“Ví cómo se desangró en la puerta de su casa”: conmoción en Rosario por un asesinato

Joaquín Fernando Pérez era arquitecto y tenía 34 años. Estaba casado y tenía una hija de dos años. Lo asaltaron cuando fue a guardar su auto a una cochera y lo mataron de tres disparos.

Una semana después del arribo de 575 gendarmes, presentados por el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, el crimen de un Joaquín Fernando Pérez, un arquitecto de 34 años a quien dos hombres en moto le dispararon tras robarle el auto, encendió la bronca de los ciudadanos agrupados en asociaciones vecinales, que anunciaron que realizarán este jueves una marcha para reclamar mayor seguridad en una ciudad que lleva 186 homicidios en lo que va de este año.



El asesinato de Joaquín Pérez es distinto a los que mayormente integran las estadísticas de asesinatos, que en un 84% pertenecen a entramados ligados al narcotráfico. El joven arquitecto, casado y padre de una nena de 3 años, fue asesinado el martes a las 23 en el barrio de Arroyito, luego de ser interceptado por dos ladrones que se movían en moto, según muestran las imágenes de las cámaras de seguridad. Fue atacado cuando se disponía guardar su auto, un Renault Clio, en una cochera que está a 50 metros de su casa, en Pasaje Muñiz al 1200.



Pérez recibió dos disparos, uno en el pecho y otro en la ingle, pero a pesar de las heridas de bala trató de llegar hasta su casa a pedir ayuda. En la puerta de su residencia se desvaneció. Los vecinos relataron que murió delante de su esposa. En la puerta quedaron las manchas de sangre de sus manos, con la que intentó empujar para tratar de entrar a su casa. Un vecino que es médico le realizó tareas de reanimación, pero Pérez falleció a causa de las graves lesiones sufridas. Uno de los ladrones escapó en el Renault Clio del arquitecto.



Lo extraño del hecho, según interpretan los investigadores policiales, es que los asaltantes y asesinos abandonaron el auto en Olivé y Flynn, a unas diez cuadras de donde sucedió el crimen. El vehículo tenía el vidrio delantero izquierdo roto, la llave de contacto tirada en el piso y sobre el asiento del conductor los delincuentes abandonaron una pistola calibre .40, que aún no está confirmado si se trata de la que usaron en el homicidio.



El caso es investigado por el fiscal de homicidios dolosos Adrián Spelta, quien ordenó una serie de medidas tendientes a determinar la mecánica del hecho e identificar a los asesinos.



“Sin signos vitales y sin ambulancia. Una nena de no más de 3 años viendo morir a su papá en el piso. Me duele el alma”, describió una vecina que vive en la misma cuadra que Pérez, que se había casado hacía pocos años. 



En tanto, otro vecino describió al arquitecto como “un pibe buenísimo que no se metía con nadie”. En relación con el crimen, agregó: “No se sabe cómo fue, él estaba solito. Él vivía para su familia. No era agresivo, no era que te iba a decir ‘no te doy el auto’. Estoy seguro de que lo entregó y lo mataron”.



Marcha de la bronca



Luego de la conmoción que generó este nuevo crimen, que se inscribe por fuera de los enfrentamientos entre bandas narco, la Red de Vecinales Rosarinas Unidas por la Seguridad Ciudadana convocó a una marcha a las 19.30 en avenida Alberdi y Juan B. Justo, en el corazón del barrio de Arroyito.



“¿Cuántas personas más tienen que morir para que los políticos reaccionen?”, es el leit motiv de la convocatoria.



En la clase política santafesina reina el temor a que el asesinato del arquitecto de 34 años dispare un nuevo Rosario Sangra, como estalló a fines de agosto de 2016, cuando unas 60.000 personas marcharon hacia los Tribunales y hacia la sede de la gobernación en reclamo de mayor seguridad. 



En aquella oportunidad el detonante no fue el recrudecimiento de la violencia narco, sino hechos de inseguridad cotidiana que provocaron las muertes de cuatro personas: Fabricio Zulatto, Nahuel Ciarroca, Héctor Villarruel y Araceli Zalazar.



Críticas del intendente



Tras el asesinato de Pérez, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, hizo un fuerte reclamo para que “se cuide mejor” a la población y aludió concretamente al desembarco en la ciudad de efectivos de las fuerzas federales y a la necesidad de mayores patrullajes. “Estos hechos suceden cuando la policía no está en la calle de la manera que debería estarlo”, cuestionó.



Este crimen que provocó un cimbronazo fuerte en la población porque tiene como víctima a un joven profesional muy querido en su entorno, se produjo una semana después de que el ministro Aníbal Fernández presidiera el acto en el que se puso en funciones a 575 gendarmes llegados desde Campo de Mayo, Ezeiza, Córdoba y Santiago del Estero. Sin embargo, hasta ahora no se vieron operativos de impacto en los barrios más calientes de Rosario con los uniformados federales, como se había anunciado en ese acto.



“La presencia de los refuerzos [de fuerzas federales] tiene que servir para que esto no pase, porque estas cosas suceden porque hay una oportunidad para que sucedan. Nos tienen que cuidar más”, señaló el intendente.



En una conferencia de prensa, Javkin agregó que episodios como el que ocurrió con el arquitecto Pérez “no se pueden aceptar”.



“Aquí no hay un enfrentamiento entre bandas, no hay una situación que tenga que ver con ninguna economía ilegal. Aquí hay un hecho sangriento, injustificado criminal que arruina la vida de toda una familia y que lo hace de una manera impune”, dijo.



El ministro de Seguridad de Santa Fe, Jorge Lagna, no estuvo en Rosario ni opinó de este caso. Participó en Santa Fe de una reunión con el intendente de la capital provincial, Emilio Jatón, para definir en qué lugares de esa ciudad se realizarán los patrullajes con los 102 gendarmes que fueron enviados desde Rosario.



 



El Tribuno


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