"La Cámpora" en las fauces del peronismo ortodoxo

Lo que dejó la contienda. Los heridos, y los que se posicionan. Una mirada sobre la interna que ya es historia. Dos relatos de un mismo hecho. 

De "golpe" pareciera ser que el kirchnerismo comienza a observar el fin del camino, que "La Cámpora" de "Máximo" está en las fauces del peronismo ortodoxo, y que los santacruceños le dicen "no" al modelo en la voz de un caudillo sacado de una galera.

Pero, en momentos de euforia, y sobre todo cuando esta euforia corre por las venas de quien comanda los destinos (prima facie) del gobierno provincial, ¿cómo se puede analizar fielmente lo que sucedió el domingo?

Tras las elecciones de pascuas, los resultados de las internas -que no sin discusiones había convocado el PJ- arrojaron ante la mirada pública dos relatos de un mismo hecho.

La agencia de Noticias Télam no ocultó sus intenciones de despegar de la derrota a la familia presidencial, aclarado que ni Máximo Kirchner ni la presidenta habían participado de forma alguna de la contienda, minimizando los resultados por una ínfima ventaja y por el "bajo interés" que habían despertado los comicios entre los afiliados.

El gobierno, por su parte, emitió un comunicado con un relato exultante, y en el que el propio Daniel Peralta aprovechó para, de nuevo, instalar esta idea del líder victima, ese juego perverso que no acepta auto criticas ni reconoce el pasado cercano.

Pese a todos estos esfuerzos de imponer un escenario en el que se jugaban muchas cosas, la mirada del hombre común es clara: votar en internas no valía la pena, al menos es eso lo que demuestra una concurrencia que no legó a la mita del padrón.

Y es que pese al tenor de los cruces previos que calentaron esta gran puesta en escena, son más los que entienden que La Cámpora en el terruño no es Máximo Kirchner ni la presidenta de los 40 millones, así como también saben que Peralta no es un líder revolucionario sino un gobernador atrincherado contra el modelo que lo "impuso. Un amante de las teorías conspirativas, que sistemáticamente fue instalando para guarecerse en el respaldo popular.

Volviendo a los resultados y por si acaso persisten en la idea de hablar de una suerte de fin de ciclo kirchnerista, es importante tener presente que en Santa Cruz las cosas no solo no son lo que eran, sino que tampoco lo que parecen. Entonces, ante la evidencia de que no existe en este caso una pelea de buenos contra malos, sino de partes de un todo muy dañino para los intereses del pueblo de Santa Cruz, resulta importante detenerse en el resultado, único dato duro y exento de cualquier discurso para la gilada, (aunque a la gilada haya que re ubicarla, quizás aun no se percataron de eso los devotos de la demagogia discursiva).

Con estos  resultados el gobierno quiere tener una carta  para afianzar la institucionalidad y la gobernabilidad, pero la Cámara de Diputados sigue siendo la misma y de allí cae por peso propio que las iniciativas del Poder Ejecutivo van a seguir estancadas.

A estos resultados quiere atribuírselos la Cámpora a una campaña sucia por parte del mandatario, o incluso atenuar las criticas aludiendo a la humilde organización de un grupo de pibes que apuestan a la liberación de un pueblo oprimido por un tirano corrupto que ellos mismos pusieron, pero lo cierto es que el resultado no deja de ser para ellos un grano en la frente,  un enorme no a la soberbia, a los atropellos, a los custodios celosos de los intereses de diferentes sectores.

El resultado si pone en ventaja a Peralta con el 80 % de congresales y confirma su  liderazgo dentro  del PJ, punto.

El resultado, también suma una nueva derrota para Fernando Cotillo, quien ya había perdido como candidato testimonial a diputado nacional y luego en 2011, en Caleta Olivia, con el binomio que hoy lo tiene como vicegobernador.

Solo con estos datos, que son algunos, las frases pochocleras del gobernador están de más y en todo caso, el "teléfono" del cual habló tras el triunfo suena para el justicialismo todo. La escasa participación es un alerta de que así a agosto no debieran llegar, que los esfuerzos por contrariarse en los medios día tras día y sin descanso están mal orientados porque el afiliado, que es un laburante que solo quiere estar mejor, no se lo cree.

Colaboración de S.D. para Diario Nuevo Día.

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