Corrupción: se conoció la lista de "clientes vip" de los hoteles de los Kirchner en El Calafate
Una pericia contable expone con crudeza cómo Lázaro Báez desvió millones desde la obra pública en Santa Cruz para beneficiar directamente a la familia Kirchner a través de Hotesur. Las empresas sin ganancias, los contratos simulados y los pagos en dólares consolidaron un sistema aceitado de retorno financiero en pleno sur argentino.
*Por Lucía Salinas - Diario Clarín
Santa Cruz no solo fue la cuna del kirchnerismo: fue también el epicentro de uno de los esquemas de corrupción más sofisticados y prolongados del país. Así lo confirma un explosivo informe pericial que forma parte de la causa Hotesur-Los Sauces, que revela que más del 52% de la facturación de la firma hotelera de los Kirchner provino directamente de empresas de Lázaro Báez, todas financiadas por el Estado a través de la obra pública adjudicada en la provincia.
Durante los años 2010 y 2011, el principal cliente de Hotesur -propietaria del hotel Alto Calafate- fue Austral Construcciones, emblema del imperio Báez, con ingresos por más de $20,5 millones, equivalentes al 45,26% del total de ventas. El resto de los mayores "clientes" eran, en realidad, otras empresas satélite del mismo grupo, como Kank y Costilla, Badial y Aldea del Chaltén. Todas juntas representaron el 52,52% del flujo económico de la empresa de los Kirchner.
Lo alarmante es que ninguna de estas operaciones tenía justificación comercial real. Muchos de los pagos correspondían al alquiler de habitaciones que nunca fueron ocupadas. Así lo reconoció la fiscalía: "Se simulaban contratos hoteleros para transferir fondos de origen público hacia empresas de la familia Kirchner".
La pericia reveló que Valle Mitre, la firma que administraba Hotesur y que también era controlada por Báez, operaba con pérdidas millonarias año tras año, pero seguía cumpliendo religiosamente con el canon en dólares que se le pagaba a Néstor y Cristina Kirchner. En 2010, por ejemplo, las pérdidas alcanzaron los -5.445.758 pesos, con una caída del -3.814% respecto al año anterior.
La operatoria era tan aceitada como simple: el Estado nacional giraba fondos a Austral Construcciones por contratos viales -muchos con sobreprecios o modificaciones irregulares- y Báez, a su vez, redirigía ese dinero a los hoteles de los Kirchner. En diciembre de 2007, incluso le prestó más de $8 millones a la familia para comprar Hotesur. Apenas tres meses después, se firmaron los contratos de locación con Valle Mitre.
Para los fiscales, esto confirma que Santa Cruz no fue solo una provincia más dentro del engranaje de la corrupción, sino el laboratorio donde se diseñó y ejecutó el mecanismo de retorno de fondos públicos hacia manos privadas. En palabras de la sentencia del caso Vialidad: "la expresidenta facilitó y promovió este circuito con un claro interés personal".
Otra pieza clave del esquema fue Aerolíneas Argentinas, que aparece como el tercer mayor "cliente" de Hotesur en el período 2010-2011, con más de $3,4 millones en facturación. ¿Qué tenían en común todos estos clientes? Todos dependían de decisiones estatales.
Pero el dato más crudo del informe es que, entre cientos de supuestos huéspedes o clientes, sólo diez concentraron el 81,56% de la facturación total del hotel, lo que refuerza la idea de una empresa sin mercado real, utilizada exclusivamente como instrumento de canalización de fondos.
La causa Hotesur-Los Sauces fue unificada judicialmente y será juzgada por el Tribunal Oral Federal N° 5. Allí se intentará probar que las empresas familiares de los Kirchner fueron creadas y mantenidas con el único fin de lavar dinero proveniente de la corrupción estructural en la obra pública. La pericia presentada ahora es una de las pruebas más concretas y detalladas del funcionamiento de ese engranaje.
Mientras tanto, en Santa Cruz, muchas de esas obras viales adjudicadas durante esos años -y que sirvieron de excusa para el desvío de fondos- están inconclusas o en estado de abandono.
Lo que se está investigando no es solo un entramado de corrupción, sino una forma sistemática de vaciar el Estado desde una provincia que sirvió de base de operaciones. Y esa verdad, más allá del expediente judicial, está escrita en el suelo mismo de Santa Cruz. (Fuente: El Diario Nuevo Día)