El Gobierno porteño le va a sacar el plan social a las familias que no manden a sus hijos a la escuela

Se cambió la forma en que los estudiantes son considerados “alumnos regulares”. La certificación ya no se dará solo al inicio del ciclo lectivo y por el simple hecho de matricularse. Ahora esa condición habrá que revalidarla cada dos meses y los alumnos deberán ir a la escuela al menos el 85% de los días de clase en cada uno de esos períodos.

El Gobierno porteño cambió la forma en que los estudiantes son considerados “alumnos regulares”. La certificación ya no se dará solo al inicio del ciclo lectivo y por el simple hecho de matricularse. Ahora esa condición habrá que revalidarla cada dos meses y los alumnos deberán ir a la escuela al menos el 85% de los días de clase en cada uno de esos períodos.



El cambio -que se estableció por resolución y abarca a jardín, primaria y secundaria de escuelas públicas y privadas del distrito- impacta directamente en la posibilidad de que las familias que lo solicitaron puedan mantener planes sociales vinculados a la escolaridad de los chicos, como el plan Ciudadanía Porteña que se da en la Ciudad.



Desde este bimestre, aquellas familias que reciben el beneficio de ese programa y falten más del 15% de los días tendrán un tiempo para regularizar la situación y, si no lo hacen tras sucesivas instancias de acompañamiento social, perderán la percepción del plan social, que está ahora en $ 15.722 por mes en promedio, más $ 5.256,30 por hijo (en caso de pobreza) y $ 7.884,50 por hijo (indigencia).



La nueva medida será presentada este martes por el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, junto a los ministros involucrados: Soledad Acuña, de Educación; María Migliore, de Desarrollo Humano; y Felipe Miguel, jefe de Gabinete.



Desde el Gobierno porteño dijeron que esto se puede hacer ahora porque tienen un sistema informático que mide en tiempo real qué chicos están faltando al colegio. Y que así detectaron que el 30% faltó al menos una semana al mes (es decir, 5 días de clase), mientras que el 16% faltó 7 veces o más por mes (es decir, van 3 de cada 5 días de clases).



Agregaron que quienes pierdan la condición de regularidad no quedarán libres ni perderán su vacante, sino que podrán recuperar la regularidad al bimestre siguiente si van al colegio al menos el 85% de los días y si cumplen con las instancias de recuperación de aprendizajes que se establezcan entre el docente, la familia y el alumno. Por ejemplo, las clases de los sábados, contraturno o las actividades de apoyo escolar que se crea conveniente.



Además, en el caso de que los chicos estén faltando mucho y muy seguido y se presuma la vulneración del derecho a la educación, y si se perdió la comunicación con el adulto responsable, la escuela dará intervención al Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.



Los planes sociales



El plan social Ciudadanía Porteña, que podrían perder los adultos que incumplan, es un programa de transferencia directa de ingresos a los hogares pobres e indigentes de la Ciudad, a quienes se les da una tarjeta de compra precargada para ser usada en una red de comercios adheridos. Llega a 41.792 hogares y 23.683 menores de 18 años y tiene como requisito que esos chicos y adolescentes estén escolarizados.



Desde Ciudad dicen que la nueva definición de alumno regular también le puede servir al Gobierno nacional para hacer lo mismo con los beneficiarios de la AUH, si así lo establecieran. Afirmaron que van a enviar a la Anses (que maneja la AUH) la información bimensual de asistencia de los alumnos.



Pero esto podrá efectivizarse cuando Nación vuelva a incorporar el requisito de la escolaridad para la AUH, que quitó en 2020 por la pandemia.



“Queremos remarcar la responsabilidad que tienen los adultos de enviar a los chicos a la escuela. No buscamos castigar sino incentivar a que vayan todos los días. La idea es trabajar sobre las conductas de los adultos y establecer que es obligatorio que los chicos vayan todos los días a la escuela y todo el tiempo”, dijo Soledad Acuña, ministra de Educación porteña.



Acuña contó que, tras la pandemia, los directores -sobre todo de jardín y primaria- detectaron un nuevo fenómeno, de “presentismo intermitente” en muchos alumnos: no abandonaban los estudios, pero habían perdido las rutinas escolares, el “oficio de ser estudiante”.



También se detectó que muchos adultos llevan tarde a los chicos a la escuela o no los pasan a buscar a tiempo. La nueva resolución, dicen desde la Ciudad, busca reordenar esto e incentivar a los adultos a que cumplan con la obligación de la escolaridad de los chicos.



María Migliore, ministra de Desarrollo Humano porteño, explicó que desde desde su oficina cruzarán cada 3 meses los datos de escolaridad con los planes sociales otorgados.



En un primer paso, cuando se detecte que el alumno está faltando más del 15%, enviarán un asistente social para ver qué pasa en la familia y acompañarla para resolver la situación que llevó a que los chicos no estén yendo a la escuela como corresponde.



A los tres meses, si aún no se regularizó la situación, se les dará de baja el componente por hijo del plan. Es decir, los $5.256,30 por hijo por mes (en caso de pobreza) y $7.884,50 (indigencia).



Y tres meses después, si todo sigue igual, recién ahí se le dará de baja el plan social completo.



Consultada por Clarín sobre la necesidad que pueden llegar a tener algunos adolescentes, en la secundaria, de ayudar económicamente con sus familias en medio de esta crisis, Migliore dijo que “la primera intervención, que es la mas importante, es entender la complejidad por la que está pasando ese grupo familiar”.



“La perspectiva no es punitiva, de control, sino generar condiciones de oportunidad: si un adolescente no está pudiendo ir a la escuela, evaluar si no es necesario acompañar con otro programa. No va a ser automático, que la situación cambie cuando se interviene con un asistente social”, dice. 



Acuña agrega que, en el caso de los adolescentes, hay otras modalidades, como las escuelas de jóvenes y adultos, que desde los 161 años se pueden implementar para que puedan terminar la secundaria.



“No alcanza con que las escuelas estén abiertas, los chicos tienen que asistir a clases. Esto no es para excluir ni para castigar, se trata de establecer reglas claras para que los chicos y sus familias se comprometan con la asistencia a clases”, dijo, por su parte, el jefe de Gabinete porteño Felipe Miguel. 



Fuente: Clarin.



 


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