Santa Cruz: el escenario más complejo en la historia del kirchnerismo

Por primera vez enfrentados, la Presidenta y el gobernador Peralta dominan plenamente la campaña pese a no ser candidatos; los sondeos favorecen al postulante radical Eduardo Costa.Santa Cruz ya no es lo que era. La frase se repite con insistencia ante la cercanía de las elecciones, que muestra uno de los escenarios más complicados de los últimos años para el kirchnerismo en la provincia.


 


En agosto y en octubre se dirime mucho más que tres bancas en la Cámara de Diputados de la Nación: se medirá en las urnas hasta qué punto llega el divorcio entre la presidenta Cristina Kirchner y el gobernador Daniel Peralta . Testigo de esa disputa, el radical Eduardo Costa transita una campaña donde propios y contrincantes lo dan por ganador.


Ni la Presidenta ni el gobernador están en las listas. Pero ambos actúan como jefes de campaña. Cristina ya lleva dos actos aquí, inaugura obras, trae anuncios para los municipios, llama a reconstruir Santa Cruz y promete más obras, "cuando otros administren los fondos y no los dilapiden", dijo, mientras alzaba el brazo triunfal de sus candidatos.


Peralta empezó la campaña el mismo día en que el gobierno nacional le cortó los fondos y endureció el enfrentamiento. Fue en 2012, en plena crisis política, cuando salió a recorrer la provincia como si estuviera de campaña: se refundó, mutó la piel de kirchnerista y se quedó con su ropaje original de peronista ortodoxo, católico y sindicalista.


Cuando el 30 de diciembre de 2011, La Cámpora le dio un portazo al gobierno provincial, empezó a tejerse este final. El recorte de fondos nacionales y el desfinanciamiento de la caja de previsión, apoyados en una liga de intendentes que responden a la Casa Rosada, pusieron la administración en jaque. Se retrasó el pago de salarios a los estatales, explotó una crisis en el sistema de salud pública (que aún se mantiene) y no hubo aumentos salariales por 22 meses.


Peralta sobrevivió a la crisis , endureció el discurso con la Casa Rosada, denunció intentos de intervención y se acercó al peronismo federal. Habló de "mensaje mafioso", cuando el avión de la gobernación apareció baleado, renegoció las áreas petroleras con YPF y encontró su comodín en el hoy jefe de Gabinete y director en YPF, Ariel Ivovich.


La disputa entre la Nación y la provincia llegó hasta en el pago de aguinaldos a la administración pública. Faltaban $ 120 millones para completar el pago después de que YPF negara un adelanto del canon que solicitaba Peralta. La orden llegaba desde la Presidenta, quien por medio del camporista Mauricio Gómez Bull anunció que ella enviaría los recursos. Peralta tensó la cuerda y advirtió que si el canon no llegaba, YPF sería multada. Así, el CEO Miguel Galuccio envió el avión de YPF para Ivovich y, después de arduas negociaciones, llegaron los fondos.


En las internas del PJ de marzo, el Frente para la Victoria (FPV) perdió sin pena ni gloria y Peralta se quedó con la presidencia del partido y armó tres listas de diputados: una la encabeza Nieves Beroiza, su ministra de Desarrollo Social, una mujer de fuerte militancia social y de cercanía con el ex gobernador Sergio Acevedo. La otra, el diputado Alejandro Victoria, quien sin ser del riñón de Peralta encabeza el minoritario bloque de diputados que enfrentó a La Cámpora y defendió al gobernador. Y la tercera, la lidera el petrolero Marcelo Turchetti.


El viernes pasado, Peralta presentó a sus candidatos en el gimnasio Julio Ladvocat, el mismo que solía utilizar Néstor Kirchner. Ya no había referencias al kirchnerismo, las pancartas y los carteles recreaban la liturgia peronista con Perón y Evita. Sobraron las críticas a Cristina Kirchner y a quienes "se fueron del partido", en referencia al FPV y a La Cámpora.


El gobernador centró su discurso en un mensaje a la jefa del Estado, "no busque excusas, señora Presidenta para hacer el hospital materno-infantil en Río Gallegos porque este gobernador administre mal. Venga, ponga la cara y haga lo que le pide el pueblo y no La Cámpora. Son dos cosas distintas", aseguró, eufórico.


Los Candiatos 


En sintonía con el gobierno nacional, el FPV jugará por fuera del PJ y Cristina eligió a La Cámpora para encabezar la lista con el diputado provincial Gómez Bull. "Nuestra tarea como legisladores y militantes del FPV es acercar a las personas las herramientas que el Estado nacional tiene previstas para darle soluciones a la gente", afirmó Gómez Bull, mientras repartía anteojos con un camión oftalmológico del Ministerio de Salud de la Nación y se quejaba por no salir en los medios.


Las encuestas que hoy manejan el gobierno y la oposición favorecen a Costa, quien ya conoce el sabor del triunfo ante el oficialismo: en 2009 le ganó a los candidatos de Kirchner y se quedó con dos bancas que ahora pretende mantener. Costa conformó el frente Unión para Vivir Mejor, integrado por la UCR, ARI (que preside su mujer, Mariana Zuvic) y Encuentro Ciudadano. La izquierda, en tanto, lleva dos candidatos: Omar Latini, por el Partido Obrero, y Emilio Poliack, por el MST. Ambos pujan por conseguir el piso que les permita llegar a octubre.


Costa repite la candidatura con la expectativa de mantener su nombre para las elecciones de 2015, cuando intentará por tercera vez llegar a la gobernación. Lo rodea una estructura técnica que mide sus acciones en encuestas y sondeos telefónicos. Según datos de su frente electoral, lograría imponerse en las PASO por más del 50% de los votos, lo que le permitiría asegurar las dos bancas.


El diputado nacional radical es un empresario exitoso que multiplicó la moderada fortuna familiar de la mano del Hipertehuelche, una cadena de hipermercados que vende productos para el hogar y la construcción en la Patagonia.


Todo venía con cierta tranquilidad para Costa hasta que surgió un competidor dentro de su partido. Se trata del joven Facundo Prades (UCR), hijo del ex senador Carlos Prades y con fuerte presencia en Caleta Olivia, la segunda ciudad en importancia electoral. Prades acusó a Costa: "Su silencio fue cómplice ante el modelo kirchnerista nacional y provincial".


Las encuestas del frente opositor arrojan datos sobre todos los dirigentes provinciales. Sólo tres tienen el 90% de conocimiento entre la gente: Cristina Kirchner, Peralta y Costa. Muy lejos, y por debajo del 50%, sigue el resto de los candidatos.


En esta elección, la Presidenta y el gobernador exponen su investidura, quizá más de la cuenta. No son candidatos, pero subyace su disputa sin cuartel. En este escenario, Costa es quien menos arriesga: apenas ganar para mantener su nombre vigente hasta 2015.


Los pasacalles empezaron a pintar un tibio clima electoral. Mientras tanto, las denuncias contra Lázaro Báez por presunto lavado de dinero y contra Ricardo Jaime por enriquecimiento ilícito suman un elemento nuevo: la preocupación por la corrupción, que no aparecía en las encuestas de años anteriores.


Pocos no asocian las denuncias sobre Báez con el kirchnerismo. La enorme repercusión pública del caso tendrá su impacto negativo en las urnas, en especial en la zona petrolera, donde su presencia no eran tan conocida como en la Capital. Entre sus casi 4000 empleados, en tanto, se respira una honda preocupación por el futuro. El mes pasado cobraron la quincena con demora.


En Caleta Olivia y en Río Gallegos se recuerda especialmente a Jaime. En la primera, refrescan la imagen de 1983, cuando llegó sin auto y casi sin dinero. Una década después sería ministro de Educación de la provincia, luego de manejar la pauta publicitaria desde la gobernación. Por Mariela Arias|LA NACION

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