Politica Nacional

El Gobierno da señales a los sindicatos de que podría modificar Ganancias durante abril

Mientras los gremios más duros avanzan en el diálogo para volver a parar por 36 horas, la CGT oficialista mantuvo reuniones secretas en las que recibió la promesa de que se elevará el mínimo no imponible.


A riesgo de sonar extremo, el influyente
filósofo alemán llevaba bastante razón: una serie de reservadas reuniones con
lo más alto del poder K devolvieron a operadores de laCGToficialistala confianza en una muy pronta
corrección del impuesto a las Ganancias,el leitmotiv del concluyente paro
general del martes.


En el antes y
el después de la huelga, la doctora Kirchner y Kicillof sonaron igual de
cerrados a cualquier posibilidad de modificar ese tributo, que tal como está
hoy regulado reporta casi 100 mil millones de pesos anuales a las arcas del
Estado. Más, lo han considerado en su justa medida.


Sin embargo, tan fuerte es el lobby sindical ejercido sobre
la Presidenta y su ministro de Economía para que corrijan el impuesto, con el
argumento de que "resulta innecesario que Cristina siga pagando
un alto costo político"por
un tema solucionable, que estarían dispuestos a reconsiderar posiciones.Aníbal Fernándezy Carlos Tomada dan alas al intento.


Se considera, desde ya, que no hay tiempo ni ambiente para
que el Congreso vote una nueva ley tributaria. Ni hablar de abrir un debate
nacional que persiga una solución integral.El contencioso quedaría saldado con un parche; esto es, elevar el
actual mínimo no imponible de 15 mil pesos a una cifra que oscilaría entre los
18 y 20 mil pesos de sueldo.


Poco tiempo demandará saber si la central sindical
kirchneristavive de esperanzas o muere de
desilusiones.Si el
operativo en marcha llegara a buen puerto, la buena nueva sería anunciadaantes del 14 o 15 de este mes, que son las fechas que
manejan los gremios del transporte y las centrales de Moyano y Barrionuevo para
volver a reunirse y endurecer el plan de lucha contra el Gobierno.


Por carriles separados, aunque con matices, las expresiones
del sindicalismo opositor han adelantado quebarajan próximas huelgas de 36 horas, amén de ruidosas
manifestaciones en Plaza de Mayo.


Pero es obvio que si Cristina informara en breve una
adecuación del mínimo no imponible, más allá de alguna crítica puntual sobre el
carácter coyuntural de la medida, los mítines sindicales en pie de guerra
quedaríanvaciados de sentido;
como ya ocurrió a fines de 2014, cuando la Presidenta liberó a los medios
aguinaldos de pagar Ganancias por "única vez".


Cristina teme que una conmutación del tributose traduzca en una corrida al
dólar de los fondos liberadosy
que, además, ponga en peligro la propia financiación de los compromisos del
Estado. "Todo lo que le ingresa extra al trabajador argentinova directo al consumo,
además con la inflación no queda otra", dijo realista aInfobaeuno de los dirigentes
metidos en la difícil empresa de convencer a la Presidenta con ese
razonamiento.


Si la doctora Kirchner al fin bocha la idea, tampoco está
garantizado que el decreto de una quinta huelga contra aquella salga como por
un tubo. Los gremios del transportese lo van a pensar dos veces antes de volver a paralizar el país
para que termine adjudicándose los méritos el dúo Moyano-Barrionuevo,en una de sus calcadas conferencias de
prensa.


La última orilló lo desopilante. Fueron notorios los
malabares del dueto en cuestión pararetacearle el crédito a los gremios del transportepor la masividad que acompañó al paro,
en el que las dos CGT opositoras y laCTAde Pablo Micheli jugaron el papel de
meros actores de reparto.


Igual se presentaron como los grandes protagonistas de la
jornada, buscando imponer los tiempos con llamados a medidas de fuerza más
extremas, especialmente Barrionuevo. Fue una representación que pareció estar
de más:la foto del país parado había
dejado todo dicho.


El colectivero Roberto Fernández y el ferroviario Omar
Maturano, dos de los notorios de la central sindical del transporte (el otro es
el moyanista Juan Carlos Schmid) ya adelantaronreparos a un huelga de 36 horas.
Ponen como condición de un nuevo parate nacional que éste cuente conla aprobación y participación
de todas las expresiones del sindicalismo peronista, incluida la CGT
de Caló, de la que ambos huyeron hace tiempo.


El de la UTA y
el de la Fraternidad interpretan que el espacio transportista se ganó el
derecho a manejarse con autonomía. Se sienten con peso específico para
transformarse en arietes de la unidad y al mismo tiempo ser determinantes en la
edificación de una única CGT, al punto de empujar a uno de los suyos para que
la presida.


También saben los gremios del transporte queningún sector sindical puede
asegurar el éxito de un paro si no es con el concurso de ellos.Sugestivo, Maturano presenta hoy
alternativas al paro de 36 horas que adelantó Barrionuevo: "Se puede no trabajar
los feriados, y no hacer horas extras, hay que ver", dice.


"Pronto habrá una foto de la unidad en marcha",confió
a este medio uno de los negociadores, aunque aclarando que esas conversaciones
deberán incluir "la discusión del modelo de país que queremos, de otra
manera será perder el tiempo".


Más
cristinista que Cristina, Caló, que se resiste a la unidad cegetista, hizo
todos los deberes después del paro. Ensalzó al modelo vigente, adelantó su
apoyo a Diego Bossio como candidato a gobernador de la provincia de Buenos
Aires por el Frente para la Victoria y calculó en un "80 por ciento"
la asistencia de metalúrgicos a su trabajo el martes del paro, pese a gozar de
"libertad de acción".


¿Habrá
computado Caló las persianas bajas en Acindar, en Aluar, y el paro con
movilizaciones en los establecimientos del metal en Puerto Madryn y Comodoro
Rivadavia, entre otras localidades del sur del país?


 


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