Malvinas

La emotiva historia del único santacruceño sobreviviente del hundimiento del ARA General Belgrano

Alfredo Tarcaya visitó los estudios de Radio Nuevo Día y compartió un emocionante relato. "Mientras se hundía, nosotros desde la balsa cantábamos el himno", indicó con los ojos llenos de lágrimas.

"Mientras se hundía, nosotros desde la balsa cantábamos el himno nacional", indicó con la voz quebradiza y los ojos llenos de lágrimas Alfredro Tarcaya. Es que la emoción, los recuerdos y los sentimientos afloran en el relato del único santacruceño sobreviviente del hundimiento del ARA General Belgrano.



Hace 41 años, el domingo 2 de mayo de 1982, en el marco de la Guerra de las Malvinas, la flota argentina sufrió el golpe más duro del conflicto: el hundimiento del crucero ARA General Belgrano, dejando una cifra de 323 marinos muertos. 



El ataque se produjo el domingo a las 16.01, cuando, con una diferencia de pocos segundos, tres torpedos MK-8 fueron lanzados por el Conqueror desde una distancia de cinco kilómetros, solo los dos primeros lograron su objetivo, ya que el tercero golpeó en el casco sin explotar.



Unos 770 soldados argentinos lograron sobrevivir en balsas inflables, pero debieron esperar varios días en el mar, con temperaturas bajo cero, para ser rescatados. Alfredo Tarcaya, es uno de los héroes que hoy puede contar esta historia. 



En su visita al programa "La Otra Gestión", compartió un relato que erizó la piel.



"Ingresé a la armada en el año 1968, era la tercera vez que me embaracaba en el Crucero General Belgrano. Estuve en el `74, 78 y 83. Lo conocía bien", comentó el padre de 6 hijos, 12 nietos y un bisnieto.



- ¿Qué pasó ese 2 de mayo, el día del ataque?



- Estaba acostado descansando, porque el día anterior habíamos hecho combustible. Se había detectado un submarino en la zona. Había que hacer una operación en Cabo de Horno, porque supuestamente iba a cruzar un barco inglés a Chile y había que interceptarlo. Nos quedamos toda la noche en puesto de combate, preparados, hasta el día 2 a las 8 de la mañana. Esa operación se suspendió porque los barcos no iban a venir, y volvimos a la zona de navegación y patrulla.



Me desperté por la explosión, el incendio de los motores y pensé que era por aire. En décimas de segundo te viene todo lo que tenés que hacer. Fueron dos torpedos los que impactaron, con muy poca diferencia de tiempo. Confirmé por intuición que eran los ingleses. 



La salida más cercana estaba prendida fuego, por lo que tuve que buscar otra opción. No tenía calzado, ropa, salvavidas. En un taller encontré un cable de soldar y volví porque había gente que estaba pidiendo auxilio. Dimos parte de cómo no estábamos inundando. A esa altura no había mucho por hacer, duró diez minutos. En una hora se hundió el crucero.



-¿En qué momento te diste cuenta de que tenías que dejar el Crucero?



-Sabía lo que tenía que hacer pero íbamos recibiendo órdenes. En caso de abandonar el buque teníamos que llevar cosas para supervivencia. Era todo muy rápido. En ese momento ordenaron cubrir el puesto de abandono, subimos a la cubierta principal. La cantina estaba toda caída, puertas dobladas. Llegué a una balsa, la bajamos y se nos quedó enganchada en una chimenea, por lo que no la pudimos llevar a la banda de babor, que es la más cercana al mar.



Pasaba una balsa y nos arrojamos arriba de ella. El viento era muy fuerte y nos pegaba contra el barco. Comencé a organizarme allí adentro, en ese momento éramos 16. Estábamos en la lucha de alejarnos del barco, nos fuimos desplazando hacia la proa y allí nos pega el segundo torpedo. Se nos pinchó la balsa y se nos cayó el techo. Nos arrojamos al agua. Ahí otra balsa nos levantó. Nos alejamos unos 60 metros, mientras veíamos como el buque se iba hundiendo. Había humo, vapor, explosiones.



El relato de Alfredo se puede vivenciar. Ante tanta desdicha, indicó que "no perdimos la lucidez en ningún momento. Sabés las cosas que tenés que hacer y te importa el compañero. Mientras se hundía, nosotros desde la balsa cantábamos el himno nacional".



- ¿Cuándo te rescatan? 



-Había olas de más de diez metros de altura, vientos de 100 kilómetros, nos llenaba de agua el techo. Llevábamos tres quemados en la balsa. Sacábamos agua de la balsa y hacíamos vigía para ver si alguien nos rescataba.



Hubo balsas con personas congeladas. El día 3 en la tarde nos sobrevoló un avión de la Armada y nos vio. Avisaron a los barcos que estaban cerca. A primeras horas estuvimos en base naval de Ushuaia. Anímicamente estábamos bien, físicamente no podíamos movernos. 



El rescate no fue fácil ni rápido para todos y algunos combatientes lograron ser evacuados cerca de las 20 del lunes 3 de mayo, mientras otros recién estuvieron a salvo en las primeras horas del martes 4. 



El ataque al Belgrano marcó la primera pérdida de vidas en el conflicto.



 


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