¡Argentina Campeón del mundo por tercera vez!

Aguante Corazón Si no se sufre, no vale. Disculpas, pero volvimos a ser los más grandes del planeta y escribir sobre la historia es imposible.

Es imposible aguantar este sufrimiento de nuevo. Así que a disfrutar, queridos compatriotas: sí, señores ¡de Argentina salió el nuevo campeón! En una final inolvidable, la Selección venció a Francia en penales y levantó su tercera Copa del Mundo, esa que tanto ilusionó al país y tanto esperó Lionel Messi. Tras casi 40 años de angustia, sufrimiento, tristezas y también algunas alegrías, la Albiceleste volvió a festejar como en 1986 de la mano del 10, de su tocayo Scaloni y de un equipo al que cualquier adjetivo le queda chico.



El estadio Lusail parecía estar ubicado en 9 de Julio y Corrientes. El recibimiento de la hinchada argentina hizo creer que era una tarde del torneo local y no una final del mundo a 13319 kilómetros de distancia del Obelisco o del Monumento a la Bandera. La cancha fue una fiesta celeste y blanca y terminó como tal, con millones de fanáticos festejando por tercera vez en la historia.



Todo comenzó en 1930. Pelotas de cuero que pesaban mil kilos, jugadores que parecían personajes de los Peaky Blinders y un deporte en ciernes, pese a sus ya cuatro décadas de historia. En Montevideo, la Selección argentina de Stábile, Varallo y Peucelle cayeron en la definición ante Uruguay en la primera Copa del Mundo. Pese a la tristeza de la derrota, la Albiceleste dejó algo muy en claro desde el principio: sería un gran animador de la cita más importante en el planeta fútbol.



Guerras mundiales, golpes de estado, cambios de paradigmas futboleros... Muchos años pasaron hasta que Argentina, tierra de grandes cracks sin corona mundial, volvió a pelear por un título. Ante el mejor equipo del mundo y con un diluvio de papelitos sin igual, Mario Alberto Kempes grabó su nombre con hilo dorado en la historia del fútbol argentino: campeones por primera vez, de la mano del Matador, de Passarella y el Flaco Menotti en el banco.



1978, LA PRIMERA GRAN ALEGRÍA DE LA SELECCIÓN.



"Palo bonito, palo es... ¡somos campeones otra vez!". México 1986. No hace falta describirlo, ya que muchos lo hicieron en los últimos 36 años. Pero, a pesar del gran trabajo de historiadores, periodistas, analistas y hasta los propios protagonistas, todavía nadie puede comprender al 100% lo que hizo Diego Armando Maradona para levantar la segunda Copa del Mundo. Las patadas de los coreanos, la férrea defensa de Italia, la garra charrúa, los ingleses, belgas y alemanes... Nada ni nadie iba a frenar al Pelusa en la mayor gesta de su carrera, respaldado por un equipo infravalorado y un doctor en el banco de suplentes.



MÉXICO 1986, EL MUNDIAL QUE MARCÓ PARA SIEMPRE A LA SELECCIÓN ARGENTINA.



Cuatro años más tarde, llegaría la gran tristeza de toda una generación de hinchas. Italia 1990 fue un Mundial demasiado épico como para que los héroes terminaran con una sonrisa en su rostro. Rara vez sucede, pero los buenos no siempre ganan. El amigo Edgardo Codesal, protagonista fundamental del gran golpazo futbolístico para toda una generación de hinchas de la Selección argentina.



1990, UN FINAL MUY INJUSTO PARA UNA HISTORIA TAN LINDA.



Si el '90 es una herida que no cierra para los +35, Brasil 2014 sería la primera gran desilusión los hinchas albicelestes que vinieron después. En tierras enemigas, con el rival de toda la vida hundido en el ¿segundo? mayor fracaso de su historia y la posibilidad de dar la vuelta en su casa. Con Messi como bandera, la Selección argentina cayó, una vez más, ante Alemania. Sin embargo, habría revancha. Y qué revancha, por favor.



Sin embargo, la pu... que se hizo esperar esa maldita revancha. A veces, parecía que ni mil noches iban a ser suficientes para terminar con la angustia de no gritar campeón con la Selección argentina. Al 2014, al que se le recuerda con alegría igual que al 1990. le siguieron dos pesadillas en 2015 y 2016. Así, de sopetón, Chile le robó la ilusión a la Albiceleste. Lo peor del caso no fueron las derrotas, si no que nos privaran de Messi durante un tiempo.



La canción bandera del plantel del 2022 es Arrancarmelo de Wos, con la frase "no me pidas que no vuelva a intentar" como una declaración de principios. Messi, el mismo que se fue con silbidos de Santa Fe en 2011, ese que partió el Balón de Oro a la mitad en el vestuario del Maracaná en 2014, el que dio un paso al costado después de 2016... El 10 volvió a intentarlo.



Y hoy, en el 18 de diciembre más feliz de la historia, solo queda darle las gracias. 



De todos modos, la Pulga no es el único al que hay que agradecer. A Dibu Martínez por sus atajadas, a Nahuel Molina por su gol a Países Bajos y las incontables diagonales, a Nicolás Otamendi, Cuti Romero y Lisandro Martínez por la seguridad y tranquilidad y al Huevo Acuña por hacerle honor a su apodo. A Rodrigo De Paul por ser el motor, a Enzo Fernández por su pie de seda, a Alexis Mac Allister por su despliegue y fútbol. A Julián Álvarez por sus goles, a Fideo Di María por seguir intentando. A Armani, Rulli, Taglafico (¡qué partido contra los de naranja, loco!), Foyth, Montiel, Pezzella, Paredes, Palacios, Papu Gómez, Guido Rodríguez, Correa, Almada, Dybala y Lautaro. A Lionel Scaloni por dar vuelta la torta en cuatro años. Gracias, 45 millones de veces gracias. 


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