Panorama automotriz: el duro dato económico que confirma el retroceso de la clase media

La pérdida del poder adquisitivo hace que mucha gente no pueda acceder a la compra de un auto. Es por eso que, por segundo año consecutivo, las ventas de motos superan a la de vehículos de cuatro ruedas. Hay distintos motivos que explican ese fenómeno. Uno es el retroceso de la clase media.

El 2022 cerró con un dato que confirma un importante cambio de hábito de consumo de los argentinos en materia de movilidad: las ventas de motos volvieron a superar, por segundo año consecutivo, a las de autos. 



Según informó la asociación que agrupa a las concesionarias (ACARA), los registros fueron de 410.955 unidades, en el primer caso, contra 407.532 del segundo. 



En 2021 ya se había visto el primer indicio: las ventas de motos habían superado a las de autos, por primera vez en la Argentina, con 393.000 vehículos de dos ruedas y 382.000 de cuatro. Este simple hecho es un reflejo de un problema económico profundo. 



Es cierto que se puede explicar por otros motivos. Por ejemplo, la búsqueda de medios de transporte menos contaminantes o que permitan desplazarse más rápido en el tránsito urbano. Esto es algo que está sucediendo en otros países. 



En una sociedad desarrollada y con las necesidades básicas satisfechas esa podría ser una interpretación lógica, pero en un país que vive en una crisis social permanente, los motivos son otros. 



Que las ventas de motos sean iguales o superiores a las de autos es una característica de naciones con mayores niveles de pobreza, donde una pequeña parte de la sociedad, con alto poder adquisitivo, accede a la compra de vehículos, mientras que la gran mayoría de los habitantes se vuelcan a los biciclos. 



Eso sucede cuando se reduce la clase media, un fenómeno que se profundiza en la Argentina en los últimos años.

En la Argentina, los autos son cada vez menos accesibles en relación a los ingresos de las personas. Los aumentos de precios de los autos rondaron más del 70% durante el año pasado, aunque el mercado se maneja con sobreprecios que los encarecen aún más. La cantidad de salarios que se necesitan para comprar un auto ya supera los 43 y es récord desde hace muchos años. 



El perfil del mercado argentino de los últimos años tiende a concentrarse en autos de mayor gama, en detrimento de los 0km más económicos, y motos de bajo precio. Según informa la cámara de fabricantes de motos (CAFAM), los modelos más vendidos son los de baja cilindrada. Las de 110cc representan la mitad de las operaciones. 



El dato de los 407.532 autos patentados puede parecer positivo porque muestra un crecimiento respecto al 2021, pero este se trató de un año donde el mercado todavía estaba golpeado por la pandemia. En la Argentina hubo pico de ventas en años como 2013 o 2017, con más de 900.000 unidades. 



Para confirmar el bajo nivel de venta de 0km en el país basta con compararlo con Chile. En 2022, la ventas en ese país superaron las 410.000 unidades (por arriba del mercado argentino) con menos de la mitad de población. Si se ajustara el total de operaciones por la cantidad de habitantes equivaldría a 960.000 autos vendidos en Argentina. 



La falta de financiación, salvo por los sistemas de planes de ahorro, es uno de los limitantes del consumo de los sectores más bajos porque se requiere contar con efectivo para hacer una compra. La historia muestra que en países que salen del estancamiento e ingresan en un período de crecimiento, sus habitantes dejan las motos y apuntan a autos chicos, como señal de progreso. En esos casos, la clase media es la que se fortalece. 



En la Argentina, en los últimos años, por distintos motivos, la oferta de vehículos de ese segmento ha desaparecido. Ford KA, Nissan March, Renault Kwid, Volkswagen Gol, Chevrolet Corsa son algunos ejemplos. La oferta de autos se concentra en modelos medianos o de alta gama. 



No sólo es una cuestión del elevado precio de compra de un auto. El otro factor que desalienta el consumo son los costos de mantenimiento. Seguro, patente, impuestos, service, combustible, convierte a los modelos más accesibles en bienes de lujo.   



Como atenuante de la baja perfomance del mercado automotor, hay que mencionar que la demanda está insatisfecha por el desabastecimiento de vehículos por las trabas a las importaciones. Casi la mitad de los 0km que se venden son importados, aunque hace cinco años superaban el 70%, mientras que para las motos ese porcentaje se reduce a 4%. 



Si hubiera mayor disponibilidad de autos, habría mayores ventas, alentadas por la diferencia entre el dólar “blue” y el oficial. Sin embargo, esa mayor demanda no sería tan significativa como para cambiar radicalmente el escenario. Además, el mayor faltante de vehículos se produce en los modelos más caros. 



Esto afecta a los dos segmentos. Seguramente se venderían más autos si hubiera más disponibilidad de importados, pero lo mismo sucedería con las motos. Las que se consideran “nacionales” son, en la mayoría de los casos, unidades que se ensamblan en el país con piezas importadas. Si hubiera más disponibilidad de kits importados para armar motos, también se venderían más. 



Esto explica que la proporción del mercado entre autos y motos no está determinada por las trabas a la importación sino a lo difícil que es para quienes cobran en pesos llegar a comprar autos que se venden al valor del dólar. 


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