FUTBOL

San Lorenzo logró una victoria clave en la Copa Libertadores

El Ciclón le ganó con contundencia a Independiente del Valle en el Gasómetro y quedó bien parado para el pase a octavos.

Redacción Nuevo Día
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Ganó San Lorenzo. Otro San Lorenzo. Uno que no está todavía para ser "el de Romagnoli" pero que definitivamente no ya no es el de Insua. Un rasgo que quedó en evidencia no sólo por la distribución de apellidos titulares que casi no figuraban en la planilla del ex deté: también por el nivel de ambición que mostró y por su capacidad para imponer condiciones de tensión y de ritmo frente a un Independiente del Valle que dominó la pelota pero no hizo nada con ella. Indicios que hasta se parecieron a los de la era Bauza -no por casualidad una de las musas de nuevo DT.

Ganó otro San Lorenzo, el que sí puede soñar con dar un salto de calidad -y también de fase si los resultados lo acompañan. Un equipo que parece disfrutar de la actualización que pedía el contexto: mostró aquello que tanto se le reclamaba (exigía) a Insua, como pararse algunos metros más adelante en la cancha y aumentar la dosis de voracidad. Paradójicamente, aquello que se había visto en el mejor partido de la gestión Insua en 2024: el empate ante Palmeiras.

No hay certezas de si Romagnoli estudió los videos de aquel 1-1. Pero por fisonomía su cuadro se pareció al de aquella igualdad. Con otros intérpretes.

El botón de muestra #1 fue Eric Remedi: relegado por el Gallego, anoche fue determinante para equilibrar, mordiendo en los momentos adecuados para recuperar e inmediatamente generar ataques a espaldas de Fernández y Caicedo. El #2: Alexis Cuello, autor del primer gol y partícipe de la gestación del segundo, el que firmaría Adam Bareiro, el capitán y hombre más importante de este (y aquel) San Lorenzo.

El paraguayo demostró por qué está en la órbita de otros grandes: el Príncipe dio nuevamente señales de su pedigrí copero. No sólo porque estuvo atento para aparecer de frente y romperle el arco a Ramírez en el 2-0: también porque presionó en ataque -con exceso de pierna en algunas jugadas; una amarilla lo dejó afuera del próximo match- y administró los tiempos. Llevó calma cuando San Lorenzo parecía empezar a apurarse, función obligada por el brazalete.

No obstante, San Lorenzo fue más que esos tres apellidos. Porque para ganar sin tener la pelota es necesario recuperarla con impronta, y la Pipineta lo hizo. Con actores de reparto en buen nivel -Romaña tuvo un partido impecable hasta la expulsión innecesaria; Giay demostró que archivó su yerro decisivo ante Liverpool- pero esencialmente con un desempeño inteligente para cuidar una ventaja que en la Libertadores puede ser mentirosa: lo experimentó River ante Nacional...

Esta reversión del sello CASLA no deja de apostar a Barrios, pero ahora como lanzador criterioso que no resigna fajina en el retroceso. Y abre la cancha ya no con laterales volantes -los de Romagnoli pasan, pero lo suficiente- sino con dos extremos (Cuello y Leguizamón) educados para lanzarse en velocidad cuando aparecen los espacios.

San Lorenzo ganó. Pasaron 41 días y unos cuantos cambios desde aquella ex última victoria. De entrenador pero también de formas, que no dejan de ilusionar. Quizás por algo Romagnoli pidió entusiasmarse tras el golpe frente a Liverpool: anoche hasta la holgada goleada de Palmeiras en Montevideo ayudó a modificar el escenario. Y según el mentor del ahora deté, para ganar algo hay que soñarlo...

Fuente: Diario Olé 

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