Atrapan a un sicario por las muertes con droga adulterada en 2022
Autoridades policiales detuvieron a otro de los sicarios que permanecía prófugo luego de la serie de asesinatos que se produjeron durante 2022 a raíz de la aparición de la droga adulterada en General San Martín y Tres de Febrero. Se intensificó el trabajo investigativo en la región.
A veces, las amenazas narco no hacen más que “despabilar” a las autoridades policiales y judiciales, que en combinación suelen dar resultados fatídicos no solo por la descoordinación sino, también, por el tiempo que se toman para enfrentar el delito.
En Rosario, todas las miradas y las fuerzas de seguridad se pusieron en guardia tras la amenaza a la familia Rocuzzo, los suegros de Lionel Messi. Si bien el haber salido en cadena mundial no les impidió que en los días posteriores siguieran a los tiros y mataran a chicos que jugaban en la calle, se produjo una indignación popular de tal magnitud que terminó con saqueos y ataques a las casas que alojaban a los supuestos narcotraficantes del lugar.
Algo parecido sucedió en General San Martín tras la payasesca amenaza realizada por un grupo disfrazado de diferentes maneras hace tres semanas, en la que el grupo de Alicho Alegre le pidió a quienes operaban su territorio, la Villa 9 de julio, que abonaran el cánon que correspondía pagar, sino iba a haber una balacera.
El miércoles por la tarde, autoridades policiales junto con las cámaras del Comando Operativo Municipal, detuvieron al segundo asesino de Maximiliano Lautaro Maturano. Diego Sanchez, el homicida, fue aprehendido en el límite de General San Martín con Tres de Febrero, y era el cómplice que faltaba del sicario Héctor Martínez, ya apresado hace varios meses.
La mayor preocupación de las autoridades del distrito era que, por primera vez, en plena guerra narco que provocó ocho muertos entre los miembros de las diferentes bandas que operan entre General San Martín y Tres de Febrero, hubo una presencia “externa”. No solo la cocaína había provenido desde Rosario, sino que el asesino de Maturano también. “Vino para realizar ese trabajo”, especificaron en aquel momento.
Todos los principales jefes de las bandas narco de General San Martín murieron o están en prisión. Trascendió, inclusive, que Miguel Angel “Mameluco” Villalba se vio afectado por un problema de salud que aún no se pudo detectar qué alcance puede tener.
Según los datos oficiales que surgen de la Procuración General de la Provincia y que le fueron suministrados a MDZ por la Policía de la provincia de Buenos Aires, durante los cuatro años de gestión de María Eugenia Vidal hubo 149 muertes en ocasión de robo, mientras que en los tres años y meses de Axel Kicillof, ese número se redujo a 118. “No es ningún mérito. Cada muerte duele y moviliza. Solo tomamos los datos”, dicen en la gestión de Fernando Moreira, el intendente interino que reemplazo a Gabriel Katopodis.
El momento más angustiante en la puja entre narcos se dio hace más de un año cuando se desató la guerra producto de la cocaína adulterada, los pases de factura entre las diferentes facciones y la certeza de que era posible que se desatase una ola de muerte y amenazas tal cual se vive en la portuaria ciudad santafecina.
Periódicamente, la sociedad de la región se ve sacudida por algún episodio surgido por esta situación de extrema gravedad. Hace 12 años había desaparecido Candela Rodríguez, de 11 años, y su cuerpo fue encontrado sin vida a la vera de la autopista del Oeste. Su madre, Carola Labrador, hija de un exconcejal de San Martín, reclamaba a gritos que sabía quién la tenía y le pedía que la devolviera sana y salva.
Finalmente, tras las investigaciones realizadas, surgió a la luz una cadena de complicidades entre Villalba y la policía local. Juntos montaron el secuestro y el posterior asesinato de la niña, cuyo padre, Alfredo Rodríguez, le había hecho una mala jugada al principal operador narco de la región.
No es Rosario, pero la gravedad de la situación se agrava porque, acá también, todo se maneja desde la cárcel. Ya parece que no bastará con “administrar la situación”. Las villas 18, 9 de Julio, Corea, Zagala, Concepción, La Rana, Villa Hidalgo y la nueva “meca” de la delincuencia, Barrio Independencia, amerita soluciones mucho más drásticas y concretas que las que se vienen ejecutando hasta ahora.