que establece la ley de Concursos y Quiebras
en Argentina, cualquier proveedor brasileño que se considere afectado por el
incumplimiento de una empresa puede recurrir a la Justicia para pedir su
quiebra; en el caso de la firma de Pescarmona, el juzgado de Sao Agostino dio
lugar a un concurso del que ahora intenta salir a flote.


Mientras tanto, pese a todo, en la nave
principal de la planta en Godoy Cruz, los tornos siguen dándole forma a
turbinas para la fase 6 de Tocoma. "Está previsto por contrato, pese a que el
incumplimiento de pago no nos obliga. Ojalá resurja cuando termine la crisis
del petróleo que sacude a productores como Venezuela y golpea el desarrollo de
energía renovable”, confió Majorel.





















 


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