Mataron a su hija y sus nietos hace 8 años y todavía espera justicia

Así se lo contó a Nuevo Día Mirta Esquivel, madre de María y abuela de Camila e Ismael, víctimas de la masacre que conmocionó a El Calafate hace casi 8 años. El “Caso Benítez” sin terminar de resolverse.

Mirta comenzó relatando que el día de la tragedia, ella y su hija Soledad encontraron los cuerpos (de María, Ismael y Camila) sin vida en la vivienda, no como dice el expediente, que fue la policía. 



"Yo soy policía y estaba de guardia en la subcomisaría. La noticia me llega como que se suicidó (Alejandro) Benítez con su arma reglamentaria. Entonces fuí a la casa de mi hija María a darle la noticia porque estaba embarazada de 7 meses y no quería que se enterara por otra persona. Cuando llegamos,  entramos por la puerta de atrás y nos encontramos con los cuerpos sin vida en sus camas de mis dos nietos y mi hija, asesinados con arma de fuego" detalló Mirta.



"Nos cambió la vida es muy doloroso y triste", se entristeció Mirta, agregando que "María había hecho una sola exposición por violencia doméstica porque cada vez que iba a denunciarlo, en la guardia,  los mismos compañeros de la Fuerza la hacían desistir, diciéndole que iban a hablar con él"



Respecto de la percepción que tenía la gente y los familiares de María  sobre Benítez, Mirta expresó que “era sonriente, muy bueno con todo el mundo, también era remisero, ayudaba a sus compañeros con dinero aunque él no tuviese mucho, una doble cara.”



María no quería que su madre se entere de la situación de violencia que vivía, “yo trabajaba con él” contó  Mirta, agregando que “él le decía a ella que no dijera nada porque lo podían echar de la policía y se iba a quedar sin trabajo. Después me enteré de muchas cosas, era un hombre muy violento…”



El día que Benítez asesinó a su familia entera (María embarazada de 7 meses de Luna y sus dos hijos Camila e Ismael) fue a buscar a su mujer al trabajo “se lo veía sonriente”, según dijeron las compañeras de trabajo de María. “Según lo que dice el informe -no sé si se hizo  autopsia-  pero no había consumido drogas ni alcohol” añadió Esquivel.



Según los familiares de las víctimas, hubo falencias desde un principio en la investigación, al cumplirse un año del crimen, apareció en las redes sociales el video de las pericias que se realizaron sobre los cuerpos de María y sus hijos. En el expediente sólo hay fotos, pero un periodista de Calafate tenía un video que se viralizó en facebook luego de que le robaran su computadora.



Mirta, en su pedido incansable de justicia, opinó que “el expediente está durmiendo en el Tribunal Oral de Río Gallegos, luego de que la jueza Florencia Viñuales fallara a favor nuestro en 2016 y ése fallo fuera apelado por la Policía Provincial.”



“Lo más grave de todo es que a Alejandro Benítez se le entregó el arma sin hacerle el exámen psicofísico, en  la tanda 2007 a nadie de la fuerza se le pidió el psicofísico para portar arma reglamentaria” subrayó



Finalmente, los familiares desmintieron la versión que trascendió de que hubo un tercero en el crimen,  ni casos de abuso. El juez decía cosas que no sabíamos en los medios, el jefe de policía no ayudó para nada... Un preso dijo que él sabía lo que iba a pasar. 

Fuimos a Casa de Gobierno a entregar unas notas, nunca me dejaron llegar a ella... Soy una ciudadana que busca justicia, soy mamá, abuela. Somos víctimas del Estado, parecería que no tienen familia los gobernantes

Esto es para que no vuelva a pasar, que en la Policía se hagan los test psicofísicos antes de ingresar. Yo pasé 17 años en la fuerza y la conozco bien.



El arma se entrega como seguridad y para proteger a las personas, no para matar, nadie tiene derecho a quitarle, a robarle así  la vida a otra persona, menos a los gorditos (sus nietos).



La madrugada del 2 de agosto de 2011 fue descubierto el cuerpo del cabo en el interior de su vehículo estacionado y en marcha en pleno centro de El Calafate. Benítez sostenía su arma en la mano.



En el momento en que sus colegas policías y su suegra, también miembro de la fuerza, concurren a la casa del barrio 90 Viviendas para avisarle a su familia hallaron a los niños acostados en su cama y ultimados de un disparo en la cabeza, al igual que a su esposa que cursaba un embarazo de seis meses.

Nunca la comunidad de El Calafate había sido testigo semejante desgracia provocada intencionalmente.  



La investigación del caso en la justicia Civil, iniciada por Mirta Esquivel (madre de María) arrojó como resultado el fallo de la Dra. Florencia Viñuales, responsabilizando a la institución policial.



"El Estado debe afrontar los daños que produce uno de sus dependientes mediante una cosa (arma) sin haberle practicado un examen psicológico, no surgiendo que se hubiera capacitado a Benítez para la portación del arma", afirma.



La Policía de Santa Cruz apeló el fallo de primera instancia que la condenaba a indemnizar a la familia por daños y perjuicios. 



La  Cámara de Apelaciones ratificó lo hecho por Viñuales y consideró que “la institución policial estaba en pleno conocimiento de que Benítez estaba inmerso en una conflictiva familiar” (violencia doméstica) y “que no ha acreditado haber realizado los exámenes psicofísicos, ni la capacitación para portar el arma”.



Tampoco  se le hizo “el seguimiento necesario a establecer si el miembro de la fuerza policial se encontraba en condiciones mentales mínimas e indispensables para utilizar un elemento de extremo riesgo como lo es un arma de fuego”. (El Diario Nuevo Día)


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