Se cumple un año del salvaje crimen de Santino en Puerto Deseado
El 20 de febrero del 2020, en horas de la tarde María Soledad y su hijo Santino de 4 años salieron a caminar por la zona conocida como Playa Cavendish. Habían llegado desde Salta para visitar a otro hijo de la mujer que reside allí y tiene una carpintería. Nunca se imaginaron lo que les iba a suceder.
María y su pequeño de 4 años fueron sorprendidos por un hombre de apellido Alvarado y un menor. La llevaron a una cueva existente entre los acantilados que rodean el lugar. Allí, según la investigación y la propia declaración de los imputados, Alvarado violó a la mujer. La víctima se desvaneció. La dieron por muerta y se alejaron con el niño. A pocos metros lo mataron a golpes por temor a que los reconozca.
En Deseado se sucedieron varias movilizaciones pidiendo justicia y apoyando a la mujer: “Perdón María por devolverte a tu hijo en un cajón”, fue la frase que dominó las manifestaciones de la gente.
Pocos días después, cuando María se logró recuperar en el hospital, viajaron a Salta para sepultar al pequeño. Ese día el dolor se apoderó de todos en la despedida de los restos de Santino. Su madre, que durante el mismo hecho fue violada y golpeada ferozmente, se descompensó durante la ceremonia realizada en Rosario de la Frontera (Salta), adonde vive la familia.
El féretro fue recibido con aplausos por cientos de vecinos que se apostaron en la plaza principal del pueblo. El sacerdote José Jiménez, quien ofició una misa de cuerpo presente, pidió a la población acompañar a la familia y se preguntó, ante "la partida tan prematura e inesperada, dolorosa y trágica, qué palabra decir de consuelo para iluminar esta circunstancia".
El cura indicó que un hecho tan trágico parece "sin sentido" ante "los ojos humanos" y agregó: "Parece que nos acercamos a un abismo infinito oscuro en el que no hay respuesta. Una vida que recién comenzaba, de golpe truncada".
Los restos de la víctima llegaron al aeropuerto internacional Martín Miguel de Güemes, de la capital salteña, pasadas las 11, horas después del arribo de su madre, María, su padre y sus hermanos.
El cuerpo fue recibido por personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y luego partió en el auto de una funeraria rumbo a Rosario de la Frontera, que está a 175 kilómetros al sur de la capital provincial.
Al pasar por la localidad de San José de Metán, unos 40 kilómetros antes de Rosario de la Frontera, cientos de personas saludaron el féretro a la vera de la ruta nacional 9/34, con pancartas y carteles pidiendo justicia y apoyando a la familia.
Tras la misa, de la que participaron los padres del niño, el intendente de Rosario de la Frontera, Gustavo Solís, legisladores, funcionarios, familiares y vecinos, se formó una larga fila de personas que fueron saludando el féretro.
Durante la celebración religiosa, María, que fue violada durante el mismo ataque el jueves 20 de febrero, estuvo visiblemente consternada, aun con los signos de la brutal agresión, y sufrió una descompensación, por lo que fue trasladada a la casa parroquial, donde la asistieron.
Al salir de la iglesia, los restos del niño fueron trasladados al cementerio de Choromoro, una localidad tucumana ubicada a unos 82 kilómetros de Rosario de la Frontera, en el límite con Salta, para darle sepultura, según consignó Télam.
Una caravana encabezada por el camión de bomberos del pueblo participó del cortejo y los restos fueron despedidos con un fuerte aplauso de cientos de personas que se apostaron en la plaza de Rosario de la Frontera.
En tanto, móviles y agentes de Gendarmería Nacional y la Policía de Salta acompañaron el féretro, junto a familiares y amigos.
Los detenidos
Poco después del crimen la policía detuvo a dos sujetos. Uno de ellos de apellido Alvarado y un menor de edad que había sido trasladado a Río Gallegos. Esto motivó una protesta en la capital Santacruceña por lo que finalmente se lo llevó a un instituto en Buenos Aires.
Por su parte, Alvarado, se suicidó en su celda. “No queremos decir dónde lo sepultamos para que la gente no le haga nada a la tumba. Él se suicidó porque no habrá soportado lo que hizo. Y porque yo creo que sabía que si salía iba a volver a hacer algo malo. Lo enterramos entre pocos. Reconocimos el cuerpo en Caleta Olivia y de allí al cementerio. Fue todo muy triste para nosotros”. La declaración es de Rosalía Alvarado, hermana de Omar, principal imputado por el crimen de un nene de 4 años y la violación de su madre en Puerto Deseado el 21 de febrero.
Omar Alvarado, de 33 años, se suicidó en su celda de la División Comisaría Cuarta de la ciudad santacruceña de Caleta Olivia, donde estaba detenido desde su traslado de Puerto Deseado, el 23 de febrero. Los investigadores creen que el suicidio se produjo a las 20 de ese día, ya que minutos después encontraron su cuerpo durante una requisa sanitaria por la pandemia de coronavirus. Se había ahorcado con su buzo. Por el terrible hecho que conmovió al país, también está detenido un menor actualmente internado en un instituto de La Plata.