"Cientificidio": la impactante movilización de científicos del Conicet en todo el país inspirada en El Eternauta
Una de las principales se dio en el Polo Científico de Palermo, reclamaron contra la decisión del gobierno nacional de desfinanciar la actividad
Eternautas multiplicados como clones de laboratorio: con una serie de marchas en distintas ciudades del país y con epicentro en el Polo Científico del barrio porteño de Palermo, miles de investigadores -muchos de ellos, caracterizados como el personaje de Juan Salvo- se movilizaron en contra del "cientificidio", la decisión del gobierno nacional de paralizar casi a cero toda la investigación científica del país.
Convocada por la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología junto con la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt), entre otras organizaciones e instituciones, los científicos se reunieron esta tarde desde poco después del mediodía, leyeron un documento y se unieron en abucheos contra distintos funcionarios del Gobierno que ejecutan esta política.
Al igual que en la exitosa serie de Netflix, el lema fue "Nadie se salva solo", a lo que se agregó la consigna "una nieve tóxica destruye la ciencia y la universidad". La protesta es porque desde diciembre de 2023 la actividad del Consejo Nacional de Actividades Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Agencia Nacional de Promoción Científica que solventa proyectos de distinto tipo -desde cáncer hasta agricultura familiar, pasando por la resistencia a los antibióticos- prácticamente dejó de funcionar: no hay nuevos ingresos a carrera, ni siquiera los evaluados y aprobados, a lo que se suma el deterioro salarial que sufren todos los empleados del Estado nacional que llega hasta el 40%.
Además de la porteña, hubo marchas en otras 14 ciudades que tienen institutos del Conicet, como Córdoba, Rosario, Mar del Plata y Comodoro Rivadavia, entre otras.
"El sistema científico y tecnológico nacional está amenazado hoy como nunca desde la recuperación de la democracia", dice el documento que leyó la investigadora Andrea Gamarnik. "Nos encontramos en un punto de no retorno: transcurridos ya 17 meses del actual gobierno nacional, el sistema científico padece una situación crítica que costará muchísimo revertir", agregó la científica del Instituto Leloir, de destacada participación durante la última pandemia.
Entre las acciones del gobierno de Javier Milei contra la ciencia nacional que enumeraron, incluyeron la interrupción total desde diciembre de 2023 de las designaciones de las personas que ya habían sido seleccionadas para entrar a la carrera; la virtual desaparición de la Agencia Nacional de Promoción Científica, que constituía el corazón del financiamiento de investigaciones científicas y tecnológicas, además de otros programas que tenía el Ministerio de Ciencia, ahora degradado a Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología. Además, se despidieron más de 1500 personas, lo que genera que algunos subsidios se caigan solo porque no hay gente que ingrese ciertos pedidos en el sistema.
Ánimo
Entre los científicos participantes de la marcha imperaba la desazón por el vaciamiento de un sector del que el país solía estar orgulloso por sus Premios Nobel, sus investigaciones de punta, el prestigio de sus científicos, y los aportes a la industria y el agro, entre otros rubros.
"Estamos trabajando muy por debajo de nuestras posibilidades, arreglándonos con lo que tenemos, algunos subsidios de afuera, y compartimos reactivos y máquinas, pero hay líneas de investigación que se están rompiendo", dijo a LA NACION Manuel de la Mata, investigador adjunto del Conicet en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Ifibyne) de Ciudad Universitaria. En su caso, tiene un subsidio obtenido en el extranjero, pero en dos años se le acaba y no sabe cómo va a seguir, incertidumbre que se traslada a los becarios.
La científica molecular Anabella Srebrow, profesora de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y vicedirectora del Ifibyne, contó que la situación se asemeja a "consumirse el contenido de una heladera que no se repone: cuando se acaba, se acaba. Hay equipos que costaron miles de dólares que no se puede ni soñar con reparar cuando se rompen o cumplen su ciclo de servicio".
"El cientificidio es un hecho, no es un plan", añadió Nicolás Rendtorff, secretario de ciencia y técnica de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), también presente en el acto de Buenos Aires. "La fuga de cerebros es algo que ya está sucediendo y en un par de años se verá cómo se caen todos los índices de productividad del sistema en cuanto a papers, patentes y demás, lo que hará que no se puedan afrontar desde el conocimiento aspectos críticos de la agenda nacional", agregó.
Por su parte, Mariana del Vas, investigadora del Conicet en el INTA Castelar, suma el desfinanciamiento particular de la institución que trabaja en tecnología agropecuaria. "Es una situación desesperante", dijo. Apuntó que lo que hacen muchas veces es importante para la estructura productiva del país y que no se puede comprar en el exterior simplemente porque no existe.
Del Vas trabaja como viróloga en la investigación de una enfermedad que ataca al maíz y le produce enanismo; se llama Mal de Río Cuarto y nadie más en el mundo la investiga porque solo se da en la Argentina. "Si no lo hacemos nosotros en el INTA, no lo hace nadie. Y lo mismo con otros colegas que investigan en girasol, trigo, soja y enfermedades del ganado vacuno, de los cerdos y las aves que son propias de la Argentina. Todo eso puede perderse"; concluyó.
Fuente: La Nación