La Justicia sentó precedente: lo condenaron por viralizar un video íntimo de su ex
La Justicia condenó a Diego Oliveri a dos años y tres meses de prisión efectiva por difundir sin consentimiento un video íntimo de su expareja, Gabriela Fernández Aberastain. El material fue viralizado tras la ruptura, generando un grave caso de violencia digital. El fallo fue calificado como "histórico y sin precedentes". Su entonces pareja, Tatiana Yacarini, fue absuelta tras pedir disculpas públicas y reconocer haber actuado bajo manipulación psicológica.
En un fallo considerado inédito, el Poder Judicial de San Luis condenó a Diego Oliveri, de 48 años, a dos años y tres meses de prisión efectiva por la difusión no consentida de un video íntimo que había recibido de su entonces pareja, Gabriela Fernández Aberastain.
El juicio, que se desarrolló en tres audiencias ante el juez Ariel Gustavo Parrillis, abordó los delitos de difusión de material íntimo, amenazas y desobediencia judicial, cometidos durante la cuarentena del año 2020.
La investigación demostró que Oliveri, tras el final de la relación, compartió el video en redes sociales y sitios web, lo que generó una fuerte exposición pública de la víctima. Tatiana Yacarini, su nueva pareja al momento de los hechos, fue inicialmente acusada de participar en la difusión, pero fue absuelta luego de pedir disculpas públicas y entregar una reparación económica. Según explicó el abogado querellante, Santiago Olivera Aguirre, Yacarini "se quebró en el juicio, pidió perdón y reconoció haber sido víctima de manipulación y violencia psicológica".
Uno de los momentos más impactantes del proceso fue el relato de la víctima, quien recordó que se enteró de la viralización cuando un mensaje anónimo llegó al celular de su hijo de 9 años. Gracias al control parental del dispositivo, el niño no accedió al contenido. "Gracias a Dios no lo vio", declaró Aberastain, quien también relató que tuvo que sacar a su hijo de la escuela "por la vergüenza" que le generaba la exposición.
Pese al intento de defensa de Oliveri, que aseguró que no grabó ni difundió el video y que fue víctima de un armado mediático, el tribunal dio por probada su responsabilidad. En declaraciones a medios nacionales, Oliveri intentó desacreditar a la denunciante, asegurando que "se benefició del escándalo" y que "consiguió exposición pública y trabajo en el Estado", declaraciones que fueron fuertemente cuestionadas por organizaciones vinculadas a la lucha contra la violencia de género digital.
"Este es un fallo sin precedentes", sostuvo Olivera Aguirre al término de la audiencia. Y agregó: "Sienta jurisprudencia para casos donde la violencia se manifiesta a través de medios digitales. Ya no hay impunidad".
El caso abre el debate sobre la necesidad de tipificar con más claridad la violencia digital, sobre todo en tiempos donde los dispositivos tecnológicos son usados como herramientas de control, extorsión o daño emocional.
(Fuente: El Diario Nuevo Día)