Coronavirus: el hotel de El Calafate que cuida a jubilados franceses aislados por la pandemia

(Por Mariela Arias - Diario La Nación) La escenografía impactante que ofrece el hotel Edenia dio un vuelco radical en dos semanas. Aquí, en este hotel cuatro estrellas que se recorta con elegancia en la estepa patagónica. las tareas están lejos del vértigo de la temporada alta, cuando los grupos de turistas llegaban y se iban a un ritmo incesante.



Lo asume Paola Sánchez, la gerenta del establecimiento, que cuida y vela por la estabilidad de un contingente de jubilados franceses que realizan aislamiento allí, mientras el resto de la delegación permanece en el hospital local, la mitad con diagnóstico positivo de coronavirus .



"Al principio fue duro para todos organizarnos a partir de todas las restricciones recomendadas, porque nos quedamos solos, pero lo más difícil fue ver como iban decayendo cada vez más", cuenta Paola vía telefónica a LA NACION . Ella, su esposo y tres amigos, todos empleados del hotel, también están aislados allí. Son las cinco personas que se las apañan para atender a los 15 pasajeros.



El Edenia se encuentra a 7 kilómetros del centro de El Calafate. Por los enormes ventanales de las habitaciones, el cielo y lago se pelean por entrar. Por ellos se los vio asomarse días atrás a los jubilados, en un video que circuló por las redes sociales, aplaudiendo y agradeciendo en francés a los médicos del hospital SAMIC de El Calafate que los visitan a diario para controlar su estado y también porque son quienes atienden a sus compañeros internados.



La delegación se compone de 25 retraités, como se les dicen a los jubilados o pensionados en Francia. Ingresaron el 10 de marzo a Buenos Aires, y desde allí viajaron a Ushuaia, cuando todavía no se habían sancionado las restricciones actuales.



El 12 de marzo a la tarde, tras realizar excursiones en Lapataia y el Canal de Beagle, volaron a El Calafate. Uno de los pasajeros llegó descompuesto. "Recuerdo que esa noche ya no cenó, se retiró a su cuarto. Le tomamos la temperatura. A la madrugada levantó fiebre, se llamó a los médicos y lo internaron. Ni él ni su esposa fueron parte de la excursión del día siguiente", relata la gerenta a LA NACION .





Al Hospital SAMIC ya habían llegado otros casos sospechosos de turistas con coronavirus y los protocolos estaban activados. La esposa del pasajero se negó a dejarlo solo y se internó con él. Tres días después llegó el resultado y fue el primer caso positivo en Santa Cruz.



"El 14 de marzo quedó toda la delegación aislada. Nosotros vivimos en el hotel, así que a ellos los dispusimos en la planta baja y nosotros estamos en la planta alta. Yo soy la única que baja a llevarles la comida cuatro veces al día. Tomamos todos los recaudos, limpiamos sus cuartos, levantamos la basura, aseamos el lugar, hacemos todo para que estén bien"; cuenta Paola, que cumple su segundo año como apoderada y gerenta del hotel, en el que trabaja desde 2015.



Los malabares para cuidarlos



El aislamiento es total. Al principio por indicaciones médicas les pidieron que no salieran de sus cuartos. Paola preguntaba a la agencia de turismo que los trajo qué platos prepararles para que se sintieran mejor. Pero el encierro, la lejanía y la preocupación les fueron bajando los ánimos. Algunos dejaron de comer. De los 25 pasajeros, de entre 60 y 82 años, solo dos lograron volver a su país.



Con el correr de los días fueron siendo derivados al hospital. Hoy hay ocho internados, cuatro con diagnóstico positivo de coronavirus y cuatro esperando resultados. Dos de ellos se encuentran en la sala de cuidados intensivos. El esfuerzo del Edenia no pasa inadvertido en la ciudad. La otorrinolaringóloga Verónica De Cristófaro, presidenta del Consejo de Administración del Hospital SAMIC, filmó un mensaje desde la puerta del hotel en una de sus visitas diarias y lo calificó de ser "un emblema de la solidaridad".



Desde que empezó el aislamiento hace 14 días, los pasajeros son visitados por un médicos que los evalúa una vez por día. Los pacientes completan una planilla digital en francés con tres registros febriles por día, y la aparición o no de posibles síntomas. Hasta hoy, tras dos semanas, los 15 están sin síntomas.



Mantenerlos bien atendidos a todos en el hotel no resulta sencillo. Algunos proveedores de El Calafate dejaron de ir, otros dejaban la mercadería en la puerta del hotel... Y los cinco cuidadores voluntarios del contingente no visitan la ciudad desde entonces. Las ideas para que el ánimo de los pasajeros devenidos en pacientes no se viniera al suelo fueron variando. El esposo de Paola, Javier González, es profesor de educación física y decidió sacarlos al parque, de a dos, a caminar, a hacer ejercicios y a tomar un poco del sol de otoño.



"Ahora están un poco mejor, en estos días se cumpliría ya el plazo del tiempo de cuarentena", cuenta Paola, que no siente que hayan hecho nada extraordinario. "Somos personas cuidando personas, somos pueblos ayudándonos, somos quienes se ponen en el lugar del otro, somos los que estuvimos cuando se nos necesitó", sintetiza esta profesional del turismo, que en estas horas de trabajo agotador se conmueve cuando sus pasajeros le agradecen con algunas palabras de español que aprendieron durante la estadía forzada.



La solidaridad que asoma

La gerenta solo tiene palabras de agradecimiento para quienes se animaron a acompañarla en el desafío de cuidar al contingente: su hermano Tomás, Ezequiel Ramírez y Leonardo Arévalo, además de su marido. En las próximas horas los médicos determinarán quiénes estén en condiciones de terminar con la cuarentena e iniciar los trámites para regresar a su país. Ese regreso dependerá del cronograma de reanudación de vuelos.



A diez días de que El Calafate entrara en cuarentena a raíz del caso positivo de COVID-19 del turista francés, hoy hay aquí ocho casos confirmados, de los nueve que tiene la provincia de Santa Cruz. Cuatro son los turistas mencionados y los restantes, residentes que estuvieron en contacto con ellos, dos del hospital y dos del sector turístico que los asistieron.



Al Edenia le tocó la difícil prueba de ayudar en el aislamiento. Pero hay otros 22 hoteles de la localidad que siguen trabajando, asistiendo a 165 turistas -110 extranjeros y 55 argentinos-. A todos se los atiende en los hoteles donde estaban hospedados cuando se decretó la cuarentena. "La hotelería está dando muestras de lo que es la industria del turismo y el ser anfitriones: bajaron sus precios y les proveyeron comida a los que estaban en cuarentena. Ayudaron a todo el mundo", detalla a LA NACION Oscar Souto, secretario de Turismo de El Calafate.



Algunos de los extranjeros están en la cuarentena preventiva y otros a la espera de la reanudación de vuelos. Cuando el 14 de marzo el Gobierno nacional decidió el cierre del Parque Nacional Los Glaciares junto a otros parques de Argentina, el cierre de la temporada se adelantó como un mazazo. Muchos pudieron volver antes del corte de vuelos, unos pocos quedaron aquí. Son los que, por razones que no esperaban, nunca olvidarán este viaje. Ni, mucho menos, a las manos solidarias que los ayudaron a transitar esta experiencia.





 


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