Mercados

Los ocho riesgos que amenazan a los mercados en 2024

En mesas de operaciones internacionales ya hablan de la bomba de las urnas, pero hay otras amenazas que podrían quebrar la paz de los mercados.

A la hora de evaluar los posibles riesgos los inversores siempre caminan por la cuerda floja. Intentar “capturar” algún cisne negro es para los expertos de Morningstar un juego de idiotas, ya que los acontecimientos aberrantes, raros y catastróficos son imprevisibles. Por ende, para ellos es mejor aceptar que las amenazas son una realidad y preparase por si hay que enfrentarse a ellas. ¿Cuáles son las principales amenazas del 2024?



La gente de Morningstar identifica ocho riesgos que podrían perturbar la actual paz que reina en las bolsas. Y el primero de ellos consistiría en la expansión del conflicto en Medio Oriente: “Tras el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre pasado, muchos observadores temen una escalada del conflicto que implique a otras naciones de la región. Una situación que podría repercutir en los mercados energéticos, provocando sacudidas en los precios del petróleo y elevando el riesgo de una recesión económica global”.



Otro conflicto bélico, esta vez el protagonizado por Ucrania y Rusia, es otra de las amenazas que mencionan: “Las consecuencias de esta guerra podrían seguir impactando en los mercados energéticos y alimentarios, poniendo en jaque la actividad económica de la eurozona”. Así, reseñan que el Banco Central Europeo (BCE) ya rebajó recientemente sus previsiones de crecimiento económico ante el “endurecimiento de las condiciones de financiación y el debilitamiento del comercio internacional”.



En su lista de riesgos de 2024, estos expertos también alertan sobre un hipotético resurgimiento de la inflación: “El descenso de los precios energéticos ha supuesto un alivio para los precios, pero la volatilidad del crudo nos lleva a ser precavidos. Si la inflación vuelve a repuntar, los bancos centrales se verán obligados a mantener sus tasas de interés altas durante más tiempo del previsto, o incluso a subirlas, a pesar de que el mercado espera un recorte el año que viene. Un escenario que también podría lastrar los beneficios empresariales e incrementar el riesgo de recesión”.



En cuarto lugar, los estrategas de Morningstar recuerdan que, ante el aumento de los niveles de deuda, los inversores exigen mayores primas de plazo o compensaciones por el riesgo asociado a la tenencia de bonos en los mercados desarrollados. Es decir, buscan rendimientos a más largo plazo, “lo que conllevaría un descenso de los precios de los bonos”.



En la lista de riesgos para 2024 también incluyen las dos elecciones importantes que se celebrarán a finales del próximo año, las de Reino Unido y las de Estados Unidos: “La dirección en que sople el viento en estos comicios podría determinar el curso de la renta variable. Los grandes cambios en los gobiernos pueden desencadenar ventas masivas en los activos de riesgos, como son las acciones y los bonos corporativos”.



También ven posible que se produzcan en los próximos meses importantes depreciaciones en algunos inmuebles de oficinas, en gran medida, como consecuencia del cambio en las preferencias laborales a raíz del Covid-19. Un deterioro que podría ser más nocivo para los bancos regionales y también para los fondos de pensiones.



Por otro lado, el mercado preveía que la reapertura de China tras la pandemia del coronavirus impulsara el crecimiento del gigante asiático, pero, de momento, no está siendo así. La crisis inmobiliaria del país, cuyo peso económico representa entre el 15% y el 30%, está siendo un gran lastre para sus cuentas: “La debilidad económica de China plantea un gran reto para 2024. Si sus perspectivas siguen sin entonarse, sus socios comerciales tendrán un problema”.



Por último, estos analistas alertan sobre las relaciones diplomáticas entre los Gobiernos de Pekín y de Washington: “Pese al encuentro de noviembre entre los presidentes de ambas potencias económicas, la relación entre estos dos países sigue siendo tensa. Si el conflicto se agrava, se dispararía la incertidumbre económica mundial y se podría producir una rápida reubicación de empresas que buscarían protegerse de los efectos de dicho escenario”.



Ahora bien, cómo se podrían compensar estos riesgos: “La mayoría de estos riesgos son una notable fuente de volatilidad, pero no alteran necesariamente las expectativas de rentabilidad futuras, por lo que su impacto inicial podría traducirse en una oportunidad de compra. En este sentido, la deuda pública de alta calidad proporciona protección frente a los riesgos geopolíticos.


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