Patagonia: acusan a un alumno de 12 años de ingresar armado a la escuela y apuntarle a niños de cuarto grado

El hecho denunciado ocurrió el miércoles pasado en la Escuela 200 "Doctor René Favaloro" de Neuquén capital, cuando un alumno de 12 años, perteneciente al séptimo grado, habría ingresado con un arma de fuego durante una clase de educación física y apuntado a estudiantes de cuarto grado. 

La gravedad del relato generó conmoción entre las familias, quienes se manifestaron frente al establecimiento y cuestionaron duramente a las autoridades educativas. Como consecuencia, las clases fueron suspendidas este lunes.

Según testimonios de padres, el docente a cargo habría intervenido inicialmente creyendo que se trataba de un arma de juguete. Sin embargo, al tomar contacto con el objeto y verificar que estaba cargado, ordenó a los estudiantes que se tiraran al piso y activó el protocolo de seguridad. Tras ese momento crítico, el alumno se habría retirado del lugar, pero regresó minutos después y comenzó a lanzar piedras. Una de ellas impactó en la cabeza de un niño de segundo grado, provocándole una lesión facial y la pérdida de un diente.

"Nos venimos a enterar después cuando los nenes empezaron a hablar a la salida de la escuela", expresó Natali Rifo, madre de uno de los alumnos, en declaraciones a LMNeuquén. Además, denunció falta de transparencia por parte de la institución: "La directora no quiere que lo hagamos público". También criticó la respuesta estatal: "Nos mandan la Policía como nunca, pero necesitamos una institución responsable y que actúen las instituciones del menor".

Otra madre, identificada como Roxana, remarcó: "Si la directora nos hubiese esperado a la salida con el cuerpo directivo para informarnos de lo que estaba pasando, hoy estaríamos todos apoyándola. Pero ahora estamos pidiendo que dé un paso al costado".

Desde la Asociación de Trabajadores de la Educación del Neuquén (ATEN Capital) indicaron que si bien existe un conflicto con un alumno, la situación con un arma real "no ocurrió". La versión gremial, sin embargo, no logró calmar la indignación de las familias, que exigieron medidas concretas para garantizar la seguridad dentro del establecimiento.