"Me ató, me marcó con fuego y abusó toda la noche": la historia que todavía estremece a Santa Cruz
El pasado 16 de marzo, el Tribunal Oral de Río Gallegos condenó a Fernando Figueroa a 12 años de prisión por un violento ataque cometido contra su expareja en diciembre de 2022. El fallo incluye delitos como abuso sexual con acceso carnal, amenazas, privación ilegítima de la libertad y lesiones, todo en contexto de violencia de género. La víctima rompió el silencio tras la sentencia.
Tras dos años y medio de espera, el pasado 16 de marzo, el Tribunal Oral de Río Gallegos dictó una condena ejemplar: Fernando Figueroa fue sentenciado a 12 años de prisión efectiva por una brutal agresión contra su expareja Andrea, ocurrida en diciembre de 2022. La sentencia incluye los delitos de lesiones leves calificadas por el vínculo, amenazas, abuso sexual con acceso carnal y privación ilegítima de la libertad, todos en concurso real y bajo un claro contexto de violencia de género.
La causa había tomado estado público cuando, el 26 de diciembre de 2022, el medio Ahora Calafate informó sobre la detención de Figueroa. El ataque ocurrió el 19 de diciembre en la vivienda que Andrea alquilaba en el barrio Cañadón de El Calafate. Aunque hacía tres meses que la pareja estaba separada, mantenían diálogo por temas vinculados a la división de bienes. Esa noche, el hombre llegó cerca de las 23:30 y, tras una conversación pacífica, pidió un abrazo. Fue entonces cuando la atacó sin previo aviso.
Figueroa llevaba escondida una bufanda entre su ropa. Con ella la amordazó y comenzó a estrangularla. Andrea perdió el conocimiento dos veces. "Yo me sentí morir cuando no pude seguir respirando, lo demás fue aguantar", relató. Al recobrar el conocimiento, estaba atada a una cama. "Imaginen todo lo demás", dijo. Durante horas fue abusada sexualmente. Incluso, en un acto de extrema crueldad, él intentó marcarle la cara con un alambre caliente con la letra F, inicial de su nombre.
El calvario se extendió hasta las 9 de la mañana. Figueroa se marchó convencido de que ella no lo denunciaría. Pero Andrea, con miedo, decidió actuar. Hizo la denuncia y la policía lo detuvo de inmediato. Desde entonces permaneció detenido y fue procesado hasta la reciente condena.
Andrea, que vivió durante años en El Calafate y trabajaba en un comercio céntrico, ya no reside allí. Rompió el silencio luego del fallo. "Quería que se conozca la historia. Y recién hablo ahora porque al fin se hizo justicia", dijo. La relación con Figueroa había comenzado en 2006, pero en el último tiempo ella ya no quería seguir. "Tuve miedo, mucho miedo. Me animé por mí, por las anteriores -una expareja también había sido víctima de su violencia- y para que no vuelva a pasar".
Tras la sentencia, Andrea dejó un mensaje directo: "Denunciar no es fácil, pero no debemos pensar solo en uno mismo, sino en frenar a monstruos de esta naturaleza. Podemos hacer la diferencia al no callar. Para cuando llega a este nivel ya padecimos lo verbal y psicológico tanto que se nos hizo carne".
La mujer insistió en la importancia de estar alerta a las señales: "Hay dichos, chistes raros que dan indicios, pero los vemos solo si nos alejamos. Estemos atentas. Hoy muchas de nosotras podemos estar un poco más tranquilas porque este ‘hombre' ya no puede lastimarnos más. Doy gracias a Dios por mantenerme con vida".
El fallo es considerado uno de los más duros en la provincia para un caso de estas características y sienta un precedente importante en materia de justicia con perspectiva de género. (Fuente: Ahora Calafate)