Historias de Patagonia: Un tal Manuel Coronel
El gaucho Manuel ocupaba el rancho cargado de historia en la naciente población de Río Gallegos. Tenía una esposa tehuelche y un pasado de luchas y sacrificios en estas latitudes.
*Mario Novack
Don Manuel Coronel vivió entre los habitantes originarios del extremo austral y decidió ocupar una construcción hecha de adobes que los soldados y colonos chilenos habían levantado durante el intento de ocupación del Río Gallegos.
Un 18 de febrero de 1873 partía desde Punta Arenas, la balandra “Anita” propiedad del acaudalado empresario portugués Manuel Nogueira con soldados, colonos y materiales dispuestos a encarar la conquista del lugar.
Así lo hicieron y al mando de un francés llamado Celestino Bousquet iniciaron la construcción del denominado Fuerte Gallegos en la zona Killik Aike Sur. En verdad – de acuerdo a los datos históricos- la fundación chilena se encontraba muy cercana a la actual localización de la Sub Prefectura Río Gallegos.
Killik Aike es ni más ni menos que un anglicismo incorporado a la topografía originaria que ya definía al lugar como Keleenk Aiken, lugar de buenos pastos y aguadas. Lo cierto es que la fundación efímera del Río Gallegos chileno tuvo al embajador Felix Frías como un protagonista fundamental en esa gestión, cuya protesta diplomática ante el gobierno chileno desactivó la ocupación.
Todo esto durante el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, a quien más de una vez se lo ha signado como un “entreguista” de la Patagonia, algo que en los hechos al menos en el caso de Río Gallegos, prueba lo contrario.
Si bien los informes archivados en la Cancillería Argentina dan cuenta de la existencia efímera del Fuerte Gallegos, otros datos consignan que al menos durante cuatro años el encargada de su comandancia, el francés Bousquet permaneció en las inmediaciones hasta que en forma definitiva el gobierno chileno, en Punta Arenas, le notificó que debía abandonar definitivamente el lugar.
Pero años más tarde Celestino Bousquet volvería a ser noticia. Esta vez como ganadero en Argentina, guía y baqueano de Ramón Lista, gobernador del Territorio Nacional de Santa Cruz.
Volviendo a la historia de Manuel Coronel este se constituyó en uno de los primeros habitantes del Río Gallegos ocupando el rancho y también sirviendo de guía a autoridades, militares y científicos en la zona y también en Tierra del Fuego.
Datos registrados en las memorias de Ramón Lista lo ubican en el año 1883 viviendo en que posteriormente se definiría como “el rancho Coronel”. La información contenida en los archivos bautismales derriba un relato de más de un siglo que hablaban de la alegría de los originarios de recibir “oleos bautismales” y una nueva religión.
En la obra “Los Salesianos en la Patagonia” de Jose Beauvoir se destacan bautismos colectivos en las zonas donde habitaban los originarios dentro de Santa Cruz. Sin embargo en los archivos periodísticos de fines de 1880 aparece una queja que interpone personalmente el sucesor del cacique Calacho de la zona de Puerto Deseado quien cuestiona la prohibición de la caza del guanacos y choiques, dispuesto por las autoridades del Territorio. Similar queja se repite en el caso de la religión.
Prueba de ello es el Registro de bautismos de Santa Cruz de Martha E Drovetto en que se publica el bautismo de Cipriano Venancio y Basilio Roque Coronel en la localidad de Puerto Santa Cruz un 5 de marzo del año 1886, siendo sus padrinos Cipriano García y Roque Williams. Ver.. http://marthaedrovetto.academia.edu/research#papers.
Esta documentación es relevante para conocer también los modos y uniones planteadas en la época y como los ex gobernadores fueron padres de hijos naturales como los casos de los ex gobernadores Ramón Lista, Carlos María Moyano y el colono Gregorio Ibañez.
En estos tres casos las madres fueron mujeres originarias, de acuerdo a la información volcada en los registros, pero resulta significativo el reconocimiento escrito de la paternidad de los bautizados.
Otra de las perlas que nos devuelve la historia es que el colono Cipriano García, de Patagones, padrino de los hijos de Manuel Coronel, es ni más ni menos que el nieto de Rafaela Bedoya aquella mujer obligada a casarse un 8 de marzo del año 1781, en la colonia de Floridablanca, cercana a la bahía de San Julián.
En cuanto a la esposa de Coronel, la tehuelche Rosa, ella sostenía que era familiar del cacique Mulato, sucesor de Papón hijo del legendario Casimiro Biguá. Los diarios de Ramón Lista la destacan en el año 1878 moliendo yerba en un morterito de piedra y en un apartado destaca que “las mujeres tehuelches gustan mucho de masticar yerba mate y la comen mezclada con azúcar”.
El trato amistoso y colaborativo del matrimonio de Manuel y Rosa Coronel queda demostrado en los apuntes del Perito Fracisco Moreno, del año 1878, cuando sostiene que “ nuestras provisiones eran sumamente escasas y consistían solo en unas tortas regalo de la tehuelche Rosa, mujer de Manuel Coronel, otro buen gaucho compatriota que había acompañado a Pertuiset a Tierra del Fuego y a quien el muy farsante hace aparecer como el peruano Yupanqui, con la misma formalidad que asegura más tarde que Rosa era una imperial princesa de la raza de los Incas. (En 1873 un aventurero francés, Eugenio Pertuiset, enterado de la supuesta existencia de un tesoro de los Incas oculto en la Tierra del Fuego, se empeñó en su búsqueda, para lo cual organizó una expedición singular que fue autorizada por el Gobierno de Chile. El resultado aparente de esta empresa exploratoria fue el hallazgo de manifestaciones auríferas, circunstancia que llevó a Pertuiset a solicitar una concesión de terrenos en la isla grande de Tierra del Fuego y en la isla Dawson, y a plantear un proyecto de colonización, propósito que finalmente no llegó a realizarse por distintas causas. A las tortas de Rosa se agregaba carne para un día y dos cajas de paté de fois gras que a nuestra ida para el interior había dejado de reserva en la isla Pavón.” Estos apuntes se encuentran publicados en los anales de la Sociedad Científica Argentina.
Registros históricos posteriores ubican al matrimonio de Coronel y Rosa en cercanías de Monte León donde le habían adjudicado 2.500 hectáreas, una extensión reducida en cantidad de hectáreas, teniendo en cuenta que la mínima unidad de explotación económica se situaba en al menos 10 mil hectáreas.
En su obra La Australia Argentina, Roberto Payró, pasa revista a las enormes vicisitudes que tuvieron que atravesar los colonos y primeros ganaderos criollos e inmigrantes. De los colonos pioneros como Gregorio Ibañez, Cipriano García, Manuel Coronel y Gregorio Albarracín. De estos, dice Payró, quedan solo la sucesión del primero, porque los demás tuvieron que ceder sus derechos. ¡ Y con razón..! Vivían en el más completo abandono y su única comunicación era un barco que llegaba con intervalos de ocho meses y más meses. El gobierno que les había prometido animales, no se los dio y para alimentarse tenían que recurrir a la caza del guanaco y avestruces, porque ni la pesca abunda…Los barcos que llegaban les vendían víveres, pero escasos, y ¡ a que precio!...en una ocasión se vendió en Santa Cruz uel quintal de harina a $ 50 pesos oro…”. Roberto Payró escribió en el año 1898 su relato de viajes con la crónica de la Patagonia Austral y desde donde extraemos esta referencia histórica.
La riqueza histórica de nuestro artículo pretende ofrecer algunos datos acerca del proceso de poblamiento en la provincia de Santa Cruz y fundamentalmente Río Gallegos, de allí que hayamos rescatado la figura de don Manuel Coronel.