Automovilismo Internacional

A 43 años del cartel y la desobediencia de Reutemann que le costó un campeonato de Formula 1

Lole se adjudicó el 29 de marzo de 1981 el Gran Premio de Brasil, pero antes ignoró un cartel de su escudería que le pedía que cediera su posición de líder a su compañero Alan Jones.

El santafesino Carlos Reutemann alcanzó el 29 de marzo de 1981 una de sus victorias emblemáticas en la Fórmula 1 cuando ganó el Gran Premio de Brasil, pero también generó un acto de desobediencia en la escudería Williams que a la larga le terminó pasando factura. El piloto no fue defendido por su equipo en situaciones que fueron muy discutidas, como la carrera de Kyalami que ganó, pero no fue considerada oficial.

A 43 años del cartel y la desobediencia de Reutemann que le costó un campeonato de Formula 1

A 40 años de ese triunfo, la mayoría de los seguidores de la máxima categoría automovilística son conscientes de que ignorar ese cartel "Jones-Reut", en las últimas vueltas bajo la lluvia en Jacarepaguá, le costó al Lole ser menospreciado a futuro por su propio equipo.

"Hubo una decisión estratégica del equipo que hace que yo pierda el campeonato", diría después el fallecido senador, en referencia a lo ocurrido en octubre de ese año, cuando no ingresó en los puestos puntuables en el Gran Premio de Las Vegas y le sirvió el campeonato al brasileño Nelson Piquet, por apenas un punto.

Este acto de rebeldía le costó el campeonato a Reutemann, ya que se decidió por un punto de diferencia en la última carrera en la cual el Lole no tuvo el apoyo de su equipo.

Por ese incidente la relación se rompió. Las victorias en Bélgica y Sudáfrica le permitían al Lole mantener esperanzas en el campeonato, pero la FIA no dio por válidos los puntos de la carrera de Kyalami -no la consideraron oficial-, ante la protesta de Ferrari que no había participado de la carrera. Este fue un golpe para el Lole que vio que se le esfumaban los puntos de su victoria.

La carrera

El piloto carioca, hoy con 72 años, había marcado la pole en el trazado de Río de Janeiro, con su Brabham BT49 C. El Lole, con Williams, obtuvo el segundo lugar, mientras que la segunda fila se ordenó con el australiano Alan Jones, compañero de Reutemann en Williams y campeón mundial por esos años, además del italiano Riccardo Patrese (Arrows).

El domingo amaneció con lluvia y la carrera, pautada a 78 giros, se largó con agua. Piquet, confiado en que la lluvia cesara, arrancó con cubiertas lisas (slicks), mientras Reutemann lo superó y tomó la punta con determinación.

Lole, que durante esa temporada en la Fórmula 1 también ganaría el Gran Premio de Bélgica en Zolder, mantuvo una ventaja oscilante entre los 3 y 8 segundos sobre su compañero de equipo, el australiano Jones.

A falta de siete vueltas para el cierre, desde el box de Williams se mostró un cartel singular: "Jones-Reut". La decisión de equipo, entonces, estaba clara.

Pero Reutemann ignoró la petición y se alejó de su escolta alcanzando así su segunda victoria oficial en el mismo trazado (la primera había sido en 1978, al comando de una Ferrari).

"No vi el cartel", manifestó Reutemann, apenas bajó del automóvil, según consignó revista El Gráfico, que contó con un enviado especial para la competencia.

Jones, enojado con la postura que había tomado su compañero, dejó su Williams en boxes, se cambió en el motorhome y no acudió al podio de festejos. Entonces, Reutemann, con gesto adusto y de preocupación, solo tuvo la compañía del italiano Patrese, que había llegado en la tercera colocación en ese Gran Premio brasileño.

Lo cierto es que la bronca entre los dos pilotos de Williams de esos años ya venía de la anterior competencia, en Long Beach, en el arranque de la temporada 1981. Mientras intentaba superar a un rezagado (Marc Surer, con Ensign), Reutemann se desconcentró en una maniobra, dejó un hueco y Jones aprovechó para rebasarlo. De este modo, el campeón mundial 1980 inició la edición siguiente con triunfo.

"En el contrato estaba escrito que no nos podíamos pasar. Y (Alan) Jones lo hizo", se quejó amargamente el santafesino. Por eso, lo de Río de Janeiro pareció un auténtico 'pase de facturas'.

Reutemann jamás sintió arrepentimiento por lo sucedido esa tarde bajo la lluvia. "Cuando pienso en esa carrera recuerdo cuando era chico y debía hacer 10 kilómetros a caballo para ir a la escuela Nª 572, de Manucho, en Santa Fe", evocó tiempo después en una entrevista.

Esta nota habla de: