Detienen en Rosario a un prófugo por un crimen que cometió en Río Turbio

Juan Latof mató a puñaladas a un hombre en Río Turbio en el año 2015 y con el DNI de un hombre fallecido en San Nicolás, se cambió la identidad y formó familia en Rosario. Su pareja no sabía nada de su violento pasado

Juan Latof mató a un hombre en Río Turbio en 2015 y con el DNI de un hombre fallecido en San Nicolás formó familia en Rosario. Su pareja no sabía nada de su pasado



La “Turca” es nacida y criada en el barrio Refinería de Rosario. Tiene dos hijas de 4 y 13 años. Y hasta el martes a las 9 de la mañana estuvo en pareja con un hombre que decía llamarse Juan Eduardo Navarro, de 43 años y con el que convivió el último año y medio. Pero ese día dos efectivos de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) tocaron a la puerta de su casa y charlaron con Navarro. "¿Vos sabés porqué estamos acá?", le preguntó uno de los policías. El hombre asintió con la cabeza y terminó esposado en un patrullero dejando al desnudo una historia digna de película.



Es que Navarro no era tal, sino Juan Eduardo Latof nacido en la ciudad bonaerense de San Nicolás y que se valió de la identidad de un hombre fallecido hace varios años atrás en esa ciudad para mantenerse prófugo de la Justicia de Santa Cruz durante los últimos 6 años. En la provincia patagónica lo buscaban por el crimen a puñaladas de un hombre ocurrido en febrero de 2015 en un pub de la localidad de Río Turbio, en medio de la cuenca carbonífera. De todo eso se desayunó la Turca mientras se llevaban a su pareja detenida.



Desde las 3 de la mañana del 28 de febrero de 2015 Juan Eduardo Latof y Walter Darío Szkarlat, dos nicoleños que trabajaban para la empresa Isolux Corsán, se convirtieron en fantasmas. Aquella madrugada, en el pub “Oasis” de Río Turbio, que tiene unos 16 mil pobladores, asesinaron a puñaladas a Ramón Ysmael Chapa, de 40 años, e hirieron a otro parroquiano.



La crónica del crimen indica que cuando la víctima jugaba al pool con su amigo Jorge Antonio Reartes, dos hombres ingresaron y sin mediar palabras los apuñalaron.

 



Malherido Chapa fue trasladado a un hospital donde murió, su amigo sobrevivió al ataque. La víctima era un santiagueño que trabajaba como minero en Yacimientos Carboníferos Río Turbio.



Tras el homicidio Latof, que entonces tenía 37 años, y Szkarlat, de 33, se evaporaron de Santa Cruz y pareció que se los había tragado la tierra.

 



La jueza Betina Bustos, a cargo del juzgado de Río Turbio dictó la orden de captura nacional e internacional sobre los prófugos y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación ofreció una recompensa de 500 mil pesos.



Lo último que se sabía oficialmente de Latof era que trabajaba como mecánico, que había vivido en Avellaneda al 500 del barrio La Loma de San Nicolás y que había llegado poco tiempo antes del crimen a Río Turbio, donde se alojó en la habitación 8 del complejo habitacional denominado Pabellón 10. “Los dos sospechosos trabajaban en Isolux Corsán, son oriundos de la provincia de Buenos Aires y hacía poco que estaban en la localidad. La empresa aportó estos datos de sus legajos personales. Según investigamos, ninguno tenía prontuario”, expresó un comisario a cargo de la investigación del crimen de Chapa.



Dicen que pocos días después del crimen, Latof llegó a San Nicolás y en cuestión de horas se fue de esa ciudad con la identidad de Juan Eduardo Navarro, un vecino muerto semanas antes. Llevaba con él un viejo DNI con formato de libreta verde. Ya como Navarro anduvo por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Córdoba, donde estuvo a punto ser detenido dos veces. En 2019 llegó a Rosario y se hizo un lugar cuidando enfermos en una empresa de barrio Pichincha. Allí trabajó hasta el lunes, cuando completó su última jornada laboral como empleado tercerizado.



El último año y medio vivió en pareja con la Turca en una humilde vivienda del barrio Refinería, a unos 600 metros del Barquito de Papel y a cuatro cuadras del shopping Alto Rosario. Hombre de bajo perfil y pocas palabras, vivía de lo que ganaba diariamente. “Era un tipo que cada un año y medio o dos, desarmaba su vida y seguía su camino”, semblanteó uno de los investigadores.





Pedido de colaboración



El pasado 1º de diciembre ingresó a la AIC un oficio judicial con pedido de colaboración y orden de captura nacional e internacional por el expediente 9603/15 que investiga el crimen de Chapa y una comunicación de la División Investigación y Narcocriminalidad de la Cuenca Carbonífera de la policía de Santa Cruz que les pasaban información de que al 0800 555 5065, línea de denuncias anónimas del Ministerio de Seguridad de la Nación había ingresado un llamado que alertaba que Latof trabajaba cuidando enfermos en un centro de salud de Rosario. El denunciante anónimo daba la dirección exacta de la empresa y el nombre de fantasía que usaba el hombre buscado por un asesinato que ocurrió a poco más de 2.600 kilómetros de esta ciudad.



El pedido de colaboración pasó a la División Homicidios de la AIC que con menos de 30 hombres y un promedio de 200 asesinatos anuales se hizo tiempo entre investigación e investigación para comenzar la búsqueda del asesino de Ramón Chapa. Así comenzaron a acomodar las piezas de un puzzle investigativo de más de seis años. Primero fueron a la empresa de internación domiciliaria y preguntaron por el cuidador “Juan Eduardo Navarro”. Cuando constataron que trabajaba allí y supieron que en ese momento estaba cuidando a una persona en un domicilio determinado, una brigada empezó a realizar un trabajo de campo en torno a la vivienda donde residían Latof y su pareja.



Uno de los agentes encubiertos fingió a tener a su esposa descompuesta con presión alta en un auto en la búsqueda de un enfermero, a sabiendas de que Latof era cuidador. “Hay muchacho que trabaja en salud ahí”, dijo un vecino señalando la vivienda en la que vivía Latof. “Mi pareja no es enfermero pero trabaja como cuidador. Sabe tomar la presión, pero está trabajando ahora”, dijo la Turca ante el pedido desesperado del hombre. Así pudieron confirmar que Latof estaba trabajando.



Entonces prolongaron la espera y a las 9.30 del martes los pesquisas de Homicidios se apostaron en inmediaciones de la casa de Latof y cuando salió a tirar la basura a un volquete lo detuvieron. “Policía, ¿Vos sos Juan Navarro?”. Latof no parpadeó: “Sí”, dijo resuelto. “¿Vos sabés por qué estamos acá?”, le preguntó el agente de civil. Dicen que Latof suspiró, como aliviado, y dijo: “Sí”. Para la acusación, el hombre que hoy tiene 43 años es el autor material del asesinato de Chapa. Cuando la Turca salió a ver por qué su pareja no regresaba, Navarro ya era Latof y esperaba esposado en el asiento trasero de un móvil sin identificación. El sueño de la Turca había terminado y uno de los hombres más buscados de la Patagonia terminaba su fuga de seis años en manos de agentes de la AIC.



Posteriormente la casa de Latof fue allanada y se secuestró una tablet, dos celulares, documentación de su relación laboral y viejas fotos de su vida ficticia. En las próximas horas el fiscal César Cabrera, de la Unidad de Flagrancia, cerrará el trámite judicial mediante el cual Latof será llevado a Río Turbio para enfrentar a la jueza Betina Bustos quien lo acusará de homicidio y lesiones graves. Por la misma causa, un amigo de Latof fue absuelto en noviembre de 2016 tras ser acusado de encubrimiento agravado tras estar casi dos años detenido. Ahora el único prófugo por el crimen de Ramón Chapa es el nicoleño Walter Darío Szkarlat, de 40 años. Fuente lacapital.com.ar 



 


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