Mendoza-narcotráfico

Apogeo y decadencia de “La Yaqui”

La mujer, de 39 años, es viuda, madre de mellizos (6 años) y de tres mujeres adolescentes


La caída de Sandra Jaquelina Vargas fue abrupta: en poco tiempo pasó de ser la reencarnación de Pablo Escobar y de tener incluso un grupo armado de menores de edad denominados "angelitos" que respondían a sus órdenes, ya sea de comercializar estupefacientes o cometer asesinatos, a caer en prisión, donde estará por 15 años.


La mujer de 39 años, viuda, madre de dos mellizos de seis años y de tres mujeres adolescentes, que cada vez que fue fotografiada lucía caros conjuntos de ropa deportiva Adidas, peinados impecables y un maquillaje impoluto, el miércoles a última hora fue condenada a  prisión por liderar una banda que se dedicaba a la venta de estupefacientes y por ser coautora de este último delito.


El nombre de Sandra Jaquelina Vargas comenzó a circular por los medios de prensa en 2012. Primero se le comenzó a endilgar la "posesión de quiosquitos" del oeste de Godoy Cruz donde vendía marihuana y hasta se la acusó de matar a sus rivales de las maneras más crueles. 


Pronto su figura, que más parecía un fantasma comenzó a ser conocida y hasta se dijo que mandó a matar a tres periodistas que la investigaban, causa que fue archivada. 


La "Yaqui" formó pareja de muy joven con Cristian Gélvez Gatto  (47), asesinado en enero de 2014 en el Campo Papa poco después de salir de la cárcel. En realidad, hay quienes consideran que Gélvez lideró el negocio de la droga hasta que cayó en prisión y una vez desde la cárcel siguió con el negocio -no sólo entre muros, sino también afuera-, pero esta vez liderado por su esposa y por otra figura fundamental en la causa: su madre Nora Gatto (64), propietaria, condenada a 8 años.


El miércoles fueron condenados, junto con Vargas y su suegra, tres hermanas de Yaqui, un sobrino, considerado el líder de los angelitos. El único que zafó fue un hermano de la Vargas que terminó absuelto por el beneficio de la duda.


Cuando lo mataron a Gélvez, sus familiares prometieron venganza. Pero ya no contaban con esa especie de "protección" que su figura les daba. Eso, sumado a que la causa se politizó demasiado, hizo que fuera detenida de un día para otro cuando estaba en una casa prefabricada de San Luis. Cayó en marzo de 2014, y se hablaba de ella desde 2012. 


A la banda se le secuestró en cuatro años de investigación 180 kilos de marihuana. Pero lo que más la condena es la cantidad de bienes que tienen a su nombre y que no pueden justificar, ya que solo tienen una rotisería en el barrio Los Toneles. 


En treinta días la Justicia dirá cuánto dinero -entre autos, camionetas e inmuebles- pertenecían a la familia, cuyos integrantes declararon tener ingresos mensuales cercanos a los 2.500 pesos (salvo Gatto, que dijo entre 8 y 10 mil). Además se va a investigar a doce posibles testaferros.


 


Ahora, en la Justicia local


En Godoy Cruz, se la investiga por algunos delitos, como falso testimonio al intentar inculpar a un inocente por la muerte de su esposa y por asociación ilícita, entre otros delitos cuya instrucción aún continúa.




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