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Milagro familiar: un bombero de El Calafate donó su riñón a su sobrina de 19 años

Juan Pablo Vázquez, bombero de la Policía de Santa Cruz, donó un riñón a su sobrina Irina, de 19 años, quien sufre el síndrome de Alport. El trasplante se realizó esta semana en Buenos Aires y ambos se recuperan favorablemente. Un gesto de amor que conmovió a toda la comunidad de El Calafate.

Redacción Nuevo Día
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Juan Pablo Vázquez tiene 45 años, es bombero de la Policía de Santa Cruz y presta servicio en El Calafate. Su vocación, como la de tantos otros, es asistir en emergencias y proteger vidas. Pero este año, esa vocación lo llevó a protagonizar una historia profundamente humana: donar un riñón a su sobrina Irina, de apenas 19 años.

El 5 de junio del año pasado, la vida de Irina cambió de golpe. Comenzó a sentirse mal y fue llevada al Hospital SAMIC. Allí, los médicos detectaron un cuadro grave de insuficiencia renal. Sus riñones estaban comprometidos y la urgencia era total. La joven fue derivada a Buenos Aires, donde permaneció internada durante un mes. Para su familia fue un golpe inesperado, lleno de incertidumbre y angustia.

El diagnóstico definitivo llegó tras los estudios realizados en el Laboratorio de Biología Molecular del Hospital SAMIC: Irina padece el síndrome de Alport, una enfermedad genética que afecta los riñones, y puede provocar pérdida de audición y visión. La única salida era un trasplante.

Sus padres no eran compatibles y, al ser una condición hereditaria, tampoco podían ser donantes. Fue entonces cuando Juan Pablo tomó una decisión que cambiaría sus vidas. Una mañana de invierno se presentó en el hospital, se hizo los análisis y recibió la confirmación: era compatible. "Ya tenés el riñón para Irina, yo se lo voy a donar", le dijo a su hermana Vanina, madre de la joven.

Desde entonces, Irina comenzó un tratamiento riguroso para evitar la diálisis mientras esperaban el momento de la operación. Un año después, la oportunidad finalmente llegó. La semana pasada viajaron a Buenos Aires y este martes 10 de junio, en el Instituto de Trasplante y Alta Complejidad (ITAC), se concretó el trasplante. Irina llegó al límite: debieron dializarla por primera vez horas antes de la cirugía para estabilizar su estado.

Luego de una larga espera, Vanina recibió el parte médico: el trasplante fue exitoso. Tanto Irina como Juan Pablo se encuentran en recuperación, con evolución favorable, en sala común. A partir de ahora, se inicia un proceso de seguimiento para controlar que el cuerpo de la joven acepte el nuevo órgano.

La historia de Juan Pablo e Irina no solo es un testimonio de amor familiar, sino también un potente mensaje sobre la importancia de la donación de órganos y el impacto que puede tener un solo gesto en la vida de otra persona. (Fuente: Ahora Calafate)

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