AÑo Electoral

¿Cristina Kirchner candidata a diputada?

Con la mayor reserva y desde lo más alto del poder, crecen los rumores de que la Presidente encabezará la lista de diputados nacionales por la Provincia de Buenos Aires. La necesidad de fueros, los nervios del peronismo, y cómo se modificaría el mapa electoral

Cristina Kirchner está logrando imponer en la campaña una idea que no se corrobora en las encuestas: que es la dueña y señora del destino de las elecciones presidenciales. Que según sus movimientos ganará un candidato u otro.



El paroxismo de esta tesis es la idea de que si todos los opositores no se unieran en una única oferta electoral el kirchnerismo podría ganar en primera vuelta, pese a que no hay una solo sondeo de opinión independiente que le otorgue hoy a cualquier de los varios postulantes K la posibilidad de semejante proeza. O lo contrario: que si todo el peronismo se juntara seria imbatible, lo cual constituye una herejía para el credo kirchnerista y un absurdo de la realidad porque debiera necesariamente incluir a Massa. Todo muy entretenido, pero demasiado teórico y más cercano a dibujos en mesas de arena que a la realidad del voto.



Sin embargo, en las últimas horas comenzó a circular en lo más alto del poder y en la máxima reserva, una movida en la que la Presidente podría influir decisivamente en las elecciones: que encabece la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires.



La iniciativa, en una rápida lectura, solucionaría, a priori, uno de las mayores necesidades que aquejaría a Cristina: contar con fueros parlamentarios que le permitan evitar las previsibles investigaciones judiciales que siempre tienen lugar cuando se terminan los mandatos.



Pero, por otro lado, significaría un cambio sustancial en el mapa electoral: un Presidente-candidato siempre ocupará la centralidad de la campaña. La cuestión a resolver, claro está, es el resultado.



Si el Presidente-candidato es Ricardo Lagos, quien dejó el poder en Chile con niveles cercanos a los 70% de aprobación, para el candidato a Presidente –Scioli o Randazzo en este caso- la invasión es una bendición. Pero ese, precisamente, no parece ser el caso de Cristina en este momento, mas allá de que los sondeos privados de las campañas del PRO y el FR le otorguen una imagen positiva superior al 40% (para que se entienda: son las encuestas las que trabajan las campañas y nunca se dan a conocer).



El tercer elemento es que la presentación electoral de la Presidente encajaría en el rompecabezas que repiten como una letanía varios quejosos caciques provinciales peronistas (en privado): que el plan original de los K es dejar ganar a Macri, convertir a Cristina en la jefa de la oposición, volver loco al nuevo gobierno e intentar volver al poder formal lo antes posible. Impecable en los papeles, pero después hay que verlo en la realidad. Y por otro lado, ¿respetará el peronismo a una líder que lo llevo a la derrota? Imposible de predecir.



Para Macri y/o Massa –para la altura de las PASO y del primer turno electoral se supone que la carrera por el liderazgo opositor, que hoy va ganando el primero, ya estaría resuelta- implicaría un sinceramiento de la elección que se convertiría tanto en un plebiscito sobre el pasado y la década ganada como en el futuro y la nominación de nuevo Presidente. Aquellas mismas encuestas privadas le otorgarían a una lista estelarizada por la mandataria un rocoso apoyo que podría llegar al 30% de las voluntades. El problema es que al ser rocoso no tiene posibilidades de aumentar. Es techo. Y deja al "otro" nada menos que el 70%. (infobae.com)

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