La memoria de Jésica Minaglia presente en el #NiUnaMenos en Piedrabuena
En la localidad del centro de la provincia, sacudida hace poco más de un mes por la muerte de la docente Jésica Minaglia a manos de quien fuera su pareja, ésta jornada tomó otro sentido, que caló más hondo, porque la memoria de aquella vecina está latente.
Comandante Luis Piedrabuena fue otra de las localidades que oyó resonar el grito de #NiUnaMenos en sus calles, aquel que tomara forma hace 5 años y que ante cada nuevo hecho de violencia de género renace y se vuelve a escuchar cada vez con más fuerza, abrazando día a día a más y más víctimas, siendo contención y apoyo, ampliándose a cada rincón del país y contagiándose hacia otras regiones, concepto que se hermanó como manifiesto de la sororidad que lo caracteriza con otros gritos como el #MeeToo, #YoSiTeCreo, entre otras consignas que vinieron a poner en discusión los cánones de un sistema injusto.
Por ello, Piedrabuena también movilizó y se manifestó, con la memoria de Jésica Minglia presente haciéndose parte del grito que no se llevó el viento, que queda allí, latente en cada rincón de aquella localidad.
El manifiesto de la manifestación en Piedrabuena:
Hoy, 3 de Junio, después de cinco años de lucha, nos encontramos en Piedra
Buena para gritar una vez más NI UNA MENOS, VIVAS NOS QUEREMOS.
Tomamos las calles para ser la voz de quienes ya no la tienen, víctimas de la
violencia femicida. A pesar del contexto que nos impone la pandemia, nos vimos en
la necesidad de poner cuerpo, palabra y bandera a este día porque el pasado 15
de Abril fue esa misma violencia - en manos de Pablo Nuñez - la que nos arrebató a
otra mujer: ¡¡JUSTICIA PARA JESI!
Ante el reciente aumento en un 60% de las denuncias por violencia de género en
la localidad, exigimos:
- que dejen de coartar nuestras libertades,
- que podamos ejercer nuestro derecho de cambiar el mundo para todas,
- que no nos juzguen ni nos insulten por disfrutar nuestro cuerpo,
- que nuestra palabra sea oída y valorada en los espacios públicos,
- que no nos impongan las tareas de cuidado y del hogar como deberes
naturales,
- que la brecha salarial entre hombres y mujeres ya no exista,
- que se respete nuestra integridad y dejen de avasallar y abusar de nuestros
cuerpos,
- que ya no subestimen nuestra capacidad para elegir sobre nuestra salud sexual
y reproductiva,
- que las políticas públicas contengan nuestras necesidades,
- que la justicia sea efectiva y rápida,
- que los medios de comunicación no nos estigmaticen ni ridiculicen,
- que las comisiones de género de los organismos estatales y todo lo que se haga
en nuestro nombre no sea acaparado por varones cis heterosexuales,
- que las capacitaciones en violencia de género se extiendan a la mayor cantidad
de personas posible, empezando por los empleados públicos,
-que se garantice el acceso al actual protocolo de interrupción legal del embarazo
en el hospital público,
- que la Educación Sexual Integral sea una herramienta para erradicar las
violencias
- y que nuestros funcionarios reconozcan que la integridad de las mujeres
actualmente se ha agravado y se considere esta problemática como parte del
trabajo del Comité de emergencia por la pandemia.
Desde Insurgentes Piedra Buena, entendemos que decir Ni Una Menos ya no es
un pedido, sino una exigencia a toda la sociedad y, principalmente, al Estado en
todos sus niveles. Nos plantamos contra los femicidios, pero también contra todas
las prácticas machistas que reproducen la violencia. Gritamos a viva voz que nos
queremos vivas, íntegras, autónomas, soberanas.
También, creemos necesario tejer una trama de resistencia y solidaridad.
Demostramos que ya no somos rivales: si tocan a una, respondemos todas. Esta
es una fecha que sella un compromiso con la construcción de un movimiento
transversal y poderoso, hecho de redes políticas de afecto y solidaridad, porque es
la vida la que está en juego. ¿Cómo puede ser que estemos histórica y
sistemáticamente condenadas a la sumisión para garantizar la vida biológica, a la
obediencia para evitar el castigo, al refugio para evitar la muerte, a las cadenas
suaves para evitar las violencias?
¡Basta! Basta de inequidad. Basta de intentar disciplinarnos. Basta de convertir
nuestros cuerpos en cosas. Basta de ser consideradas propiedad privada. Basta de
criminalizarnos por decidir si tenemos hijos o no. Basta de callarnos.
Hoy, extrañamos insoportablemente a esa hija, amiga, compañera, docente,
mujer que ya no está. Hoy, somos la voz de Jesi. Una voz visceral que debió
romper el nudo de la garganta para llegar a todos los lugares necesarios y hacer
justicia. Pero su muerte no fue en vano porque muchas pudieron quitarse el velo y
lograr ver la realidad que las atravesaba. Las abrazamos y reafirmamos que la
libertad y la autonomía son parte fundamental de una vida sana y digna. Sobrevivir
no es vivir. Y es esta alegre rebeldía, este amor compañero, esta mirada que
abraza cuando nos unimos la que nos sostiene para decir incansablemente: NI UNA
MENOS. VIVAS NOS QUEREMOS.