Fernández se reunió con Lavagna, el hombre que quiere CFK para Economía

El encuentro fue el jueves, según se conoció ayer. Hablaron de la situación del país. Por ahora, el economista sería solo un asesor.

Alberto Fernández está decidido a sumar a Roberto Lavagna a su futura gestión en el gobierno nacional. Y aunque no sería como ministro ni ocupando ningún cargo oficial, lo quiere bien cerca asesorando en temas económicos, el área  donde más pone el acento el Presidente electo consciente de que la herencia que recibirá de manos de Mauricio macri será extremadamente difícil por la escasez de reservas en dólares y una crisis económica galopante.



Como reveló este domingo Joaquín Morales Solá en su columna dominical del diario La Nación, el economista recibió el jueves pasado en su casa del barrio porteño de Saavedra a Fernández durante una hora y media. El próximo ocupante de la Casa Rosada quería escuchar de primera mano su diagnóstico sobre la herencia macrista. Lo que oyó lo dejó muy preocupado, dicen. “Es más crudo que Alberto”, cuentan en la comitiva que lo acompaña por México. Lavagna es un crítico de la actual conducción desde el día cero. Durante los primeros tres años mantuvo más de un encuentro con Macri. Y no fueron positivos. 



 

Esa reunión, que no se informó oficialmente, duró unos 90 minutos, según trascendió. Y fue mientras en algunos medios empezó a circular una falsa noticia de que Fernández estaba internado en un sanatorio porteño. No era así: estaba conversando con Lavagna. 



¿Lavagna ministro?

Ayer, cuando trascendió este encuentro, empezaron las especulaciones sobre si el ex ministro de Economía de Duhalde y Kirchner será parte del gabinete de Fernández. 



Según reveló el diario Clarín, esto parece difícil. Pero no imposible: Lavagna es el candidato de Cristina Kirchner para conducir el área de Economía. La vida da sorpresas: es el candidato de la ex presidenta pero también del Círculo Rojo. En el Coloquio de IDEA de Mar del Plata, de hace menos de un mes, los empresarios más poderosos del país lo aplaudieron a rabiar y, en bambalinas, le pidieron que aceptara ser ministro. Él lo negó: “Presidente o nada”, dijo. Estaba en campaña. Después su performance electoral no fue buena, pero es un hombre respetado.



 

Los nombres de Fernández

El presidente electo piensa en figuras más jóvenes para ese ministerio caliente y que hoy es centro de cientos de conjeturas. ¿Hacia dónde irá el país? ¿Habrá reformas de fondo o maquillaje? ¿Logrará controlarse la inflación o se privilegiarán los salarios para que no sigan perdiendo frente a la escalada de los precios? ¿Se podrá arreglar con el Fondo Monetario Internacional? Apenas algunas preguntas.



El predilecto para Economía es Matías Kulfas, aunque convendría no descartar a Cecilia Todesca. Ambos acompañan a Fernández en la estadía en Ciudad de México. A propósito de los jóvenes: aunque se quedó en Buenos Aires, Santiago Cafiero, de 40 años, nieto del emblemático dirigente peronista e hijo de Juan Pablo, tiene todos los boletos para ser el jefe de Gabinete.



A Fernández, que reniega del marketing, lo atrae un número: los primeros 100 días de gestión. Cree que habrá que lanzar medidas para paliar el malhumor social y para demostrar que otro gobierno, más sensible, está en marcha. Y las maneja con tanta reserva como sus nombres para el Gabinete. “Se trata de un paquete de buenas noticias. Trabajamos todos los días en eso”, confirman en su entorno.



 

Quienes hablan con el futuro presidente aseguran que desde hace 15 días lo ven más tranquilo. Es la transición. Logró un buen diálogo con Macri -volvió a hablar por teléfono con él después de su encuentro del lunes en la Casa Rosada- y asume por lo bajo que la implementación de un cepo tan duro no es lo mejor, pero que ayuda a enfriar el dólar y la tensión en los mercados. Ya nadie duda de que Macri podrá terminar su mandato.

 



Hoy se reúne con el  presidente mexicano

Alberto Fernández visitó ayer en México la Basílica de la Virgen de Guadalupe, a quien le encomendó el “destino de nuestra querida Patria Argentina y de todos los pueblos de Latinoamérica”.



El presidente electo, quien estuvo acompañado de su pareja Fabiola Yáñez, fue recibido en la capital mexicana por monseñor Juan Raymundo Maya Paz, sacristán mayor de la Basílica, y por monseñor Salvador Martínez Ávila, rector del Santuario. En su dedicatoria en el libro de la Basílica, Fernández destacó la “inmensa alegría de poder visitar y encomendar a la Sagrada Virgen de Guadalupe el destino de nuestra querida Patria Argentina y de todos los pueblos de Latinoamérica”, se informó en un comunicado.



En su primer viaje al exterior luego de ganar las elecciones, Fernández se reunirá hoy con el jefe de Estado mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y con el empresario Carlos Slim, como parte de su agenda de actividades.



 

La reunión con el mandatario mexicano está programada para las 11 (14 en Argentina) en el Palacio Nacional, sede del gobierno de México, donde también almorzarán y, posteriormente, Fernández dará una rueda de prensa. Por la noche, asistirá a una cena con un grupo de empresarios mexicanos, entre quienes estará Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, dueño de la multinacional de telefonía América Móviles, entre otras empresas.



Habría un techo de 35% para precios y salarios

Los equipos de Alberto Fernández trabajan en una ley ómnibus semejante a la de Emergencia Económica que, en enero de 2002 y a la caída de la convertibilidad, sancionó el Congreso y pobló de poderes excepcionales al gobierno de Eduardo Duhalde. Útil a los fines más diversos, el régimen fue prorrogado de año en año hasta enero de 2017, o sea, rigió durante 16 ejercicios consecutivos.



Bajo el paraguas de esta Emergencia Pública podrían entrar aumentos de impuestos y rebajas de impuestos; ajustes fiscales; reformas financieras y cambiarias; pagos de la deuda y, al fin, todo aquello que habría necesitado la venia previa del Congreso. Por la misma puerta ingresaron, en tiempos de Duhalde, la pesificación de créditos y de tarifas; la desindexación de todas las operaciones; las retenciones a las exportaciones de hidrocarburos; la doble indemnización por despidos y la posibilidad de regular el precio de los alimentos.



Fernández debe decidir si quiere tirar de esa cuerda y cuánto, pero llegado el punto será imprescindible contar con la oposición. Cosa de acuerdos, Cambiemos maneja la primera minoría en la Cámara de Diputados.



 

Gente cercana al presidente electo, si no el propio Fernández, ya habría sondeado en la Corte el plafón que tendría una ley así. Sondeado quiere decir un juez importante del tribunal y del ala peronista.



También de la cocina interna es el peso que se le dará al Consejo Económico y Social, que intervendría en decisiones de política económica y controlaría su cumplimiento. La idea de arranque pasa por un acuerdo de precios y salarios, con una pauta común asociada al objetivo de achicar la inflación: el 35%. Se analiza un plus para los sueldos rezagados.



Habría eso y bastante más que eso, según cuentan fuentes privadas. Y suman un aumento del mínimo no imponible de Ganancias y una rebaja de los aportes patronales al sistema previsional.



Habría, entonces, una frutilla para la dirigencia sindical y otra para las centrales empresarias y ambas, a cargo del Estado nacional y de los estados provinciales. 

 


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