Vacunatorio Municipal de Río Gallegos: el rol fundamental de las enfermeras en la sala de recuperación

El vacunatorio montado por la Municipalidad de Río Gallegos cuenta con un lugar especial para quienes ya se vacunaron. Se trata de una sala en la que esperan unos minutos, escuchando música y tomando una infusión, bajo la atenta mirada de enfermeras que están a disposición ante cualquier eventualidad.

La sala de recuperación es la última estación que transita el vecino luego de vacunarse y antes de volver a su hogar. En el lugar por la mañana trabaja Macarena Silva, enfermera de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Río Gallegos, y por la tarde Lorena Villegas. Ambas reciben a cada grupo de vacunados, y se aseguran que se sientan bien antes de regresar a casa.



“Mi función es recepcionar a la gente cuando llega después de vacunarse y hacerlas que esperen entre 15 y 20 minutos para ver si tienen alguna reacción posterior a la vacunación. Muchos vecinos vienen ansiosos, nerviosos, por lo que se les sube la presión y tratamos de contenerlos y darles atención”, contó Macarena sobre el rol que desempeña en el Vacunatorio del Gimnasio 17 de Octubre.



“Nuestro trabajo es integral, los observamos, les explicamos lo que puede suceder y es normal, les pedimos que se calmen si están ansiosos porque muchas personas han generado fobias. Para ellos se dispuso un espacio al aire libre, donde los acompañamos para que estén en un lugar abierto y puedan superar el momento”, dijo.





“Es un trabajo integral, tratamos de cubrir todos los aspectos del paciente. Yo paso, silla por silla, preguntando como están, si manifiestan algún malestar. Empiezo a indagar y por ahí salen algunos aspectos. Lo bueno es que estamos acompañados por médicos que pueden prescribir una medicación y en caso de ser necesario hacer que a la persona le baje la presión. Hasta que no baja no se va”, añadió.



De todas formas, resalta que prácticamente no hay casos que necesiten atención, casi la totalidad de la gente se retira del lugar sin inconvenientes, luego de tomar un café o una infusión acompañada por facturas.



Cabe señalar que la sala de recuperación cuenta con la aparatología para controlar el ritmo cardiaco, la presión, la saturación, oxígeno, medicación, y también hay una ambulancia en el exterior.



Macarena expresó: “me siento bien trabajando acá, porque veo cómo la gente está esperando la vacuna y se siente feliz al venir. La gente agradece siempre, nos hemos encontrado con personas que atraviesan otras situaciones, o porque ha fallecido algún familiar por Covid-19 y situaciones de depresión o angustia. Tratamos de contenerlos, se emocionan y debemos darle una palabra de aliento. Es lo que tratamos de hacer, escucharlos, contenerlos y que se sientan a gusto. Este es el rol del enfermero, abarcar todos los aspectos de la persona de manera holística. Esto implica una gran vocación y estamos bien formados. Tendremos una gran experiencia para contar el día del mañana, un gran recuerdo, trabajar en una pandemia por el otro, es algo satisfactorio”, concluyó.



Voces de los vacunados

Los testimonios de tranquilidad y esperanza se suman en el Vacunatorio Municipal, dispuesto en el Gimnasio 17 de octubre, donde hoy se vacuna a pacientes mayores de 18 años con enfermedades crónicas severas o graves, y a vecinos mayores de 56 años. Así lo establece el cronograma de vacunación impulsado por el Ministerio de Salud de la Provincia.





“Es la forma de cuidarnos entre todos”



Claudia Rattaro, de 44 años, padece problemas respiratorios que la ponen en los grupos de riesgo. “Estoy feliz”, dijo en la sala de recuperación, donde se espera unos 20 minutos para garantizar la atención ante alguna descompensación tras la inoculación.



“Estaba esperando esto hace un montón de tiempo, por lo que quiero agradecer al Ministerio de Salud que consideró mi caso y permitió que me vacune. Es emotivo porque vi gente de mi edad que falleció. No tenemos que pensar que este virus solo puede atacar a alguien que tiene más de 70 años o que tiene una comorbilidad. Esto le puede pasar a todos, cualquiera puede terminar con un respirador, por lo que debemos ser conscientes y cuidarnos entre todos”, reflexionó.



Claudia contó que los primeros meses de la cuarentena estuvo en casa, “pero después sentí que tenía que retomar mi vida y volví a trabajar. Tengo un trabajo en el que estoy muy expuesta y por eso tenía miedo, extremando siempre los cuidados. La vacuna no es la salvación, hay que seguir cuidándose, pero sí nos puede ayudar a que si contraemos el virus sea de una forma más leve y podamos salir delante de una mejor forma”.



Resaltó la atención por parte del personal afectado a la tarea: “fue excelente, elegí el 17 de Octubre porque soy municipal y por una cuestión de confianza, son mis compañeros y sé que están trabajando muy organizados”. Para finalizar, recomendó a quien se pueda vacunar “que lo haga, es la forma de cuidarnos entre todos”



Superar los temores y vacunarse



Sonia Huitrayán, de 64 años, es una de las vecinas que temía ser vacunada. Sin embargo, luego de una charla con su familia entendió que se trata de un bien no sólo para ella sino para todos sus seres queridos. Hoy, hizo coraje y se apersonó al Gimnasio 17 de Octubre donde accedió a la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19.



“Tenía mucho miedo por tantas cosas que se publican o se dicen. Tuvimos la desgracia de que mi hija se contagie y la pasó bastante mal, por ello en una reunión familiar se decidió que nos vacunemos porque nadie quiere que pasemos lo que ella pasó. Decidimos venir sin turno y nos atendieron excelentemente”, dijo en referencia a que también hizo lo propio su marido, que estaba sentado a su lado.



La vecina pertenece al grupo etario de adultos mayores, una de las primeras franjas que se priorizó en la Campaña Nacional de Vacunación, por lo que el acceso a la vacuna resulta sin mayores gestiones.



“La duda me la generaba la posibilidad de una reacción de la vacuna, pero el deseo que tenemos todos es seguir viviendo, por lo que accedimos. Esta pandemia ha sido muy fea, se han ido muchos de nuestros amigos y conocidos. Ahora siento que no hay nada mejor que poder decir, me vacuné y estoy segura”, añadió.



Como la mayoría de los adultos mayores, contó que “la cuarentena fue dura por el hecho de no ver a tus hijos o a tus nietos. A veces con ganas de llorar por no poder abrazarlos o compartir. Es lo más feo que pasamos en la familia porque cuesta estar separados. Buscamos la manera de entretenernos, encarando un emprendimiento, haciendo tapabocas”.



Luego de haber superado sus temores, Sonia reflexionó: “Les diría a mis vecinos que se vacunen porque yo era una de las que dudaba, tenía miedo y hoy dije que, en el nombre de Dios, voy a vacunarme, me voy a entregar a sus brazos y que sea su voluntad. Es la manera de asegurar nuestra vida, nosotros ya somos grande y nos gustaría ver a nuestras amistades que sigan adelante”, concluyó.


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