Puerto Madryn: acusan a su hijo de abuso, lo escrachan pero la Justicia no define su situación

Vanina Osorio dice que "jamás lo llamaron a declarar, nunca se pudo defender y niega todo lo que dicen que pasó".

Vanina Osorio asegura estar viviendo los peores días de su vida. Llora por la angustia que le provoca sentir que su hijo está en peligro en forma permanente. Relató que fue denunciado el año pasado por abuso sexual pero que jamás le llegó ninguna notificación sobre dicha acusación. Que se enteró de la denuncia por un mensaje de un amigo. Pero lo escracharon en redes sociales catalogándolo de abusador y lo amenazan de muerte cada vez que pueden.



Dijo que el joven en dos oportunidades le aseguró que no quería vivir más así. “Jamás lo llamaron a declarar. Nunca se pudo defender. Niega todo lo que dicen que pasó. El testimonio de la chica no es coherente. Estas personas que escrachan tienen que cortarla. Es un desastre. Para eso está la Justicia. No pueden decir por ejemplo, que lo van a matar”.



La mujer lo único cierto que tiene de todo lo que en páginas de Facebook se dice es la denuncia realizada por una joven el 29 de enero de 2018. Denuncia de la que -según aseguró- su hijo jamás fue notificado. “Ese día que supuestamente pasó lo que dice, mi hijo fue a la casa de unos amigos. Con la chica se conocían. Estuvieron charlando, mirando una pelea por televisión. Luego iban a una fiesta en otra casa. Estuvieron ahí. La chica se fue a recostar en la habitación del dueño de la casa. En un segundo piso. Él se ofreció a ir a despertarla porque se tenían que ir. Cuando la despierta ella lo tira a la cama. Ya habían tenido historias. No fueron novios pero se conocían. Estuvieron ahí. Es lo que él me relató. Empezaron a abrazarse. El dijo ´Vámonos que nos esperan´. Los dos contestaron que ya bajaban. Ella se retiró en un auto. Los demás se fueron a la fiesta”.



Según Vanina “eso fue un sábado. El lunes me dice mi hijo que por WhatsApp los amigos le dicen que esta señorita lo denunció por abuso sexual. Ahí empieza toda la historia. Yo quedé sin saber qué hacer. Ningún padre sabe qué hacer. Quedás paralizada. No sabes qué hacer en esa situación. Fuimos a la comisaría porque jamás me llegó una citación a mi casa. Nunca los papás de ella se acercaron. No los conozco. Sólo por nombres. Ahora está todo con abogados”, indicó.



A todo esto, la mujer ruega por que la justicia intervenga y pueda su hijo demostrar su inocencia. “Él quiere que se termine esto de una vez. Estamos cansados. Puede pasar a mayores. Ya ha tenido amenazas. Yo también. Está en reunión con amigos y lo escrachan en redes sociales, en Facebook, vivió un malísimo momento también cuando fue a la playa y dos chicas le pegaron. Le decían que se fuera porque era un abusador. Se quedó inmóvil. El amigo lo trajo a Trelew”, expresó.



Con la denuncia de la joven en mano, Vanina entra en detalles. “Figuran acá la declaración de ella y del dueño de la casa. Hace referencia a que en un momento ella estaba inmóvil y que mi hijo estaba alcoholizado porque “No le funcionaba” (haciendo referencia a un problema de impotencia sexual). Si no le funcionaba, ¿cómo puede decir que fue abuso sexual con acceso carnal?. Se contradice. Primero dice que estaba inconsciente y luego dice que se fue manejando en el auto”, comparó.



Y habló del dueño de la casa en la que estaban. “El chico al que le tomaron la declaración tiene el mismo relato que mi hijo. Que los dos bajaron de la habitación. Que bajaron bien. Que estaba todo normal. Pasó todo esto entre 10 y 15 minutos”.



También hizo referencia a la intervención médica en medio de la denuncia. “Los médicos forenses la evaluaron. Ella decía tener moretones. Y con papeles en mano, se afirma que todo lo que tenía la chica tiene data de unos 20 días de evolución, otros de 15, etcétera. Los moretones por los colores y como se describe, fueron con mucha anterioridad al supuesto hecho que denuncia”.



Y reiteró: “A mi hijo jamás lo llamaron a declarar. Nunca se pudo defender. El niega que haya sucedido todo eso que dicen. Jamás lo llamaron. Está muy mal emocionalmente. Quiere terminar con todo esto. Se relaja y vuelven a atacarlo. Estas personas que hacen el escrache, tienen que cortarla. No puede ser que cualquiera te escrache y te digan de todo. Es un desastre. No puede ser. Para eso, existe la justicia. No le pueden decir que lo van a matar, por ejemplo”.



Vanina se toma las manos y transmite todo el tiempo la profunda angustia por la que transita. “Él no puede llevar una vida normal. No puede. Con todo esto está muy mal. Sabe que no hizo nada. Pero jamás lo llamaron a declarar. Su parte no importa. Cuando lo escracharon en una página de Facebook, alguien me dijo a mí que sólo me queda sufrir toda la vida. No puede ser eso”.



Remarcó la mujer que “esta señorita que lo escrachó es tan hábil que me bloqueó a mí y toda mi familia. Nosotros no podemos ver nada. Me mandaron capturas de lo que decían de mi hijo. Ahora último lo escracharon también en una confitería pública. Le pido disculpas al dueño porque hace poco que abrió. Pero no puedo manejarlo”.



Asegura que esta situación de escraches es una bola de nieve imposible de parar. Que cada vez le hacen más daño y que lo cierto es que lo único que existe es la denuncia de la chica. Reitera que el testimonio está lleno de inconsistencias y contradicciones. “La primera vez que lo escracharon mandé carta documento a quienes lo hicieron. Pero no puedo vivir a carta documento. El abogado se encarga de intimar porque no queda otra. Yo no soy la única a la que le pasa eso. Debe haber muchas madres. Les pido por favor que me ayuden. No sé para dónde ir. Mi hijo se quería matar luego del escrache. ¿Qué voy a esperar? ¿Que me digan lo peor? No puede ser. Yo no tengo miedo ya”.



Y agrega: “Algunas, hablan y no saben. Hay chiquitas que ni saben lo que pasó. Entonces, se tiene que terminar. Es peligroso. Hay un montón de madres y padres que deben estar en mi misma situación y no se animan a hablar. Yo tengo fe. Creo en mi hijo. Se que está diciendo la verdad y lo estoy viendo como está: triste, mal, depresivo. Tengo que apoyarlo y no voy a parar hasta llegar al final”.



La entrevista terminó de la misma forma que comenzó: pidiendo que esta pesadilla termine. “Mi hijo quiere hablar. Que alguien lo escuche. Desde el año pasado estamos mal. Cada cosa que le hacen, me da fuerzas para seguir adelante y luchar para que se demuestre que no hizo nada. Es todo lo que tengo para decir”.



 



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