Mundial

Doloroso, difícil de asimilar, complejo: afuera del Mundial de Básquetbol, con justicia

Un análisis de la debacle argentina en Mar del Plata. Se perdió, de local, ante un marco maravilloso, para coronar una fase clasificatoria mediocre.

*Por Mariano Tagliotti (ex jugador Liga Nacional)



Lo tuvo a tiro, sí, 17 arriba, pero los problemas y falencias se vinieron todos de golpe y Dominicana operó con precisión de cirujano sobre la herida argentina. Campazzo, ese mago tan querible, perdió la rienda de una final, cerrando tres años de malas decisiones que en la élite, siempre, pasan factura.



Desde el banco no vino ninguna solución por parte de un Coach sin experiencia al cual le quedó grande el cargo.



A barajar y dar de vuelta, entendiendo, que se tocó fondo, primero, desde la cabeza dirigencial. Desde el 82’ no mirábamos por TV la fase definitoria.



UNA NOCHE FATÍDICA



Miren que no hay estadio con más mística en el país que el Polideportivo islas Malvinas de La Feliz. Se palpaba en las transmisiones los nervios, la ansiedad, ese revoltijo en el estómago de las grandes noches.



ES, aquel gigante embellecido, el hogar de gestas albicelestes como el Panamericano de 1995 con el Gallo Pérez incendiando redes y Osella metiendo gancho tras gancho.



Es, TAMBIÉN, LA LOCACIÓN PERFECTA para aquel título de las Américas en 2011 contra un Puerto Rico durísimo y un Brasil rocoso, de JJ Barea y Arroyo en su prime. Scola, aquella vez, hizo de todo, pero de todo de verdad, y se puso la bandera a cuestas para llevarnos a la victoria en finales de infarto.



Pero ya no están Ginóbili, ni Luifa, Prigioni está de saco y corbata, Nocioni relata (mal pero bien, con gracia y sensatez) partidos. Sigue Delfino, con cuatro décadas vitales en



el lomo, una foto descolorida de lo que supo jugar. Lo que hay, debió alcanzar, en ese carrusel endemoniado de jugadores que llegaban sobre la hora, medio desafiando a sus clubes, con esa rebeldía bien entendida y porque realmente la pasan bien compartiendo tiempo.



Las ventanas FIBA son un cachivache que pone a los jugadores, el principal valor y activo del espectáculo, en el sitio de ositos de peluche de Taiwán viajando en bodegas de barcos imaginarios. Es jodido también, venir, entrenar, ilusionarte, y después, del otro lado del océano, ACTIVAN y lo ves sentado en una platea. Ojo que eso también es jodido para un deportista, esa incertidumbre del ‘’van llegando los jugadores’’ y pueden caer más a …24 horas de una final.



Pocos levantaron la voz cuando Marcelo Tinelli, ese eterno millonario aburrido, se metió en nuestra sagrada competencia y la fagocitó a fuerza de talonario y soberbia. Un país campeón olímpico en básquetbol terminó jugando sus finales a las once de la mañana, casi al completo afuera de la agenda informativa. Se hicieron todos los boludos porque estaba la chance de que el Cabezón de Bolívar active un hueso y después se rasgaron las vestiduras como Santander, que despertó a la pesadilla cuando Marce le clavaba el visto.



SIN COMPETENCIA MADRE NO HAY FUTURO

Los agentes de básquetbol, obsesionados por meter a sus representados en la NBA, BUSCANDO El Dorado que sólo logró Manu, fueron cosechando corte y fracaso, corte y fracaso, desde Campazzo hasta Lapro, pasando por Deck, Brussino, Garino, Vildoza.



La NBA te recibe el talento, y te devuelve jugadores de vóley. De rol, sin confianza, desgastados, heridos. Europa te los acomoda, pero después ya no es lo mismo, como una copa que se rompe y se la recauchuta bien. Lo de Facu es paradigmático en ese sentido, porque le entregó sus tres mejores años a la picadora de carne yanqui, que nunca se tomó un segundo en comprenderlo, y lo depositó como mercadería dañada en los Balcanes.



EL CUERPO TÉCNICO NO ESTUVO A LA ALTURA, NI ANTES NI DESPUÉS. CHE GARCÍA es un tipo que se siente cómodo tocando el violín en la cubierta del Titanic, por eso en Venezuela es héroe nacional, el brío y el desmadre caribeño van con la personalidad de un ser inclasificable, pero un bicho voraz en el banquillo.



Sí, te puede llegar en condiciones higiénicas patéticas a un entrenamiento o no llegar, oliendo a cualquier cosa menos a sábanas limpias, como pasó, oh!!, en Mar del Plata hace unos meses atrás, que le costó el puesto porque Campazzo y Delfino le soltaron la mano en respeto al legado histórico de la Generación Dorada de que con la Selección no se jode. Néstor amasó el rencor, lo masticó, le probó el gusto amargo y terminó, tras una remontada brillante, gritándole en la cara a 15 mil argentinos que él es un depredador de este deporte, y Prigioni y Leo Gutiérrez, en el banco, durmieron la siesta más prolongada de los últimos 41 años del deporte de la naranja, más inocentes que



Lassie embebida en Alplax, y nos quedamos sin la cita deseada en el este asiático. El cuerpo técnico que miró para otro lado, y sin código, se quedó con el conchabo a pesar de que descabezaron el equipo de laburo, también recibió el ticket largo de la venganza…



Si ya el problema era complejo, ahora, lejos de las luces de los grandes eventos, va a profundizarse, porque una estructura gigante (que YPF, empresa nacional, se encargó de sostener a la altura de la hora) siempre ve diezmada su marca ante la ausencia en el foco de atención que es un Mundial, y unos Juegos Olímpicos que aparecen chiquitos en el horizonte.



Es un FRACASO AL COMPLETO, y mirar para otro lado, desde la cúpula dirigencial, hará que en el futuro esta crisis parezca un buen momento. Llega el momento por fin, de Victoriano a los mandos, probado y chequeado en cancha, sostenido por un gabinete de profesionales a la altura de la circunstancia. NO SE PUEDE IMPROVISAR MÁS CON UN ROLLING STONE SEXAGENARIO(García), QUE NOS LLEVÓ A LA PUERTA DEL CEMENTERIO y de ahí hubo que remar en dulce de leche, para después reemplazarlo con un monaguillo que tiene miedo de discutirle decisiones al Cura.



Ya se nos fue de las manos la Liga, que hoy ve partir a sus hijos más talentosos a Chile, Bolivia, Ecuador, Uruguay o Venezuela. Se perjudicó la sagrada estructura de una Selección que SIEMPRE fue ejemplo de cara al resto de los deportes. Le fuimos dando a la NBA un montón de jóvenes que apagaron el brillo de su mirada porque los subestimaron y depreciaron.



AHORA, hay que armar un plan de trabajo superador para volver a estar en el sitio que nos ganamos a pulso entre todos. Y que perdimos, entre todos, especialmente, diciendo ‘’yo no fui’’.


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