El Gobierno busca impulsar el consumo que cayó estrepitosamente

En el mes pico de la segunda ola, el consumo dio nuevas señales de caída. Se espera un nuevo repunte durante el segundo semestre, pero la primera mitad del año dejó señales negativas en cuanto al factor clave de la demanda. El salario real, el gasto fiscal y lo sanitario, las claves.

En mayo, mes en el que se observó el pico de contagios de la segunda ola de Covid-19, el consumo en supermercados cayó 2,6% interanual. El efecto de la pandemia sobre las decisiones de movilidad y de gasto de los hogares se sumó, además, a una caída del salario en términos reales y al ajuste fiscal de principios de año. Para el segundo semestre se espera un rebote del consumo, de la mano de las nuevas paritarias por encima del 40%, el impulso fiscal que arrancó en junio y la aceleración en el plan de vacunación.



Los números de consumo en supermercados fueron publicados por el Indec a través del informe de la Encuesta de  Supermercados y Autoservicios Mayoristas, correspondiente a mayo. Respecto al pozo de mayo del 2019, las ventas en el mismo mes del 2021 se ubicaron 2,3% por encima. En comparación con el 2018, mes en el que se iniciaba la debacle cambiaria que dominó a la segunda mitad del mandato de Cambiemos en el Gobierno, en cambio, registraron una contracción de 11,5%.



Por su parte, las ventas en autoservicios mayoristas tuvieron una mejora de 7,6% en la comparación interanual durante mayo. Eso implicó una desaceleración respecto a la suba de 14,9% que se había registrado en abril.



Tres factores conspiraron contra la recuperación del consumo, que venía siendo muy lenta e incipiente, a lo largo de la segunda ola de contagios: la caída del salario, que fue de 0,7% entre diciembre y abril y que tuvo también un flojo desempeño en mayo (los salarios de trabajadores estables cayeron 2% real en el mes); las propias restricciones para evitar la propagación de la enfermedad; y el ajuste fiscal que predominó en los primeros cinco meses del año.



Desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), señalaron al respecto: “Para garantizar el acceso a los alimentos básicos en enormes sectores de la población, hoy no hay otra alternativa que las transferencias realizadas por el Estado. El posible techo a la recuperación lo ponen los salarios actuales y las políticas de ajuste que sigue pregonando la oposición e intentarán imponer a través del FMI”.



Además, señalaron que hay un dato interesante en la gran diferencia que se observa en la recaudación ligada al sector externo y la vinculada al interno. Mientras los primeros impuestos registran una contracción de 32,9%, los segundos una de 17% en lo que va del año, respecto al mismo período de 2019, lo que da cuenta del impacto negativo del consumo en la actividad. También se ve en lo superior que es la caída de 17% de los impuestos del mercado interno respecto a la de la actividad, de 3,4%.



Y la misma segunda ola tuvo su efecto: “Si analizamos el comportamiento mes a mes, advertimos que las medidas de restricción hacia fines de abril y principios de mayo interrumpieron un proceso que venía achicando la distancia con los valores prepandemia. En los meses de marzo y abril de 2021, la recaudación del IVA-DGI estaba un 13-14% por debajo de la de 2019. Pero, tras el impacto de la segunda ola, volvió a estar 20% por debajo en el mes de junio”.



Además, agregaron: “El retraso de la recaudación frente a la mayor actividad refleja el retraso en el consumo. Parte de la reactivación se explica por la recomposición de los stocks que se consumieron durante 2020. Sin embargo, no toda la producción tuvo salida por los mostradores al final de la cadena y eso da la pauta de lo importante que es todavía tener una activa política de ingresos. Esto también permitirá contar con más recursos fiscales a futuro para llevar adelante las obras de infraestructura y políticas redistributivas pendientes los últimos años”.



Cabe destacar que, además de la aceleración en el plan de vacunación, a partir de junio ya se observó un fuerte incremento en el déficit fiscal, de la mano del impulso previo a las elecciones encarado por el Gobierno, y también un cambio de tendencia en la dinámica del salario. “Vale decir que a mayo el impacto del cierre de las negociaciones paritarias era todavía menor y posiblemente esta dinámica se revierta en los próximos meses”, señalaron desde LCG en referencia a la caída del salario real por cuarto año consecutivo.bae.com 


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