Hay rebelión en las pampas: "Los braceros"

Antes de los episodios de la Patagonia Trágica, en la provincia de Buenos Aires y particularmente el sudoeste de la misma, los reclamos por mejores condiciones laborales y salarios, fueron reprimidos a sangre y fuego. Un año más tarde ocurriría lo mismo en Santa Cruz.

*Mario Novack



Sólo 420 metros son los que dividen a la estación de trenes de la comisaría. Una distancia que separa la vida de la muerte en El Perdido, un pueblo nacido a punta de riel, campo y cosechas. Vamos a situar la historia de la “Rebelión de los Braceros” en 1919 en los trágicos sucesos registrados en el lugar y que abarcaron localidades vecinas, como Aparicio, Irene, Oriente y el propio Coronel Dorrego.



Fueron casi cuarenta días electrizantes que se llevaron la vida de, al menos, medio centenar de trabajadores golondrina, los denominados “braceros”, aquellos peones de la estiba, trilla y otras labores agropecuarias.



Ese año 1919 había comenzado con más de 700 victimas, un número indeterminado de heridos y desaparecidos en la denominada “Semana Trágica” del 7 al 14 de febrero, en los Astilleros Vasenna, en Buenos Aires.



Germinaba la semilla del levantamiento obrero ante las condiciones infrahumanas de trabajo y los bajos salarios. Las ganancias de los terratenientes y cerealistas eran fabulosas, en el período de la posguerra y Argentina se convertía en “el granero del mundo”



Mientras tanto el triangulo de los partidos del sudoeste bonaerense, como Tres Arroyos, Adolfo González Chaves y Coronel Dorrego, se  convertirían en el epicentro de la más salvaje represión solo superada por los episodios de la Patagonia Trágica.



Así es como luego de conocidas las investigaciones de Osvaldo Bayer sobre la “masacre de Jacinto Araúz”, en la que varios “bolseros” fueron salvajemente asesinados corresponde correr el velo del ocultamiento y olvido de estos episodios en los que los obreros tenían dos pedidos: Pasar de un mísero salario de 6 a entre 10 y 14 pesos diarios y por lo menos una comida decente diaria”.



Aunque parezca increíble ésta era la petición. La respuesta incluyó la barbarie de obreros abatidos en “enfrentamientos” en los que sólo hubieron víctimas de un solo bando: los obreros, torturados y sableados, cuando no tratados a los “lonjazos”.



El Perdido, tierra de los Arranz, los Moyano, los Iriarte y ese elenco interminable de los hermanos Beroiz que eligió Río Gallegos como su lugar en el mundo, es una pequeña población cercana a la cabecera de partido, la ciudad de Coronel Dorrego.





En el medio ocurrieron episodios gravísimos y otros magnificados y ampliados por los medios gráficos como el diario “La Prensa”, que sería funcional a las posturas de los terratenientes justificando la represión y hasta exagerando hechos que nunca existieron.



La situación conflictiva se había iniciado en Tres Arroyos el 15 de diciembre de 1919, y comenzaba a tener una consecuencia sangrienta a partir del asesinato de varios obreros en Micaela Cascallares.



Para encubrir hechos delictivos graves medíante los cuales el Comisario Cárcano, el juez Monasterio y los intendentes de Tres Arroyos y Coronel Dorrego, tratan de frenar el conflicto, se da vuelo a versiones increíbles de los sucesos del sur: en Cascallares, 500 braceros habrían intentado asaltar la subcomisaría armados con revólveres y cuchillos, siendo repelido por el subcomisario y ... 12 agentes ... (¡!)



La causa de la “toma” de la subcomisaría era exigir la libertad de huelguistas presos, exigencia que se materialice medíante una manifestación y no un “asalto”.Como podemos observar nada cambia en la metodología de la justificación de la violencia a lo largo del tiempo. Es idéntico procedimiento en que observaremos a lo largo de la provincia de Buenos Aires, La Pampa y Santa Cruz tiempo después.



Dicen los diarios afines a los grandes capitalistas .. mientras, “individuos que propagan ideas avanzadas... pretenden jornales de 10, 12 y 15 pesos”, la municipalidad de Tres Arroyos vota 2.000 pesos para “el racionamiento de las fuerzas policiales, que tan eficazmente defienden el orden y la vida de los habitantes”. El importe aprobado equivale al menos a 150 días de trabajo de un “bracero” en los campos bonaerenses.



En la cercana Aparicio comenzará a destacarse el protagonismo de los obreros y también un intento de acercamiento entre los representantes de los agricultores y los obreros. Es así que unos 300 agricultores se reúnen para acordar una solución presentando las bases del arreglo a la Liga de Trabajadores, en un intento por finalizar el conflicto en forma pacífica. Son estos agricultores medianos y pequeños productores con visiones muy distintas a la de los grandes terratenientes y firmas cerealeras.





En Copetonas, los sindicalistas, ligados al socialismo,  encuentran dificultades para contener la influencia de los “ácratas” entre los obreros. (Acracia era el país utópico con que soñaban los anarquistas, un mundo sin gobierno donde todo se resolviera por acuerdo mutuo, la ayuda mutua, la solidaridad. los ácratas eran -y son- quienes piensan que lo más sagrado es la libertad, y el poder significa la negación de la libertad, por ende, de la dignidad ). 



La prolongación del conflicto nuevamente nos remite a Aparicio, donde surgen los primeros gestos de creación de “un fondo de huelga”.



Al respecto el diario “La Protesta” sostiene que “los obreros en huelga recorren las chacras convenciendo a los braceros y paralizando el trabajo para coordinar la acción de todos, generalizando la huelga en toda la zona. En el pueblo habríase formado una especie de Comuna y los obreros sin dinero contarían con el apoyo de los que tienen, preparándose para una huelga prolongada



La respuesta es la creación de un delegación de la tristemente célebre Liga Patriótica, integrada por jóvenes de extracción radical. Esta situación es denunciada por el diario “La Vanguardia”, que también acusa a los anarquistas de promover la violencia y exigir demasiado. Según el mismo diario, el salario adecuado sería de 8 a 10 pesos y no 15 por día, recriminando el promover la represión contra obreros ignorantes en lugar de actuar con cautela y moderación.



El conflicto crece en intensidad, a medida que avanza el mes de diciembre y se acerca el tiempo de las cosechas. En Oriente los braceros toman la subcomisaría sin resistencia. Según declaraciones del juez  Monasterio, los obreros habrían formado allí un “soviet” de comunistas. En Coronel Dorrego, la policía realiza detenciones de “agitadores” mayoritariamente españoles.



Si hacemos caso al diario porteño, el movimiento retoma actividad y se extiende desde Coronel Dorrego hasta Berazategui, presentando el mismo pliego de condiciones: entre 10$ y 14 por día, buena comida, reconocimiento de la organización ligada a la FORA V, reconocimiento de delegados en chacras, etc.



En el pueblo del sur mencionado – Cnel Dorrego -se habría presentado un pliego patronal a consideración de los obreros, que al ser rechazado motive la detención de quienes habían ordenado hacerlo, los “agitadores” Marcelino Sanjurjo y Juan Perusain, ambos anarquistas, luego también Sic Borenstein.





Para evitar que los peones que hacía Coronel Dorrego iban a trabajar en la cosechas, sean utilizados como rompehuelgas, el diario La Protesta les sugiere no vayan, al tiempo que informa que en Oriente, 500 peones resisten, fieles a la Unión de Trabajadores Agropecuarios. En una carta desde Bahía Blanca, los obreros de Oriente contarán cómo se los detuvo, desnudando la connivencia entre autoridades, policías y representantes del gobierno.



Según el relato obrero,  el intendente de Coronel Dorrego, Costa, y el Director del Departamento del Trabajo, llegado para mediar en las huelgas, convocan a una asamblea de obreros para arreglar el problema.



Cuando la concurrencia es numerosa, son rodeados por las tropas del teniente Ramón Andrés, tras lo cual son reducidos y apresados. Los reveses no parecen amilanar a Federación Obrera de la República Argentina, que después de estos hechos lanza un enérgico pronunciamiento:



FORA al proletariado... El momento es de revolución. Vamos a entrar de lleno en el periodo



revolucionario, el que culminará con el vencimiento de la burguesía y la adueñación de la vida productiva y consumidora por el proletariado. Antes de iniciar este decisivo momento se hace indispensable que nadie deje de definir sus posiciones que todos esclarezcan su actitud.”



Así las cosas, no parece raro entonces, que el gobernador Crotto esté pensando en la formación de una policía volante especial, la adquisición de camiones y automóviles e incluso la creación de un cuerpo de aviadores.



Mientras tanto, a la huelga que continúa en Oriente, se agrega Dionisia (Nicanor Otamendi ) y los estibadores de Ingeniero White. Hacia el 23 y 24 de diciembre, la represión comienza a rendir sus frutos, quedando episodios aislados, los que son detallados por “La Vanguardia:”



 



Una festividad trágica y teñida de sangre vivirá la pequeña localidad de El Perdido, donde según informaciones que nos llegan de La Plata, la policía habría cometido anteayer en ese lugar un verdadero delito, so pretexto de arrestar a un supuesto agitador agrario llamado Ferrero. Pretendiendo defenderse de no se sabe qué agresiones la policía hizo fuego sin miramiento ni advertencia alguna, dejando en el campo un peón muerto y otro gravemente herido.”





La víspera de Nochebuena tiene resultados de extreemo salvajismo por parte de la policía hacia los obreros, en la cercana Copetonas. El día 23 del corriente, siendo las dos de la mañana, penetró en la playa de la estación el comisario acompañado de un grupo numeroso de Guardias Blancas armadas de carabinas y de los vigilantes con sus sables desenvainados los que golpearon y sablearon de una manera despiadada a los trabajadores allí refugiados, obligándolos a salir, no sólo de la estación sino del partido, pues los llevaron hasta el otro lado del puente Quequén Salado, que divide los partidos de Tres Arroyos y Coronel Dorrego.



Al amanecer, los pasajeros del primer tren pudieron presenciar el cuadro espantoso que formaban los obreros heridos y contusos que pedían en vano, algún auxilio. La brutal paliza aplicada a estos trabajadores no reconoce otra causa que haberse negado a salir de faena por 6$ diarios.”



Para medir la magnitud de la injusticia, agrega: “Nadie ha trabajado en la siega por 6 $ diarios par lo menos desde hace varios años. En todas partes se ha pagado 1, 1,50 y hasta 2$ por cuadra de cereal cortado y como se pueden cortar de 8 a 10 cuadras por día, resulta que los empresarios de la estación Copetonas, al pretender que los peones trabajaran por 6$ por día se proponían estafarlos en más del 50 por ciento.



El mismo diario “La Vanguardia” denuncia la persecución de peones por parte del agente Luciano Auli cumpliendo órdenes del comisario local en El Perdido. Los peones se arrinconan en la estación y se niegan a trabajar por 6$.



El desenlace es fatal: Auli mata al peón Delaloza mientras un escribiente de la misma comisaría mata a un desconocido, y el gendarme Soto, a un vecino que miraba.



Los atropellos represivos continuarán en  Aparicio, donde los policías cierran el local gremial y detienen a 17 obreros. Todos son llevados a Bahía Blanca, donde se los amontona con los 150 previamente detenidos en Coronel Dorrego.



Las autoridades de la provincia deciden mantenerse en guardia ante la continua “inquietud” bracera, diseminando hombres de la gendarmería volante por la campaña, mientras la Liga Patriótica aconseja el uso de armas para resistir a las huelgas. Tal cosa es tomada en serio por los “empresarios” del sur bonaerense:



“En la estación Gil... llamo la atención un sujeto armado con un fusil Mauser, llamado Silva, y como en esa zona se conoce a los Silva como afectos al cuatrerismo, algunos pasajeros de un convoy trataron de indagar los motivos de semejante guardia, llegando a saber que habían sido apostados allí por varios terratenientes con órdenes expresas de hacer fuego sobre cualquier individuo que se acercara a los campos de dichos patrones.”



El mismo informe da noticias de detenciones en Oriente y El Perdido, en momentos en que se rumorea la preparación de una huelga general para el 20 de enero, denunciándose como preparativos cortes de líneas telegráficas en Guaminí o incendios de campos en Bahía Blanca. La huelga, que sólo es un globo armado para justificar la represión, “fracasa”:



Hasta aquí el informe de estos episodios históricos, poco conocidos o no del todo difundidos de la historia de la región.



Nuestra pretensión ha sido correr el velo de los hechos y hacer conocer en profundidad los mismos, ya que muchos de los jornaleros en conflicto migraron luego a la Patagonia donde los siguió el sino trágico de su destino. Este año el partido de Coronel Dorrego tendrá la oportunidad de recordar el centenario de estos episodios, en la que los obreros pretendían entre 10 y 14 pesos y comida decente.



La historia del pueblo



Conocemos hoy que El Perdido no tuvo una fundación planificada, sino que surgió de la designación del Señor Fermín Muñoz como Juez de Paz de la ciudad de Tres Arroyos, quién trasladó el asiento de dicho juzgado a su campo “La Flor de El Perdido”. Y se convierte así el paraje en parada de mensajerías de la época, las que conducían pasajeros, carga y también, la correspondencia del Correo Nacional. Alrededor del año 1900, inmigrantes europeos se asientan en proximidades del arroyo “El Perdido”. Naciendo este curso de agua en los que fueron campos, hace más de 100 años, de don Felipe Lenke, baja este arroyo, que hace gala de su nombre por desaparecer en varias etapas de su recorrido, para terminar en una laguna llamada “Blanca”, hoy, “La Carlota”.



La estación ferroviaria El Perdido no figuraba en la iniciación del ramal Tres Arroyos- Bahía Blanca pero “por el movimiento de la zona, a la altura del km. 586, la empresa del F.C.S., consideró (y así lo resolvió, con fecha 18 de abril de 1901), el Dtor. Gral. De Vías de Comunicación dicta esta resolución: VISTO:…CONSIDERANDO: Que el paraje donde se ha construido la nueva estación intermedia entre las de APARICIO y CORONEL DORREGO, es conocido por EL PERDIDO, se resuelve designar así a la mencionada Estación…O sea, que luego de diez años de inaugurado el ramal, recién se establece la Estación El Perdido (que luego pasará a denominarse José A. Guisasola).



De esta manera, nuestra localidad se constituyó en el pueblo más próximo a Cnel. Dorrego, con las características propias de las poblaciones rurales, que pertenece por igual a los cuarteles VIII y IX, pues la avenida paralela a las vías sirve de divisoria al plano urbano, y separa también ambos cuarteles. En sus comienzos llegó a contar con una población de aproximadamente 3000 habitantes, que se incrementaba notablemente en tiempos de cosecha, con la llegada de los peones golondrinas. Esto motivaba además, que la actividad fuera intensa en la localidad, que disponía de hoteles y fondas en cantidad suficiente, como para satisfacer las necesidades de la población estable y transitoria. El espíritu religioso de la comunidad de los Alemanes del Volga, inmigrantes afincados en esta comarca (también llamado rusos-alemanes), hizo que se congregaran en un sencillo galpón de chapa del Sr. Juan Dumrauf, a realizar simples ceremonias religiosas.



Los crotos

José C. Crotto participó en la creación de la Unión Cívica en 1890 y combatió en la Revolución del 90 como jefe de uno de los cinco grupos que integraban la Legión Ciudadana, brazo militar de la Unión Cívica.

En 1891 fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical, Junto con Hipólito Yrigoyen. Luego fue uno de los líderes de la Revolución de 1905. En 1909 fue elegido presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical. Entre 1912 y 1918 fue senador nacional en representación de la Ciudad de Buenos Aires.

En 1918 fue elegido gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Debido a un enfrentamiento personal con el presidente Hipólito Yrigoyen, renunció en 1921. Debido a ello formó un grupo interno en el radicalismo opositor a Yrigoyen, conocido inicialmente como "crottismo", que a partir de 1924 se sumó a la Unión Cívica Radical Antipersonalista.

Durante su gobierno de la Provincia de Buenos Aires sancionó el Decreto 3/1920 que autorizaba y permitía a los peones rurales a viajar gratis en los trenes cargueros, a los que comenzó a llamarse "crotos". Con el tiempo la palabra se usó para referirse a las personas sin hogar.





Renunció en 1921 por desacuerdos con el presidente Yrigoyen. El período fue completado por el vicegobernador Luis Monteverde. José Crotto se instaló como estanciero en la zona de Dolores, donde aún hoy hay un lugar que lo recuerda, la Esquina de Crotto, donde se encontraba una pulpería a la que asistía habitualmente. Se desempeñó también como dirigente de la Sociedad Rural Argentina.



En homenaje a este personaje y a su familia lleva como nombre el apellido la localidad de Crotto y su respectiva estación ferroviaria en la pampa húmeda bonaerense, a unos 26 kilómetros de Tapalqué.

A raíz del decreto que permitía viajar gratis a los peones en los trenes cargueros, se los denominaba “crotos” . Tambien se los denominaba "linyeras" o simplemente “caminantes” por la costumbre que había en aquellos tiempos de salir de a pié por los caminos, con el “mono” al hombro, en busca de conchabo en algún campo, o algún “pique” temporario.

Era común verlos en los trenes cargueros, de a pie por los caminos, reunidos en fogones cercanos a estaciones de ferrocarril, guarecidos bajo algún puente o alcantarilla, etc.

Era un grupo heterogéneo: peones rurales en busca de trabajo, evadidos de la policía, anarquistas, alguna gente instruida y hasta algunos que habiendo perdido la familia, o la razón, se largaban a la hueya.

Sabían llegar a los campos y estancias en busca trabajo o de permiso para “hacer noche”, y agenciarse algunas provisiones como yerba, carne y galleta, o lo que se les ofreciera. Y no faltaba alquien que les decia a los chicos: "acuestense a dormir la siesta, porque puede venir un croto"

Personalmente he conocido a varios, y he visto en algunos campos que mantenían alguna pieza vacia, media apartada, y que reservaban para alojar a los crotos que pedían "hacer noche". Se las llamba “croteras” y sabían contar con algún precario fogón, parrilla y catre.

Recuerdo que siendo yo chico llegó un croto al campo, cerca del mediodía. Mi madre tomó de nuestra mesa y le alcanzó una galleta, en un recipiente un guiso de lentejas y en otro una buena porción de arroz con leche y canela.

Ante nuestra admiración, el croto mezcló todo en una sola olla y almorzó a la sombra.

Para el que le guste estas cosas, hay un libro interesante libro, "Cuentos del Caminante", escrito por Rafael Darío Capdevila, que recopiló historias y anécdotas relatadas por Sengo Valladares, de los pagos de Tapalqué, quien fuera peón de campo, y que como muchos salia por los caminos para buscar "pique" o conchabarse en algún campo.

"...y al tercer día, al pasar por un pajonal alcancé a pisar un cuis" -relata Don Sengo.



La Gazeta Federal / Leonardo Castagnino



El Perdido es un pueblito tipico de la llanuera bonaerense con estación de trenes y su desarrollo a ambos lados de la vía, lo que diferencia el domicilio de sus habitantes. De que lado vivís, suele decirse en esos publos. El Club Progreso había nacido un año antes de estos trágicos acontecimientos y su población triplicaba la de hoy. La importancia del agro, las vivencias de su gente están magistralmente descriptas en el poema de don Luis Acosta García en su “Balada del Pan”



"Han llegado los días de la cosecha,

Y andan los chacareros de gran faena.

Se atragantan las máquinas con las gavillas

Y salen por los tubos las mieses limpias, 

Mientras en los rastrojos vuela la granza,

Como las ilusiones y la esperanza
".



En futuras entregas, los acontecimientos en Tres Arroyos y Gonzalez Chaves.



 



 


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