"Productores Frutihortícolas y Afines", desde 1994, una asociación que alimenta a Río Gallegos con trabajo y esfuerzo
La Asociación Civil de Productores Frutihortícolas y Afines de Río Gallegos cumple más de 30 años sosteniendo un modelo de producción local, sustentable y solidario. Cada fin de semana, vecinos pueden acceder a alimentos frescos, sin agrotóxicos, elaborados y cosechados por manos santacruceñas. Con una historia marcada por el trabajo colectivo y el esfuerzo a pulmón, la organización es hoy importante en la promoción de la soberanía alimentaria en la ciudad.
Río Gallegos, en Asturias 160, cada sábado y domingo desde hace más de 30 años se respira algo distinto: alimentos frescos, aromas de tierra y mar, y una energía comunitaria que trasciende lo comercial. Allí funciona la Asociación de Productores Frutihortícolas y Afines, un espacio autogestivo que reúne a agricultores, criadores y pescadores que siguen apostando por la producción local en condiciones muchas veces adversas.
La historia comenzó en 1994, cuando un grupo de productores fundó la asociación con la idea de unirse para sostener la producción en una región donde el viento, el frío y la falta de recursos suelen jugar en contra. Con el tiempo, la asociación fue cambiando de representantes año a año, siempre a través del voto de sus socios.
Blanca Pacheco es pescadora artesanal (Foto: captura Canal 9)
Hoy, quien lleva adelante la presidencia es Blanca Pacheco, una mujer que representa la tercera generación de pescadores y que además cultiva, cría aves y comercializa productos frescos. "Yo soy pescadora artesanal, pero también hago agricultura. No me gusta quedarme quieta", cuenta.
La sede funciona gracias al aporte de los socios y mucho trabajo a pulmón. Se pagan servicios básicos, se mantiene la infraestructura y se cumplen los trámites legales, como la reciente actualización del estatuto para cumplir con el nuevo Código Civil. "Todo lo hacemos entre nosotros. No hay subsidios ni grandes ayudas. Es esfuerzo puro", señalan.
El espacio se transforma en una feria cada fin de semana, donde se puede comprar desde papas y ajos hasta frutas de estación como ciruelas, peras, manzanas y membrillos. También hay huevos, dulces caseros, plantas, semillas y pescado fresco, que los propios socios pescan, limpian y filetean. "Lo que ofrecemos acá no tiene agrotóxicos. Todo es natural, producido con nuestras manos y en nuestra tierra", afirmó Blanca.
Pero la asociación es más que un lugar de venta. También es punto de encuentro, de formación y de cultura. En los últimos meses, jóvenes de la Feria del Libro Independiente (FLIA) se sumaron con una edición llena de propuestas y talleres. "Nos llena de orgullo que los jóvenes quieran formar parte. Necesitamos que se sumen nuevas generaciones para que esta cultura no se pierda", expresó Blanca.
El recuerdo de los productores fundadores también está muy presente. Uno de ellos, Carlos Sánchez, falleció recientemente y fue homenajeado por sus compañeros. "Carlitos era un referente, enseñaba a hacer compost con lombrices y siempre estaba dispuesto a ayudar. Somos como una familia: cuando uno cae, el resto acompaña", relató Blanca con emoción.
La demanda es constante. "Hay productos que no alcanzan, como los huevos en invierno, porque baja la postura. Pero seguimos abiertos todo el año, incluso cuando hay poco para ofrecer", dice. Y ya preparan nuevas actividades: el próximo sábado 8 de junio harán una venta de pastas caseras para recaudar fondos y seguir mejorando las instalaciones.
Quienes deseen acercarse a la feria pueden hacerlo todos los sábados y domingos de 10:00 a 18:00 horas en la sede ubicada en calle Asturias 160. Allí los espera una comunidad de productores que demuestra, cada fin de semana, que con compromiso, trabajo y organización, se puede alimentar a una ciudad con productos desde el corazón mismo de su tierra.
(El Diario Nuevo Día)