Rosario: fuerte reclamo de la Iglesia para evitar naturalizar los asesinatos y las balaceras

Sacerdotes y religiosas que trabajan en zonas vulnerables exigieron mayor apoyo del Estado para abordar la escalada de violencia



La muerte de un hombre de 34 años por una balacera, que dejó a cinco niños huérfanos con su mamá en el barrio Tablada y la de un adolescente que asistía a la escuela San Martín de Porres de Las Flores fueron la gota que rebalsó el vaso y motivó a que los religiosos que están en los barrios más vulnerables emitieran un fuerte comunicado exigiendo mayor compromiso del Estado para terminar con estas situaciones.



Los religiosos, apoyados por el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, instaron a terminar con la violencia y subrayaron que la situación que se vive en estos barrios es “de real emergencia”.



La ciudad contabiliza 120 muertos por balaceras en lo que va del año, es decir un promedio de 17 muertos por mes. La cifra es escalofriante y más si a los números se les pone cara, nombre y familia. Esto es lo que le sucede a los sacerdotes y a las monjas que trabajan en las zonas jaqueadas por la violencia.



El padre Claudio Castricone, párroco de Nuestra Señora de Fátima, la iglesia del barrio Tablada explicó que para ellos “cada noticia muerto es una persona conocida, un amigo, un chico que asiste a nuestras escuelas, un padre de familia... Por eso nos duele tanto esta situación”, manifestó en diálogo con La Capital, luego de que se diera a conocer públicamente el comunicado.



El comunicado es desgarrador: “que la sangre de nuestros hermanos no siga derramándose y que todos los rosarinos tomemos conciencia de la gravedad de la situación”, expresan quienes día a día recorren estos barrios y secan las lágrimas de las familias destruidas por un asesinato.



Asimismo, acusaron la ausencia del Estado “que se muestra incapaz de dirimir muchos de los conflictos y el vecino se encuentra solo ante esta realidad”.



La falta de apoyo estatal durante la pandemia, debido a las medidas sanitarias, provocó “un profundo debilitamiento de las instituciones del Estado y de la sociedad civil; dejando aún más expuestos a nuestros niños, adolescentes y jóvenes a ser captados por las redes delictivas”, expresaron y solicitaron el involucramiento de la sociedad toda para terminar con esta otra pandemia.



En este marco, los sacerdotes y religiosas solicitaron más apoyo del Estado a las instituciones que trabajan en la contención de los niños y de los jóvenes, sobre todo a las escuelas y a los clubes que contienen a los más vulnerables.



Clubes y escuelas



Castricone destacó el papel clave que tienen los clubes de barrio en estas zonas porque evitan que los chicos estén en la calle, les permite desarrollar un deporte, estar con amigos y contenidos. “No se entiende que abran los bares, restaurantes y los chicos no puedan ir más de a 10 a los clubes”, manifestó el sacerdote quien aclaró que el apoyo del Estado “no siempre tiene que ser económico, porque en este caso se trata de trabas que imponen por las restricciones de Covid-19”, que justamente en estas zonas terminan jugando en contra.



“Necesitamos que nos escuchen, que tengan en cuenta lo que se debate en las mesa de trabajo barrial, lo que se evalúa desde las organizaciones que están en territorio para que se lleven a cabo acciones para bajar los niveles de violencia”, indicó el sacerdote de Tablada.



En la misma línea, el titular de la Pastoral de la Drogadependencia de Rosario, Fabián Belay, manifestó la necesidad de que el Estado apoye a las instituciones que trabajan “por la inclusión de los más vulnerables, en especial por los niños y los adolescentes”, destacó.



Castricone, por su parte subrayó la necesidad de que la escuela vuelva a la presencialidad y que se mantenga durante más tiempo abierta, “con dobles jornadas si fuera preciso”, acotó.



“Es que en estos lugares si los chicos no están contenidos en la escuela o en el club de barrio, se quedan en la calle, que es como el patio de la casa, y ahí no hay nada bueno que puedan aprender”, concluyó.



Por una cultura del diálogo y del encuentro



En un comunicado que transmitieron ayer los consagrados que trabajan en los barrios más vulnerables de la ciudad, manifestaron la necesidad de que se produzca un “reencuentro entre todos los sectores que somos parte de la dinámica institucional de los barrios, tanto estatales, gremiales, religiosos y civiles, como del Consejo Económico y Social, las Mesas Barriales, los Foros y muchos otros” para que se pueda dialogar y de este modo lograr que el Estado “legitime un debate que genere respuestas concretas” para abordar las situaciones de violencia que hoy terminan con vidas jóvenes.



Los religiosos llamaron a la sociedad a involucrarse “en la transformación de una Rosario mas equitativa y pacífica” y subrayaron que hoy se vive una realidad “compleja y urgente”.



Asimismo, renovaron su compromiso: “Seguiremos ofreciendo nuestro trabajo en comunidad en favor de los más pobres y nuestra colaboración con todos los niveles del Estado para ayudar a revertir esta situación. Nos unimos en oración para que haya un desarrollo humano integral, paz y justicia en nuestra ciudad y en todo el país”, remarcaron.



 



La Capital


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