Sucesión 2015

Pallarols comenzó a producir el bastón presidencial para el 2015

Como viene haciendo desde 1983, el orfebre convocó para su creación a ciudadanos de todo el territorio, porque como él mismo define "se lo damos al presidente como un regalo para toda la vida, pero también como un símbolo para que guìe al país".


Dueño de una mano artesana que lo
convirtió en todo un emblema de la orfebrerí­a, Pallarols es un hombre de
metales preciosos; su trabajo en platerí­a, a la que combina con madera y otros
materiales, hizo que su nombre rebotara por el mundo, tanto que sus obras se
albergan en latitudes de todo el hemisferio y entre sus poseedores figuran el
Papa Francisco, Máxima Zorrieguieta o los reyes de España.


No duda
que es un trabajador que "pone el alma" en lo que hace pero no le
gusta encasillarse como artista: "sé qué es el arte pero no sé qué es un
artista", dice Pallarols en entrevista con Télam sentado en el escritorio
de su museo taller de la calle Defensa, en pleno barrio porteño de San Telmo,
escoltado de objetos, adornos, obras de arte y retratos pictóricos de su padre
y de su abuelo.


Fueron
ellos los que le enseñaron el oficio sumándolo así a una tradición que se
extendió por varias generaciones. Lo aprendió sin saberlo, "yo era
chiquito, jugaba y sin darme cuenta me estaban enseñando orfebrería, a hacer un
autito, a cocer, a tejer, a remachar, a tornear, a atar, a esmaltar",
comenta sobre su trabajo, al que describe como una "artesanía".


Y como
todo arte también es una forma de expresión "yo me comunico haciendo un
mate, una bombilla, un cuchillo", aclara este orfebre argentino,
reconocido a nivel internacional y uno de los pocos de su talla en todo el
mundo. "Yo hago obras para alguien, no para dejarlas en un cajón",
comenta sobre su trabajo que van desde un cáliz, rosas hasta platos y
recipientes.


De esas
obras que Pallarols produce para que circulen, sean participativas e incluso
creadas colectivamente, el bastón presidencial que se entrega a cada jefe de
Estado de la democracia es ya una insignia de ese marca.


Y ejemplo
de ello es el último bastón que terminó en manos de la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner y contó con el cincelado de más de dos millones de
personas.


"Desde
la democracia de 1983, todos los bastones que usaron los presidentes tienen el
golpecito del punzón de los argentinos que participan de la actividad que les
propongo", dice el orfebre sobre esa obra que será entregada al próximo
jefe de Estado (2015-2019) como un regalo de los argentinos, el que además va
acompañado por un cuaderno con las firmas de todos aquellos que cincelaron.


Bien
claro lo define el propio Pallarols, el bastón no está destinado a una persona
en particular, sino al rango de la máxima autoridad de un gobierno democrático
y en este sentido, explica: "nosotros se lo damos al presidente como
regalo para toda la vida, pero también como un símbolo de poder que le hemos
entregado para que guíe los destinos del país".


De ahí
que el orfebre convoque a ciudadanos de todo el país para dejar su huella,
próximamente viajará a la Costa Atlántica y luego seguirá por otros puntos del
país: "Siempre trato de que participen todos porque la fuerza del palo los
va a educar, sobre todo si alguien se porta mal y la gente rebota. Seguramente,
si es inteligente dirá `vale la pena portarse bien`. Eso es lo que busco con
este bastón y con la participación de la gente".


Él es el
responsable de los bastones de todos los presidentes desde 1983, "hice una
promesa de que cada uno, aunque sea por una hora, tenga su bastón, siempre y
cuando no sea por un golpe de Estado -explica-. El bastón es un regalo
personal, cada cual hace lo que quiere con él. Así es la tradición".


"Debo
reconocer que si bien todos los presidentes lo usaron y lo recibieron, el que
le dio el rango de emblema nacional fue Néstor Kirchner; el bastón siempre se
entregó en el salón blanco de la Casa Rosada, que es un espacio limitado, pero
con Kirchner se hizo en el Congreso", señala Pallarols sobre el lugar en
el que se posicionó el objeto, sin olvidar el famoso revoleo juguetón del ex
presidente.


Pese a
ser un emblema, el bastón lejos está de ser un elemento legislado, más bien es
pura tradición, porque tal como explica "no hay una ley que considere cómo
debe ser, cuál es la forma o cuál es el uso. Solamente hay una ley de que el
Presidente debe llevar una banda de diez centímetros de seda, de tal color,
etcétera, sin embargo del bastón no hay nada, pero estaría bueno".


Proponiéndoselo,
Pallarols revolucionó el estilo de los bastones, ya que "los anteriores
eran bonitos pero no tienen nada que ver con nuestra cultura, son de órdenes
militares, eclesiásticas, academias europeas, hechos de oro", explica el
orfebre, quien reemplazó esos materiales por otros locales como la plata por
"ser el material más representativo" y la madera de urunday por
"tener todas las virtudes".


"La
plata y la madera de urunday pueden servir de inspiración y de ejemplo a los
presidentes por ser tan nobles y tan argentinas", destaca Pallarols sobre
los elementos que constituyen el bastón, cuyo diseño no cambió mucho desde su
origen en 1983, aunque con los años "lo fui aligerando de línea y de
longitud", comenta.


Camino a
la Costa Atlántica para que los ciudadanos del país sumen su impronta en el
bastón de mando presidencial -aún no están confirmados los espacios pero
asegura que será en lugares públicos-, Pallarols insiste: "El bastón es de
todos, no solo del Presidente. Es un regalo para acompañarlo en su tarea y para
recordarle que no se olvide de proteger los destinos del país", resume.


Fuente:Télam


 


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