La emotiva historia del albañil que construyó un cine para su pueblo

El documental "Un cine en concreto" relata cómo la pasión de un trabajador de Villa Elisa, Entre Ríos, lo llevó a construir una sala cinematográfica para sus vecinos en su propia casa. "Es un lugar para sacar a los chicos de la calle", dijo el protagonista a Crónica HD.

Cuando el último cine del pueblo cerró sus puertas, Omar Borcard, un albañil de Villa Elisa, Entre Ríos, le hizo frente a la nostalgia y construyó una sala propia sobre el techo de su casa para proyectar películas y rescatar una cultura que se había extinguido entre los vecinos.



Su pasión por la pantalla grande, a la que desde hace 19 años les inculca a los más chicos, inspiró a un documental argentino que ya fue visto en varios festivales internacionales. La historia indica que el hombre tardó 168 domingos en crear el espacio cinematográfico. En soledad, todo a pulmón, ladrillo a ladrillo, evitaba las pocas horas de descanso que tenía para cumplir con su objetivo. No sólo por amor al cine, sino también para darle a los jóvenes un espacio de contención: "Como siento una gran pasión, y yo veía que muchos niños necesitaban un lugar para ser acompañados, entonces decidí hacerlo", explicó Borcard, de 64 años, en una entrevista con Crónica HD.



Finalmente en 1996, después de tanto esfuerzo, colocó un cartel en la puerta de su casa donde presentó al flamante " Cine Paraíso", en homenaje a la clásica película italiana dirigida por Giuseppe Tornatore. Y es que su amor por las películas, que comenzó durante su infancia, cuando vivía en una colonia rural a 3 km de la ciudad de Villa Elisa e invertía las pocas monedas que ganaba como canillita para encerrarse en el Cine Mitre, es similar a la de Salvatore, "Toto", el protagonista del film.



Una gran cantidad de niños (ahora adolescentes e incluso adultos), crecieron y se culturizaron en un ambiente sano, gracias a la ayuda de este señor. Pero el tiempo pasó y las nuevas generaciones nunca dejaron de asistir a su sala, ubicada en la planta alta de su casa. "El año pasado trabajamos con una tarifa de 20 pesos. Pero en caso de que se trate de un chico carenciado, si no tiene plata, entra igual", argumentó Borcard, que junto a la ayuda de su esposa se encarga de tener en buen estado las 60 butacas que brillan desde cuando se estrenó. Además de poseer una muy buena relación con sus clientes.



"En el año abrimos 10 meses de 12. Ahora no porque hace mucho calor y no tengo aire acondicionado", señaló. Resulta que su espacio cinematográfico, al que considera "un lugar para sacar a los chicos de la calle", no recibe ningún tipo de subsidio, ni subvención del Estado. Hasta el año pasado, el municipio de su localidad le otorgó una pequeña ayuda económica (en marzo de 2018 cobró un total anual de $1000). Pero como ese ingreso dejó de existir, sus vecinos se solidarizaron con él y empezaron a realizar eventos a beneficio para recaudar fondos y poder sostener económicamente al establecimiento cultural.



La perseverancia de Borcard, que vive de una pensión, insertó su historia en la pantalla grande. Durante diez años, la cineasta Luz Ruciello siguió de cerca la vida del hombre y de su familia para mostrar en el documental "Un cine en concreto", que ya fue seleccionado en 20 festivales internacionales y que actualmente puede verse en el Gaumont.



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