El Congreso avanza con proyectos que el Gobierno ya prometió vetar
La oposición impulsa proyectos clave que el Gobierno ya anticipó que vetará, como el financiamiento de universidades y el hospital Garrahan. Las señales del Congreso marcan una creciente dificultad para sostener el equilibrio político y fiscal, en un escenario de tensión con los gobernadores.
El Congreso volvió a mostrar su fuerza esta semana, dejando en evidencia las dificultades del Gobierno nacional para sostener el equilibrio político en medio de un contexto complejo. Dos proyectos sensibles -el financiamiento del Hospital Garrahan y de las universidades- avanzaron con apoyo mayoritario en Diputados, y podrían llegar al recinto el próximo miércoles 16 de julio.
Aunque la Casa Rosada ya adelantó que vetará ambas iniciativas por "comprometer el orden fiscal", las votaciones recientes indican que no tiene los números necesarios para sostener ese veto. En el caso de las universidades, solo 68 diputados votaron en contra; y en el del Garrahan, 66, muy por debajo de los 87 necesarios.
La falta de diálogo con los gobernadores -que fueron claves para garantizar el quórum en la última sesión- empieza a pasar factura. Mandatarios como Llaryora (Córdoba), Frigerio (Entre Ríos), Jalil (Catamarca), Zdero (Chaco), Weretilneck (Río Negro) y Figueroa (Neuquén), entre otros, aportaron diputados que facilitaron el avance legislativo. El reclamo por fondos para obras públicas y servicios esenciales sigue sin respuestas concretas del Gobierno.
En el Senado, el peronismo también acelera. Unión por la Patria pretende sesionar el jueves 10 de julio para tratar tres proyectos que ya cuentan con media sanción: moratoria previsional, ley de discapacidad y un aumento en las jubilaciones. Todas son iniciativas que también enfrentan la promesa de veto presidencial.
Desde el bloque que lidera José Mayans comenzaron a sondear cuántos senadores estarán disponibles, aunque el feriado del 9 de julio complica el panorama. La vicepresidenta Victoria Villarruel tiene en sus manos la posibilidad de aceptar el pedido de sesión, aunque podría retrasar la convocatoria.
En este escenario, el oficialismo deberá retomar con urgencia el trabajo político dentro del Congreso. La fragilidad para sostener vetos, el descontento de los aliados y la presión de la oposición configuran un panorama de alerta para el Gobierno, que ya no puede postergar la construcción de nuevos acuerdos.