Adoptaron cinco hermanitos que no querían separarse

Una pareja adoptó a cinco hermanitos que buscaban permanecer juntos y no separarse. Ahora, su hogar de dos pasó a ser una familia numerosa, con  chicos de 15, 13, 11, 10 y 8 años.

Sofía Pizzi y Alejandro Segura deseaban agrandar su familia, pero en 2017 recibieron un diagnóstico de infertilidad, por lo que decidieron ir por otras vías y hoy son papás de cinco.



La mamá Sofía Pizzi es santiagueña, contadora pública y consultora de empresas, y el papá Alejandro Segura es catamarqueño y desarrollador de softwares. Ambos tienen 41 años, viven en Córdoba y están juntos desde hace seis.



En 2017 quisieron formar una familia, pero luego de un año llegaron a un diagnóstico de infertilidad. “Hicimos más estudios y ahí los médicos nos dijeron que había grandes chances de poder lograrlo, pero para ese momento ya hablábamos de adoptar”, cuenta Sofía.



Entraron, entonces, a “un mundo desconocido”: empezaron a participar de grupos autogestivos, a leer entrevistas, a hablar con personas que habían adoptado.









Cuando ya estaban decididos a una disponibilidad adoptiva de tres niños, y no más, “leyeron a sus hijos”: buscamos familia para cinco hermanos/as de  12, 11, 9, 8 y 5 años de la Ciudad de Buenos Aires.



El Gobierno de esa ciudad organiza Convocatorias Públicas cuando ningún regitsro de aspirantes a la adopción del país da respuesta positiva a las búsquedas de familias para cada niña, niño y adolescente que espera. En general se trata de niños, niñas y adolescentes mayores de 10 años, grupos de hermanos o con alguna situación compleja de salud.



Después de pensarlo, analizarlo “y no dormir durante noches”, Sofía y Alejandro se postularon para adoptar. Lo hicieron el último día de inscripción, el 21 de septiembre de 2019.



“Muchos adultos tenemos el deseo de ser padres, pero todos los niños tienen el derecho a tener una familia, un ámbito familiar”, dice Sofía.

Como la pareja no estaba inscripta en el RUAGA de su provincia, Sofía y Alejandro fueron evaluados por un equipo que conocía a los niños, que sabía qué tipo de familia necesitaban, qué tipo de contención.



Las entrevistas, para las cuales Sofía y Alejandro tuvieron que viajar a Buenos Aires, duraron una semana entera.

En noviembre, entonces, Sofía atendió el llamado que les confirmó la noticia.



Eran ellos los elegidos. “Fue como el Evatest, de golpe éramos papás de quintillizos”. Después de ese llamado tuvieron la primera audiencia. Recién ahí se enteraron los nombres de los niños que iban a adoptar. Era el 2 de diciembre de 2019. Buenos Aires ardía del calor. Sofía y Alejandro se instalaron un mes en un departamento de Palermo. Cuatro días más tarde, el 6 de diciembre, la pareja y los chicos se vieron por primera vez en el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad.



“Fue caótico, real. Había mucha ansiedad, alegría y nervios. Los chicos también estaban hiperexcitados, lo cual era lógico, y yo salí descompuesta”, recuerda Sofía.



Tras ese primer encuentro, y durante todo el mes siguiente, la pareja fue día tras día, infaltable, a visitar a los chicos al hogar donde estaban. Mientras Sofía y Alejandro seguían en Buenos Aires, los chicos conocieron el departamento, se instalaron allí unos días.



En Córdoba, los familiares de la pareja compraban más frazadas, más tazas, más todo lo que puede haber en una casa para dos personas que, de pronto, casi que se triplica. Hasta la pareja tuvo que cambiar el auto. Después del calor de diciembre en Buenos Aires, el 18 de febrero del 2020 comenzó la “Guarda Provisoria”. Casi cuatro meses después, el 12 de junio, la “Guarda

con Fines Adoptivos”.



Mientras las carpetas y los legajos cambiaban de rótulo, la familia seguía conociéndose. Hasta que, el 9 de abril de 2021, por fin, la jueza sentenció que Sofía y Alejandro eran padres definitivamente. (Fuente: Diario La Gaceta)


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