El error silencioso que puede arruinar tu USB y cómo evitar que se dañe algún archivo
Extraer un pendrive sin usar la función de "expulsión segura" es un hábito común y error que puede terminar dañando tus datos, y tu dispositivo.
Aunque muchos lo ignoran, desconectar una memoria USB sin seguir el procedimiento adecuado puede provocar la pérdida de datos, error en el sistema de archivos y una vida útil reducida del dispositivo. Aquí te explicamos cómo protegerlo en pocos pasos.
Unos de los errores más frecuentes - y subestimados - al usar memorias externas es retirarlas de forma repentina. Si bien no siempre hay consecuencias inmediatas, las investigaciones muestran que este gesto puede dañar la arquitectura interna del pendrive.
Esto sucede porque los sistemas operativos modernos como Windows, macOS o Linux emplean almacenamiento en caché para agilizar el rendimiento, es decir, muchas veces los datos no se graban instantáneamente, sino segundos después de haber cerrado el archivo.
Archivo en riesgo por un mal hábito
Cuando se retira la unidad sin expulsarla correctamente, estos procesos queda incompletos, ¿El resultado? Archivos corruptos, pérdida irreversible de datos o incluso el colapso total del sistema de archivos del dispositivo. Según el fabricante Kingston, los tres riesgos principales son: pérdida de información, daño en la estructura lógica y acortamiento de la vida útil del hardware.
Otro mito común es pensar que si la luz del dispositivo no parpadea, es seguro retirarlo. Sin embargo, muchas operaciones invisibles al usuario pueden estar en curso, como la creación de archivos temporales o tareas de fondo.
La buena noticia es que prevenir este problema es fácil. En Windows, basta con hacer clic en el ícono de hardware en la barra de tareas y elegir "Expulsar". En macOS, se puede arrastrar el ícono del USB a la papelera o hacer clic derecho y seleccionar "Expulsar". En Linux, el sistema suele incluir un botón específico junto al nombre del dispositivo.
Evitar este descuido te puede ahorrar dolores de cabeza, pérdida de trabajo y la necesidad de reparar o reemplazar una memoria. Unos segundos de precaución valen más que horas de recuperación de datos.