Un mago-matemático reveló el punto ciego de un casino

Persi Diaconis, licenciado de la Universidad de Stanford, junto a su colaboradora, la estadística de Stanford Susan Holmes, pudieron adivinar correctamente nueve o diez cartas por mazo, suficientes para duplicar o triplicar la ventaja de un contador de cartas competente

Cuando una banda de jugadores de cartas descubrió que podían hacer trampa y ganarle a la casa, sin darse cuenta pusieron de relieve un fallo en la máquina que barajaba los naipes de modo aleatorio. Hizo falta un mago convertido en matemático para revelar cómo lo hicieron.



 





 



Los ejecutivos de la industria estaban ansiosos. Su empresa fabricaba máquinas barajadoras de cartas de precisión para casinos.



Miles de sus artefactos estaban en funcionamiento en Las Vegas y en todo el mundo. Las tarifas de alquiler generaban millones de dólares cada año y la empresa cotizaba en la bolsa de Nueva York.



Sin embargo, los ejecutivos habían descubierto recientemente que una banda de estafadores había pirateado una de sus máquinas.



La pandilla usó una cámara de video oculta para grabar el funcionamiento del barajador de cartas a través de una ventana de vidrio.



Las imágenes, transmitidas a un cómplice que estaba afuera, en el estacionamiento del casino, se reprodujeron en cámara lenta para descubrir la secuencia de cartas en la baraja, que luego se transmitió a los jugadores que estaban adentro.



 





 



El casino perdió millones de dólares antes de que finalmente atraparan a la pandilla.



Los ejecutivos estaban decididos a no ser hackeados nuevamente. Habían desarrollado el prototipo de una máquina barajadora nueva y sofisticada, esta vez encerrada en una caja opaca.



Sus ingenieros aseguraron que la máquina lograría barajar de un modo lo suficientemente aleatorio como para necesitar una sola pasada de este dispositivo, algo que reduciría el tiempo entre las diferentes manos, vencería a los contadores de cartas y a los crupieres corruptos.



Pero necesitaban estar seguros de que su máquina barajaba correctamente. Necesitaban a Persi Diaconis.


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