Triple femicidio en Florencio Varela: una detenida confesó que hubo un pago de un millón de dólares por venganza

Este miércoles, Celeste González Guerrero, una de las mujeres detenidas por el triple femicidio de Florencio Varela, brindó una declaración clave ante el fiscal Arribas. La joven de 28 años, que convivía con su pareja -también detenido- en la casa donde se produjo la masacre, reveló estremecedores detalles sobre el posible móvil del crimen y la estructura detrás de los asesinatos.

Según declaró, el triple femicidio fue ordenado como parte de una venganza por el robo de 30 kilos de cocaína. "Alguien le pagó un millón de dólares a Julio por lo que hicieron", aseguró González Guerrero, aludiendo a "Pequeño J", uno de los principales implicados en la causa.

Venganza narco y vínculos con Bolivia

Durante su testimonio, la detenida explicó que el líder de la banda sería Víctor Lázaro Sotacuro, alias "El Duro", un hombre que habría escapado a Bolivia y que estaba por encima de "Pequeño J" en la organización. "Duro estaba por encima de Julio, era el que le daba órdenes", indicó ante el fiscal.

González Guerrero agregó que tanto ella como su pareja vendían drogas para la organización: "Ozorio me traía el producto, entre 100 y 120 envoltorios, que valían diez mil pesos cada uno", detalló. Según su versión, la cocaína provenía desde un departamento ubicado en Nueva Pompeya, propiedad de "Julio".

Cómo fueron las horas previas al crimen

En otro tramo de su declaración, la imputada relató que dos días antes de la desaparición de las tres víctimas, "Pequeño J" la llamó para avisarle que iría a su casa con una amiga. "Llegó el viernes y Julio me llama para que le abra el portón. Yo abro y entra una camioneta blanca. Descienden las tres chicas y tres hombres más. Entre ellos estaba Julio, quien me ayudó a cerrar el portón. Ahí me dan plata, mil dólares, me lo da el tío de Julio, a quien le dicen el Duro", sostuvo.

Celeste recordó que el tercer hombre que ingresó portaba una pistola Glock y que las víctimas parecían no sospechar nada: "Las chicas bajaron sonrientes, se las veía como engañadas, que venían a una fiesta", afirmó.