Mendoza: Por qué Julieta Silva deberá volver a prisión

La Corte rechazó un recurso extraordinario federal interpuesto por la defensa, por lo que la mujer dejará la domiciliaria.

Julieta Silva, la sanrafaelina condenada a tres años y nueve meses por haber atropellado y matado accidentalmente al rugbier Genaro Fortunato (25), dejará la prisión domiciliaria y seguirá cumpliendo la pena en la cárcel.



Se espera que hoy el mismo tribunal que la condenó sea notificado y ordene la detención de Julieta. Entonces el expediente pasará a la órbita de un juez de Ejecución, quien ordenará que se ejecute efectivamente la sentencia de encierro. Pero, ¿por cuánto tiempo?



El próximo viernes, la mujer cumplirá 24 meses de los 3 años y 9 meses de condena y, por lo tanto, su estadía en la cárcel no se extenderá más allá de marzo de 2020, cuando entrará en fase de libertad condicional. Aunque antes podría recibir otros beneficios, como salidas transitorias.



Aunque esta hipotética situación podría variar si la defensa de Silva solicita en los próximos días al juez de Ejecución que siga cumpliendo la pena pero en su casa, como lo venía haciendo tras su condena. Si el juez hiciera lugar al pedido, la mujer estaría presa durante un par de semanas.



 

El largo camino judicial

Luego de que, en julio pasado, la Sala Penal de la Suprema Corte de Mendoza -conformada por José Valerio, Mario Adaro y Dalmiro Garay- confirmara la sentencia dictada por el Tribunal Penal Colegiado N° 1 de San Rafael, de 3 años y 9 meses por homicidio culposo, el abogado defensor Alejandro Cazabán presentó ante la Corte local un recurso extraordinario federal.



En este recurso -una suerte de solicitud para que el caso sea tratado por la Corte Nacional- Cazabán insistía con la absolución o bien con que se le diera una pena más baja a Silva.



 

El 31 de octubre pasado, la Sala Penal desechó el recurso presentado por el defensor, desestimando que el pedido fuera reiterativo y que no se había demostrado que la confirmación de la pena fuera arbitraria. 



Ante este panorama, el Código Procesal Penal establece que, tras el rechazo del recurso extraordinario federal, debe cumplirse la pena de encierro. Y esto es lo que pasará hoy porque, según informaron desde la Corte provincial, el tribunal recibirá la correspondiente notificación.



 

Luego de que el tribunal sureño conformado por Rodolfo Luque, Julio Bittar y María Eugenia Laigle ordene la detención, se sorteará un juez de Ejecución y un Tribunal de Ejecución que se encargue de tramitar y decidir sobre futuros pedidos del defensor. 



Es aquí donde Cazabán podría solicitar de nuevo la domiciliaria, primero al juez y luego a una Cámara. Otro camino posible (que no estaría considerado por la defensa) es presentar en la Corte Nacional una “queja”. En este caso, Julieta tendría que esperar una respuesta -favorable o contraria- en prisión. 



Esto significa que todos los caminos posibles desembocan en que la mujer vuelva a prisión, por algunas semanas o por algunos meses, pero nunca más allá de marzo del año próximo.



 

Un caso mediático

En septiembre de 2018, Julieta fue condenada por el Tribunal Penal Colegiado N° 1 de San Rafael a tres años y nueve meses de prisión y a ocho años de inhabilitación para conducir por el delito de homicidio culposo agravado.



El 9 de septiembre de 2017, en la puerta de “Mona Bar” de San Rafael, Silva atropelló a Fortunato. 



 

Para los jueces que la condenaron esto es lo que pasó esa fatídica noche: Julieta y Genaro (“que no eran novios sino que estaban viviendo un romance”, según los jueces) salieron del boliche “alcoholizados”: ella con 0,98 gramos de alcohol por litro de sangre; él con 1.80 gramos.



Abrazados, se dirigieron al Fiat Idea que ella había estacionado cerca de la disco. Al llegar al vehículo discutieron brevemente por una situación vivida dentro del local.



 

Ella decidió irse sola. “Alcoholizada, sin colocarse los anteojos para corregir su astigmatismo y pese a tener los vidrios empañados”, empezó a manejar con Genaro junto a la ventanilla tocándole el vidrio. Ella se fue hacia el Sur, mientras el joven corría a su lado durante unos cinco metros, hasta caer al piso desplomado.



Su cuerpo quedó acostado sobre el carril Oeste de la calzada, boca abajo, posición en la que quedó “probablemente a causa del golpe sufrido y el grave estado de alcoholización”.



 

Sin lentes, alcoholizada, con la visibilidad reducida por la nocturnidad y el alumbrado público defectuoso, con llovizna y niebla, con la calzada mojada, con los vidrios polarizados y empañados, Julieta se volvió a buscar a Genaro “por algún motivo” que no se pudo aclarar.



“Sin prestar atención suficiente, mirando hacia otro lado, buscando a Genaro en el lado izquierdo”, su conducta le impidió ver el cuerpo del joven que yacía aún en el piso.



 

“Sin activar el freno ni realizar acción evasiva alguna, lo alcanzó a un velocidad de entre 27,5 y 30 kilómetros por hora, arrollándolo y dejando su cuerpo alrededor de 3,30 metros, causando su muerte de manera inmediata por aplastamiento de cráneo”, según el fallo de primera instancia.



Los Andes


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