Estaba amenazado, lo emboscaron y lo mataron de un tiro en su camioneta

Rosario- Darío Omar Marín tenía 28 años y era padre de 3 niños. Tenía un salón en el que hacía fiestas y le pidieron plata "desde la cárcel" para dejarlo seguir trabajando



La noche del jueves Darío Omar Marín, de 28 años, salió de su casa de Donado al 1200 bis en su camioneta junto a un amigo. Iban a comprar champagne, speed y cervezas para abastecer el local de fiestas que tenía en Fraga al 1400 bis, en el barrio Empalme Graneros. Al llegar a Juan B. Justo y Venezuela, en uno de los laterales del motel Las Brujas, una moto que algunos testigos sostuvieron era una Honda Titan se puso a la par del vehículo y una de las dos personas que estaba a bordo sacó una pistola calibre 9 milímetros y le disparó dos veces. Uno de los tiros atravesó el brazo izquierdo de Marín y le ingresó al pecho. Quien lo acompañaba se hizo cargo del volante de la camioneta y lo trasladó al Hospital Alberdi, donde sin dar demasiados datos sobre lo ocurrido lo dejó y se fue minutos después sin enterarse de la muerte de Darío.



Poco después, esa misma persona que llevó a Darío al hospital dejó la Volkswagen Amarok blanca de la víctima en la casa de Donado al 1200 bis de la cual habían salido, le entregó la llave a la suegra del muchacho y se retiró sin más. Según allegados a Marín, el muchacho había recibido amenazas hace una semana para que pagara un “peaje” si quería seguir haciendo las fiestas. Esa llamada extorsiva habría partido desde un teléfono localizado en una cárcel.



Alrededor de las 19 del jueves Darío le dijo a su suegro que iba a buscar provisiones para las fiestas del fin de semana largo. Subió junto a un amigo a su camioneta VW Amarok dominio KCX290 blanca y tomó por Donado hasta Juan B. Justo. Allí giró hacia el este y cuando traspasó el cruce con Venezuela fueron emboscados por una moto con dos hombres a bordo. Desde allí se produjo una pequeña persecución por la colectora oeste de la avenida de Circunvalación. Una vez que Darío fue herido, su amigo lo trasladó al hospital donde terminaría su vida.



Minutos después la policía llegó al lugar del ataque y secuestró dos vidrios con lamina de polarizado que se corresponde con las ventanillas de la camioneta de Marín, dos vainas servidas calibre 9 milímetros y un plomo deformado.



En tanto, un llamado alertó que la VW Amarok había sido dejada en la puerta de la casa de la víctima, a pocas cuadras de donde lo hirieron. Un vecino de ese lugar comentó ayer que “el chico hace poco que vive ahí, unos seis meses. Él construyó arriba de la casa de la madre de la esposa, la familia de ella tiene una granjita hace bastante tiempo ahí. Lo que se vio anoche (por el jueves) es que después de que dejaron la chata llegó un auto blanco, se bajaron dos muchachos, entraron a la casa y se fueron rápido en el mismo auto y dejaron la chata”.



Cuando la policía relevaba el área, ya que el fiscal Gastón Ávila indicó a los peritos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) inspeccionar el lugar, se percató de que una bala había perforado una pared del motel Las Brujas. Una empleada de ese establecimiento indicó que “en la recepción no vimos demasiado, sólo escuchamos como un piedrazo en la puerta y al salir vimos el orificio de la bala que después secuestró la policía. Por medio de las cámaras no vimos mucho, creo que las pidió Fiscalía”. En ese sentido los agentes del Gabinete Criminalístico levantaron rastros y relevaron las cámaras públicas y privadas de la zona y los alrdededores.



En Empalme Graneros corre una versión de la posible causa del homicidio: “A él lo amenazaron con que si no pagaba un «peaje» para seguir abriendo el salón donde hacía fiestas lo iban a matar o iban a matar alguien en ese lugar. Eso fue hace una semana y la llamada vino de la cárcel de Piñero”, aseguró un conocido de David.



La investigación, tras las primeras tareas de rigor, se redistribuirán entre los fiscales de la Unidad de Homicidios Dolosos, ya que hay “diversas investigaciones en curso que pueden tener relación con los hechos ocurridos y posibles vinculaciones”, expresaron desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA).



En este sentido trascendió que en las fiestas organizadas por Marín posiblemente se vendieran drogas de diseño, pero esa información no pudo ser corroborada. Por otra parte Marín no tenía ningún tipo de antecedentes en la Justicia y según su familia “eso es mentira”. “El organizaba fiestas para ganar unos pesos y reinvertía en el salón que fuimos armando de a poco”.



Un amigo de Marín abundó: “Era un buen pibe, si lo tocabas saltaba, pero era un chico muy querido en Empalme. En las fiestas no pasaba nada, se hacen desde la pandemia. Son tranquilas, como llegabas a la fiesta te ibas, nadie te preguntaba nada y nunca hubo problemas”.



Marín era mecánico de motos y oriundo de Empalme Graneros. Tenía tres hijos de 11, 9 y 2 años, y como segundo ingreso explotaba el salón de fiestas. La tarde de ayer su cuerpo era velado por familiares y amigos en el mismo precario galpón donde se hacían esas fiestas los fines de semana. Hombres y mujeres jóvenes despedían a su amigo. “No sabemos qué pasó _ dijo un familiar_, el muchacho que lo acompañaba era amigo y le fue a llevar la chata a la mujer de Darío, estaba asustado y pensó que era lo mejor”. Y agregó: “Somos gente de trabajo. Darío era parte de la familia Arenas, muy conocida en el barrio”.



El galpón de Fraga al 1400 bis, una zona más que humilde de Empalme Graneros, es lo que lo familia denomina pomposamente el “salón de fiestas”. La noche del viernes allí se cambiaron el champán y las cervezas por el velorio de Darío, el pibe de 28 años que era el dueño de la fiesta.?


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